martes, 23 de octubre de 2012

Actividades del bloque IV de Historia de Mexico II

1.- Elaborar un mapa mental del bloque.

2.- ELABORE un mapa conceptual de la Revolución mexicana.
3.- HAGA un cuadro que contenga las características de la Revolución Mexicana.
4.- En un mapa de la República Mexicana, con división política, sin nombres, PINTA del color que se te pide y ANOTA el nombre del estado (s).
• De color amarillo el estado donde Francisco I. Madero fue aprehendido antes de las elecciones de 1910.
• De color rojo el estado donde se originó el movimiento zapatista.
• De color morado el estado donde se sucedió la “Decena Trágica”.
• De color café dos estados controlados por Francisco Villa.
• De color verde el estado en donde se llevó a cabo la Convención de revolucionarios.
• De color naranja el estado de la República al que trasladó los poderes Venustiano Carranza
5.- INVESTIGA las biografías de los siguientes personajes: FRANCISCO I. MADERO, AQUILES SERDAN, PASCUAL OROZCO, FRANCISCO VILLA, EMILIANO ZAPATA, FRANCISCO LEON DE LA BARRA, JOSE MARIA PINO SUAREZ, VICTORIANO HUERTA, VENUSTIANO CARRANZA, ALVARO OBREGON, PLUTARCO ELIAS CALLES,
6.- LEE el artículo 3° de la Constitución de 1917 y define los siguientes conceptos que aluden a la educación:
a) ¿Qué es gratuidad?
b) ¿Qué es laicidad?
c) ¿Qué entiendes por obligatoriedad?

IV ANALIZAS LAS DIFERENTES ETAPAS DE LA REVOLUCIÓN MEXICANA Y LAS PUGNAS ENTRE LAS DIFERENTES FACCIONES.

1.- Antecedentes de la Revolución Mexicana.
La Revolución mexicana fue una lucha sin precedentes en la que los mexicanos pugnaron por establecer condiciones de igualdad ante un régimen –el porfirista– que los había mantenido dominados y marginados, y que había abierto la brecha social entre clases altas y bajas de una manera incisiva. La Revolución en nuestro país se inició el 20 de noviembre de 1910, y como muchos procesos, tuvo diversas coyunturas, entre ellas, que Porfirio Díaz permitiera la creación de partidos políticos. La actuación de Francisco I. Madero fue también determinante para el inicio de esta lucha revolucionaria, así como el hartazgo de las clases sociales desfavorecidas, entre otros acontecimientos que podrás analizar en este tema.

Elecciones presidenciales de 1910
Estas elecciones van a ser muy recordadas debido a que se trató de un momento que fue aprovechado para derrocar al Porfiriato y hacer estallar la Revolución mexicana. Las elecciones presidenciales se realizaron en dos jornadas, el 26 de junio de 1910 y el 1 de julio de ese mismo año.
Después de la entrevista que Creelman le realizó a Díaz y de la efervescencia social y política que esta había creado en la sociedad, los mexicanos por fin vieron una luz al final del túnel. Evidentemente, esta luz significó la esperanza de tener después de más de 25 años unas elecciones limpias y abiertas que tomaran en cuenta al pueblo, que era el que finalmente esperaba beneficiarse. Por otro lado, la argumentación social y democrática que abiertamente se discutía en los círculos más críticos de la época apuntaba a la necesidad de terminar con un régimen autoritario como el de Díaz.
Dos partidos políticos contendían por el poder, ambos de tendencia revolucionaria: el Partido Nacional Antirreeleccionista y el Partido Democrático, además de los partidos que apoyaban a Díaz: el Partido Nacional Porfirista y el Partido Científico, los cuales crearon una especie de bloque ante el cambio electoral y social que estaba por vivir el país. Existía, además, el Partido Reyista, que también deseaba colocarse en la elección que pretendía ser democrática, y que por primera vez verían los mexicanos.
El Partido Democrático lanzó una protesta para que el político Ramón Corral (1854-1912) no se convirtiera en el vicepresidente de la República y apoyara a Díaz en conservar el poder; este partido se disolvió en 1909. El Partido Científico, por su parte, promovió como candidatos a presidente y vicepresidente a Díaz y a Ramón Corral, respectivamente, dentro de esta nueva propuesta partidista. El Partido Reyista cambió la fórmula solamente por la postulación del militar Bernardo Reyes a vicepresidente, pero dejaba a Díaz en la presidencia. Este partido no tenía un claro proyecto ni orientación alguna, más que la de apoyar a Díaz, quien bajo la influencia que aún tenía como dictador, comisionó a Bernardo Reyes para que viajara a Europa a resolver un asunto militar, y que así perdiera la posibilidad de competir en el juego político. De esta forma, Díaz quedó una vez más a la cabeza de la oportunidad electoral. Finalmente, el Partido Reyista se disolvió y se reformó con sus anteriores militantes en lo que fue el Partido Nacionalista Democrático, el cual participó con el Antirreeleccionista en la llamada Convención Nacional Independiente que se realizó en la Ciudad de México en 1910. Cabe destacar que esta convención fue clave, pues se convirtió en el foro para presentar a Francisco I. Madero como candidato a la presidencia de la República, como veremos en el siguiente subtema.

2.- Etapas del movimiento armado:
A) Maderismo.- Por sus ideales políticos, uno de los personajes más importantes al final del periodo de Díaz fue sin lugar a dudas Francisco I. Madero –de extracción social acomodada, pues era uno de los mayores hacendados del norte del país–, quien se convirtió en el líder de la Revolución mexicana, a pesar de las condiciones en las que desesperadamente el Porfiriato trataba de mantenerse. Gracias a un periodismo crítico, un hartazgo social y un fuerte impulso de cambio de los mexicanos, la lucha armada dio inicio a una nueva etapa del México moderno, como veremos más adelante.

Campaña presidencial de Madero
Como analizamos en el tema anterior, la expectativa de la posibilidad de un nuevo gobierno era grande entre los mexicanos de inicios del siglo xx. En la creación de partidos políticos y en los trabajos electorales Madero tuvo una participación contundente, que por sus consecuencias definió el rumbo del país.
De esta manera, en 1909 comenzó a funcionar el Partido Nacional Antirreeleccionista en cuyo interior encontramos a personas de avanzada intelectual como el político y profesor Emilio Vázquez Gómez (1858-1926), los abogados y políticos Toribio Esquivel Obregón (1864-1946), José Vasconcelos (1882-1959), Luis Cabrera Lobato (1876-1954) y el mismo Francisco I. Madero.
Para entonces, Madero ya era famoso por su libro La sucesión presidencial en 1910, en el que analizaba la deplorable situación que estaba viviendo el país, sobre todo en materia política y con una marcada orientación revolucionaria.
Para comenzar la difusión de este partido y tratar de colocarlo en el gusto del joven, entusiasta y a la vez incrédulo electorado, Madero realizó una gira por todo el país promoviendo las nuevas ideas de su fórmula política –al mismo tiempo, la prensa del momento hizo también lo suyo–, esta difusión de ideas nuevas aumentó el número de integrantes de la Convención, pues Madero logró conmover a la opinión pública con sus elocuentes argumentaciones que hablaban sobre libertad y democracia. En estas mismas giras y en plena Convención, se propuso como vicepresidente a Francisco Vázquez Gómez (1860-1933), anterior médico de cabecera de Díaz y quien ya se había distanciado de él políticamente y “medicamente” desde tiempo atrás. Los convencionistas lanzaron el lema que sirvió como bandera de combate ideológico y político “No reelección”, tanto de los presidentes elegidos como de los gobernadores de los estados, además del componente “Sufragio efectivo”, para así garantizar la limpieza, legalidad y hasta cierto punto transparencia de las elecciones.
Comenzaron las elecciones, por un lado con el Partido Antireeleccionista y su propuesta Madero-Vázquez Gómez, y por el otro, el Partido Reeleccionista y el Partido Nacional apoyando la presidencia de Díaz con diferentes candidatos a la vicepresidencia. Por otro lado, Ramón Corral competía por los miembros del Partido Científico, mientras que el político y gobernador de Veracruz Teodoro Dehesa (1848-1936) lo hacía apoyado por otro partido: el Partido Nacional Unionista.
En su última gira, y pocos días antes de las elecciones, Madero fue aprehendido en Monterrey, Nuevo León, bajo los cargos de sedición y ofensas a las autoridades (en sus discursos era recalcitrante con las acciones de Díaz). El día de las elecciones Madero estuvo encarcelado en San Luis Potosí.
El rechazo nacional hacia la candidatura de Corral y los ánimos caldeados por la aprehensión de Madero y su posterior encarcelamiento, dictado desde los círculos conservadores y retrógradas de Díaz, crearon un ambiente de tensión el mismo 1 de julio, día de la elección presidencial. Finalizadas las elecciones (o la farsa alevosa), ganaron Díaz y Corral con su fórmula, quienes mantuvieron su cargo hasta 30 de noviembre de 1916.
Los inconformes antirreeleccionista intentaron impugnar los resultados de las elecciones sin obtener frutos, aunque contaban con los documentos que probaban el fraude. A pesar de todo, Madero, desde su confinamiento, siguió peleando con sus lemas “No reelección” y “Sufragio efectivo,” para que el régimen de Díaz cayera de una buena vez. El Partido Antirreeleccionista continuó apoyando a Madero, y gracias a su inquisitiva y crítica maquinaria ideológica se convirtió en una verdadera molestia e incluso amenaza de perpetuidad para Díaz.

Plan de San Luis
La madrugada del 5 de octubre de 1910 Madero huyó de San Luis Potosí para ir a establecerse en San Antonio, Texas. En ese mismo mes lanzó su famoso Plan de San Luis, un elemento fundamental de la ideología y revolución maderista. En este podemos distinguir claramente las distintas posturas e inclinaciones ideológicas de parte de la oligarquía norteña, en una increíble pero justa combinación con las demandas campesinas que exigían la devolución de las tierras de las cuales habían sido despojados de manera ilegal, tiempo atrás, durante el Porfiriato.
El 20 de noviembre de 1910, desde San Antonio, Madero llamó a tomar las armas para dar inicio a la Revolución mexicana y así pronunciarse contra el régimen de Díaz. Madero llegó a México el 19 de noviembre y un mes después ya varios grupos rebeldes estaban movilizándose por todo el país.
Si bien es cierto que los levantamientos armados a lo largo del territorio mexicano no tenían una guía o rumbo, lo cierto es que las fuerzas federales eran insuficientes o débiles para atacarlos, justamente porque estos estallidos aparecían de manera simultánea e imprevisible. En las grandes ciudades en las que se suscitó la rebeldía hubo una represión más marcada del ejército federal, pero en los pueblos les fue complicado combatir los focos rebeldes.
Comenzaron a destacar hombres fuertes de campo que tomaron con valentía las armas, como los caudillos revolucionarios Pascual Orozco (1882-1915), Emiliano Zapata (1879-1919), José Doroteo Arango Arámbula, mejor conocido como Francisco Villa (1878-1923), Marcelo Caraveo (1884-1947), y Luis Moya (1860-1911), quienes comenzaron a cosechar triunfos importantes.
El 10 de mayo de 1911 los grupos revolucionarios del norte se impusieron a las débiles fuerzas federales porfiristas y tomaron Ciudad Juárez, Chihuahua, donde redactaron los tratados de Ciudad Juárez, los cuales trascendieron porque Porfirio Díaz y Corral renunciaban a la presidencia y a la vicepresidencia, quedando en su lugar Francisco León de la Barra (1863-1939), quien gobernó de mayo a noviembre de 1911. Fue este presidente quien convocó a elecciones, en donde Francisco I. Madero y José Ma. Pino Suárez (1869-1913) ganaron la presidencia y la vicepresidencia, respectivamente.
Después de mucho quejarse de que los revolucionarios desoyeron sus buenas intenciones y afanes “renovadores”, y ante la presión de la sociedad de la época, Díaz se embarcó rumbo a Francia el 31 de mayo, llorando, pero no sin antes afirmar: “Madero ha soltado a un tigre, veremos si puede controlarlo”, para advertir que las intenciones de los rebeldes eran mantener al país hundido en los horrores de la guerra civil.
De esta manera, Díaz se fue al exilio, pero no desapareció el régimen porfirista que permeaba aún a las instituciones políticas (ejército, Cámaras de Diputados y Senadores, etc.) de aquella época.

Periodo de gobierno, movimientos de oposición: Plan de Ayala, rebeliones orozquista y felicista.
Madero llegó a la presidencia no solo para lidiar con las rebeliones que estallaban, sino a tratar de dirigir a un país que no tenía un rumbo fijo, y que continuaba viviendo una anarquía y desorden totales.
Los cabecillas revolucionarios como Zapata y Orozco consideraban que Madero no atendería las demandas de justicia social y reparto igualitario de la riqueza que la mayoría de los mexicanos exigían. Por esto, Zapata lanzó el Plan de Ayala el 25 de noviembre de 1911, en el que desconocía a Madero como presidente y lo acusaba férreamente de haber traicionado a las masas campesinas y servir a los intereses del gran capital. El lema de este plan era “Reforma, libertad, justicia y ley”, y proclamaba el regreso de las tierras, montes y aguas a manos campesinas.
Recordemos que en el Plan de San Luis había una parte muy importante que hablaba del reconocimiento sobre la revisión de los juicios que sobre la tenencia de la tierra se llevaron a cabo durante el Porfiriato. En el Plan de Ayala los zapatistas hicieron un llamado a las armas para devolver las tierras perdidas durante las reformas, principalmente durante el gobierno de Tejada, el cual se caracterizó por quitarle las tierras comunales a los indígenas. Este plan también decía que esos antiguos dueños a los cuales se les había despojado de sus tierras y cuyas documentaciones oficiales no habían sido reconocidas durante la Ley Lerdo, debían presentar los títulos que los declaraban dueños originales (títulos otorgados desde el virreinato) de las tierras en disputa.
En 1911, Bernardo Reyes, el ex General de clara tendencia porfirista, también se levantó en contra del presidente Madero, pero se le apresó en Santiago Tlatelolco en diciembre de 1911.
Por otro lado, Pascual Orozco, revolucionario del norte del país, se unió al Plan de Ayala en febrero de 1912, y propuso el Pacto de la Empacadora el 9 de marzo de ese mismo año. Resentido porque al inicio Madero lo ignoró, emprendió una revuelta social, acusando al presidente de falsear y violar el Plan de San Luis, así como de traicionar a la patria. Madero entonces envió a Victoriano Huerta (1850-1916) al mando de las tropas federales para enfrentar a Orozco, que terminó siendo derrotado. Posteriormente Orozco se unió a Huerta, acto que indignó profundamente a Zapata quien reformó de inmediato el Plan de Ayala y calificó a Orozco como “Traidor de la Revolución”.
Por otro lado, se desarrollaba el movimiento de los felicistas –llamado así porque su figura más importante era el militar Félix Díaz (1868-1945), nada más ni nada menos que el sobrino de Porfirio Díaz– que también desconocía a Madero. Los logros en batalla de Félix Díaz eran extraordinarios, al grado de que por casi una década sus bases militares se extendieron a lo largo de Oaxaca y Veracruz. Las fuerzas felicistas combatieron duramente a los maderistas, llevándolos a su derrocamiento en 1913; pero la celebración fue por poco tiempo ya que les arrebatará el triunfo Victoriano Huerta, como veremos en el siguiente subtema.
Madero trató de enfrentar los levantamientos y numerosas revueltas que estallaban en su contra y pronto comenzó a rumorarse que se estaba preparando un golpe final para desaparecerlo definitivamente, lo cual fue cierto al suscitarse la Decena trágica.

La Decena Trágica.- Fue el movimiento, o por qué no decirlo, la revuelta para derrocar al presidente Francisco I. Madero y a su vicepresidente José Ma. Pino Suárez y luego asesinarlos, provocado por Félix Díaz, Victoriano Huerta y Bernardo Reyes, auxiliados por el embajador estadounidense Henry Lane Wilson, quien los apoyó con armas y les ofreció que al finalizar la revuelta, los estadounidenses reconocerían al nuevo gobierno que surgiera, a cambio de mantener a México en paz y libre de rebeliones. A esta revuelta se le denominó “decena” porque su duración fue de diez días, del 9 al 18 de febrero de 1913. Fueron diez días de terror urbano, de inconformidad y tiroteo entre felicistas, orozquistas y gente de Madero. La brutalidad y el olor de la muerte dominaron a una Ciudad de México que se vio convertida en un campo de batalla, en cuyas calles se veían personas calcinadas, ahorcadas y fusiladas.
La Decena fue trágica no solo porque corrió la sangre de los combatientes, sino porque culminó con la captura de Madero y Pino Suárez en el Palacio Nacional, y su asesinato por los agentes que los custodiaban (comandados por Victoriano Huerta) camino a la penitenciaría de México, el llamado Palacio de Lecumberri. Llama la atención que a pesar de que se trató de un crimen artero y cobarde, la gente de alguna forma salió a celebrar porque retornaba la paz al país. Ignoraban por completo que muchos de los diarios de aquella época tergiversaron el hecho para narrar que Madero y Pino Suárez habían intentado escapar ayudados por amigos y de ahí el enfrentamiento con los custodios y las muertes del presidente y del vicepresidente. Los mexicanos de aquel entonces tampoco sabían que no habría paz, y que solo era el inicio de una gran revolución social, la lucha armada más larga y sangrienta de América Latina.

B) Huertismo
Mediante el Pacto de la Embajada o de la Ciudadela, Victoriano Huerta asumió la presidencia provisional el 22 de febrero de 1913. Este personaje tuvo una importancia fundamental debido a la forma en la que arribó al poder –mediante un golpe militar– y porque también adoptó una postura dictatorial como forma de gobierno, para lo cual se valió casi de las mismas medidas represivas de Porfirio Díaz: corrupción, amenazas, desapariciones, asesinatos, y una vez que había eliminado a los enemigos que tanto le estorbaban, asumió finalmente el control de las instituciones de gobernación, hacienda y, por supuesto, del aparato militar.

Gobierno de Victoriano Huerta.- Uno de los ejemplos de la crueldad y el despotismo que sembró Huerta durante su periodo presidencial fue el artero asesinato del médico y político Belisario Domínguez (1863-1913), quien en aquel entonces era senador por Chiapas y criticaba fuertemente a Huerta. Lo acusaba de la detención, el sometimiento y la muerte de Madero y Pino Suárez, por lo que el presidente mandó a que lo martirizaran y asesinaran en octubre de 1913.
Desde un inicio, Huerta encontró al país completamente convulsionado socialmente, debido a la participación ya temprana de Venustiano Carranza (1859-1920) y su llamada Revolución Constitucionalista –conformada también por personajes como Francisco Villa, Álvaro Obregón (1880-1928), entre otros–, la cual pretendía restablecer el elemento constitucional que Huerta con su golpe habría quebrado y violado.
Por otro lado, los Estados Unidos voltearon la espalda a Huerta debido a que lo culpaban por la crisis social y política que atravesaba el país y por las arbitrariedades que estaba cometiendo en su tirano gobierno.

C) Convención de Aguascalientes
Carranza y Villa habían tenido dificultades desde que se conocieron. Esta discordia obedecía a diferentes perspectivas, intereses, orígenes sociales, personalidades y, aun, el trato hacia sus ejércitos: Villa ejercía un gran control sobre el suyo. En cambio, Carranza permitía grandes desórdenes para ganarse la adhesión de sus soldados. Entre ellos se daba una fuerte lucha por el poder, sin embargo se argumenta que cuando Villa luchó con su gente por la causa de Madero, permaneció fiel a su gobierno. Villa había insistido en que no deseaba gobernar el país. Un motivo más de conflicto entre ellos se suscitó debido a la toma de Zacatecas por la División del Norte, batalla que significó el triunfo del Ejército Constitucionalista sobre Huerta.
En julio de 1914, se reunieron delegaciones de la División del Norte y de la División del Noreste para resolver algunas dificultades entre los jefes de la División del Norte y el Primer Jefe del Ejército Constitucionalista. Este encuentro, llamado Pacto de Torreón, logró algunos acuerdos entre los representantes de esas dos delegaciones. Éstos fueron comunicados al Primer Jefe coahuilense. Se solicitaba la realización de una convención para establecer un programa de gobierno que llevaría a cabo quien fuera presidente electo, y también solicitaban modificaciones al Plan de Guadalupe (que otorgaba a Carranza el cargo de presidente interino al triunfo del constitucionalismo) para que se le excluyera como posible candidato a la presidencia.
Al llegar Carranza a la Ciudad de México, planeó una convención formada por los generales constitucionalistas para el primero de octubre en esta misma ciudad, pero ésta no era la convención solicitada por el Pacto de Torreón, pues se llevaría a cabo solamente con gente de su confianza. Ante esta situación, Villa lanzó en septiembre un manifiesto al pueblo de México. En él expresaba lo siguiente: el gobierno democrático que Carranza estableciera debería incluir reformas “económico-sociales”. Además, explicaba que éste no estaba apegándose a la letra del Plan de Guadalupe.
A su vez, luego de la toma de la Ciudad de México por los obregonistas y carrancistas, los zapatistas lanzaron un manifiesto al pueblo de México en el que, entre otras cosas, señalaban:
“[el pueblo] teme, con razón que los libertadores de hoy vayan a ser iguales a los caudillos de ayer… Por eso, la revolución agraria, desconfiando de los caudillos que a sí mismos se disciernen el triunfo, ha adoptado como precaución y como garantía el principio justísimo de que sean todos los jefes revolucionarios del país los que elijan al Primer Magistrado, al presidente interino que debe convocar a elecciones, porque bien sabe que del interinato depende el porvenir de la revolución…”
Por la experiencia vivida con Madero, Zapata y su gente no aceptaban el planteamiento del Plan de Guadalupe que confería a Carranza el cargo de presidente interino, pues desconfiaban de él, ya que en este Plan nada estaba expresado sobre la resolución del problema de las tierras. Madero –a pesar de sus promesas– había dejado intacta la estructura de poder en Morelos, lo que no modificaba en nada su situación.
Había una diferencia de óptica entre Carranza y otros jefes militares. Quienes habían participado directamente en las batallas, querían hacer valer esos triunfos en las instancias de poder surgidas de esos acontecimientos. Carranza, en cambio, quería apoyarse en una legalidad formal que, cuando no le podía ser del todo favorable, tampoco la seguía completamente. En el Plan de Guadalupe había un señalamiento que le hacía entrar en contradicción: se estipulaba que él se convertiría en presidente interino para convocar a elecciones, pero Carranza en realidad quería ser candidato a presidente y no presidente interino.
Carranza, instalado ya en la Ciudad de México, necesitaba obtener la legitimidad de los ejércitos acogidos a su bandera constitucionalista. Estaban allí muchos de los generales unidos con la finalidad de luchar contra Huerta; sin embargo, las fuerzas villistas (las que habían determinado ese triunfo con la toma de Chihuahua, Ciudad Juárez y Zacatecas, como también lo hicieran con Madero con la toma de Ciudad Juárez), no estaban de su lado. Tampoco lo estaban los zapatistas.
Obregón intervino, entonces, con el propósito de lograr legitimar la convención con la presencia de villistas y zapatistas. Consiguió que Villa aceptara acudir a ésta si se realizaba fuera de la Ciudad de México. Villa propuso Aguascalientes, lugar cercano a su base en Torreón. Zapata no confiaba en el fruto de la convención. Por consiguiente, sólo envió una delegación zapatista como observadora. Obregón, además, propuso eliminar a los civiles, entre quienes Carranza tenía mayores adeptos. Carranza, luego de haber comenzado su convención en la Ciudad de México, se vio obligado a aceptar que los generales constitucionalistas se trasladaran a Aguascalientes, pero él no acudió. Se mantuvo en comunicación por medio de telegramas.
En esa convención, se expresaron las diferencias entre Villa y Carranza, que se profundizaron aún más. Por un lado, Carranza sólo quería darle un carácter deliberativo a la reunión que había convocado en México, los revolucionarios reunidos en Aguascalientes le dieron un carácter resolutivo. Por otro lado denominándola Soberana Convención de Aguascalientes.

La Soberana Convención de Aguascalientes.- Tal como Villa había solicitado, en la Soberana Convención de Aguascalientes se trató la designación de un presidente provisional, quien fue propuesto por Obregón y se eligió el 30 de octubre de 1914. Se trataba de un coahuilense honesto y consecuente con sus ideas, Eulalio Gutiérrez Ortiz, hombre del pueblo que había servido con lealtad a la causa popular.
En los debates de la Soberana Convención de Aguascalientes, se expresaban intereses encontrados dada la diversidad de los generales allí reunidos, pero se logró amplio consenso en torno al problema agrario. Se llegó al acuerdo sobre “la destrucción del latifundio para crear la pequeña propiedad” y “devolver a los pueblos, los ejidos y aguas de que han sido despojados.”
Cuando ellos llegaron, comenzaron a utilizarse términos como “principios revolucionarios”, “reformas económicas”, “programas de gobierno”. Los zapatistas llevaron su Plan de Ayala, lo sometieron a la convención y se aprobaron “en principio” los artículos 4, 6, 7, 8 y 9, es decir, las principales demandas de los campesinos pobres.
Formalmente, la Soberana Convención depuso al Primer Jefe Carranza de su cargo y nombró a Villa comandante de los ejércitos convencionalistas. La transformación de los grupos revolucionarios en convención nacional que recibió las demandas más sentidas provocó el rechazo de Carranza y la separación de Obregón y sus generales de la convención.
El desarrollo de la convención tuvo lugar desde octubre de 1914 hasta mayo de 1916. Se inició en México, convocada por Carranza el primero de octubre de 1914, se trasladó a Aguascalientes el 5 de octubre y luego ya como Soberana Convención se llevó a México otra vez el 1° de enero. Ante la decisión de los constitucionalistas de abandonar la convención, ésta mostraría el desgaste progresivo que sufrieron las dos primordiales fuerzas que la compusieron, los zapatistas y villistas, ante el embate de los constitucionalistas. La convención resintió las derrotas de la División del Norte ante las fuerzas comandadas por Obregón en los meses de junio y julio que tuvieron lugar en el Bajío, luego de las cuales dejaron de asistir sus representantes.
Cuando el contingente al mando de Pablo González ocupó la capital a nombre de las fuerzas constitucionalistas, la convención se trasladó a Toluca, donde sesionó casi exclusivamente con zapatistas. El 10 de octubre salió de Toluca y se instaló en Jojutla, hasta su desaparición en mayo de 1916.
Al cabo de un año de trabajos, la convención concluyó el Programa de Jojutla del 18 de abril de 1916, obra excepcional, pues constituye un verdadero programa de gobierno, un proyecto nacional que nos permite ver hacia qué tipo de sociedad se dirigían las transformaciones, primordialmente zapatistas. Trató cinco aspectos: la Cuestión Agraria, la Cuestión Obrera, Reformas Sociales, Reformas Administrativas y Reformas Políticas. En estos aspectos se expresa dar preferencia a los campesinos, óptica distinta de las reformas de Madero y Carranza, que velaban por los intereses de los hacendados y no querían comprometer al Estado en la responsabilidad de la repartición de las tierras.
Tal como expresaba el Programa del PLM, se estableció: a) otorgar a cada mexicano que lo solicitara una extensión de terreno suficiente para cubrir sus necesidades y las de su familia, b) restituir y dotar a los campesinos de tierras y aguas, la existencia de bancos agrícolas que proveyeran de fondos a los agricultores en pequeño e invirtieran en obras de mejoramiento agrícola, así como fomentar el establecimiento de escuelas de agricultura y experimentación de mejores métodos de cultivo, c) que el Estado tuviera la facultad de expropiar terrenos necesarios para obras destinadas al servicio de la agricultura, la industria petrolera y la minería, d) respecto al sector obrero, reconocieron la existencia legal de los sindicatos, el derecho de huelga, además de aspectos sobre educación, reglamentación de la jornada laboral y accidentes de trabajo, así como pensiones de retiro. Otros aspectos considerados en el Programa se referían a las esferas: política (independencia del municipio), social (por ejemplo, protección de las madres solteras) y administrativa (reglamentación de los impuestos).

D) Constitucionalista.
Una vez que las fuerzas comandadas por Carranza abandonaron la Ciudad de México, luego de que el Primer Jefe fuera desconocido por la Soberana Convención de Aguascalientes, entraron en ella el presidente provisional Eulalio Gutiérrez, los zapatistas y los villistas. Pero Villa y su gente no respondían a la autoridad del presidente Gutiérrez. Después, Villa y Zapata se encontraron en Xochimilco, en donde firmaron el pacto del mismo nombre, por el cual decidieron aliarse para terminar con Carranza; sin embargo, ninguno de los dos pudo avanzar mucho en ese sentido. Villa había ofrecido enviar armas a los zapatistas, aun cuando ya no contaba con el apoyo norteamericano. Zapata y su gente habían ofrecido replegar a los carrancistas, pero el suyo no era un ejército que se moviera como el de Villa en los trenes; eran campesinos que estaban acostumbrados a pelear y cultivar al mismo tiempo, luchando dentro de su territorio.
Mientras Villa iba con su gente al norte a buscar recursos, Carranza y Obregón decidieron eliminar a quienes desde la Convención de Aguascalientes quedaron para ellos claramente señalados como enemigos. Mientras seguía la convención en Aguascalientes, Carranza y sus tropas salieron de México hacia Veracruz, lugar donde se encontraban las fuentes que permitirían seguir financiando la revuelta: las aduanas y la entrada de armamento. Obregón, en tanto, se dedicó a preparar un ejército disciplinado y eficiente. La intención era eliminar primero a la División del Norte y posteriormente continuar con el zapatismo. El plan consistió en promulgar una ley agraria que, sin responder a las exigencias de los zapatistas contenidas en el Plan de Ayala, lograra dividir a los campesinos y ganar adeptos. Ésta fue la llamada Primera ley agraria del constitucionalismo 6 de enero de 1915 y se refiere al aspecto agrario, la explotación petrolera y a algunos problemas obreros.
Para formar el ejército requerido, Obregón se entrevistó con los obreros congregados en la Casa del Obrero Mundial y convenció a muchos de sus miembros de que la constitucionalista era la “revolución social” buscada por ellos. Les presentó a Villa como reaccionario. Según Hart, a algunos dirigentes, carentes de un contacto directo con los villistas y zapatistas, la actitud del jefe de la División del Norte al sentarse en la silla presidencial cuando entró a México les había parecido un acto personalista. Otros obreros, de origen urbano, veían a los zapatistas con cierto desprecio desde su estatus de citadinos; otros más no estuvieron de acuerdo. De esta forma, Obregón formó los denominados Batallones Rojos con algunos de sus integrantes, a cambio de ciertos ofrecimientos. La situación en esos meses había llegado a un punto de confusión tal, que obreros de la Ciudad de México se convirtieron en contendientes abatiendo a los ejércitos populares de la División del Norte. Las batallas habían dejado de tener un enemigo común: ahora se trataba de facciones peleando entre sí, constituidas por mucha gente que en ocasiones ya no comprendía a dónde llevaría esta etapa de las luchas.
Las batallas contra los villistas tuvieron lugar desde enero hasta julio de 1915, en el Bajío. Fueron particularmente sangrientas, concluyendo con la derrota de las fuerzas de Villa, gracias al armamento que los norteamericanos le negaron y en cambio sí vendieron a Obregón. Cuando ya no había fuerzas porfiristas que enfrentar, tropas constitucionalistas bajo las órdenes de Pablo González se dedicaron a combatir a los zapatistas en una guerra de exterminio, quemando pueblos, arrasando haciendas, refinerías y canales hidráulicos.
A partir del 11 de julio, fecha en que la Ciudad de México fue ocupada otra vez por las fuerzas constitucionalistas (la primera fue cuando Huerta había huido), éstas fueron internándose hacia el norte para apoderarse de territorios anteriormente villistas. El 23 de diciembre de 1915, Villa perdió la plaza de Ciudad Juárez. Para ese entonces, los zapatistas que habían sobrevivido a las masacres de González, se habían desplazado a las montañas y estaban reorganizándose.
El 9 de marzo de 1916, Carranza fue reconocido como gobernante de hecho por los Estados Unidos y otros países americanos. Para principios de julio, los zapatistas comenzaron de nuevo a atacar a las fuerzas de Pablo González, lo cual continuarían haciendo hasta lograr su evacuación de Morelos en diciembre de 1917. Mientras tanto, en julio y agosto de 1916, en la Ciudad de México tenía lugar una huelga general obrera como consecuencia directa de una crisis monetaria, cuyo punto esencial, según Barry Carr (1976, citado por Colmenares, 1980:238), fue “la proliferación de papel moneda emitido por los constitucionalistas”. Ante tal situación, Carranza respondió con un decreto, el cual establecía la pena de muerte para los obreros participantes en huelgas que afectaran el servicio público, por tanto, los organizadores fueron arrestados y llevados ante un tribunal militar. Finalmente, Obregón intercedió para conmutar esa pena por la de 20 años de prisión al líder de los electricistas. Para fines de 1916, Villa tomó de nuevo la ciudad de Torreón. En esas condiciones, Carranza resolvió convocar a un Congreso Constituyente y dirimir allí las diferencias entre las facciones del constitucionalismo.

3.- Origen y fundamento de la Constitución Política de los Estados Unidos mexicanos.
La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos de 1917 comenzó a gestarse cuando la facción carrancista retomó el poder del país y se convocó a elegir un Congreso Constituyente en la ciudad de Querétaro (casi todos los diputados del país asistieron salvo los no invitados e incómodos rivales ideológicos de Carranza), para redactar una nueva Constitución, la federal, que mucho se parecía a la de 1857 de Juárez. Pocos artículos se corrigieron, aumentándolos o derogándolos. La innovación fue que nacieron artículos revolucionarios. Dicho texto fue redactado por los “diputables”: José Natividad Macías (1857-1948), Félix F. Palavicini (1881-1952), Luis Manuel Rojas (1871-1949), Alfonso Cravioto (1883-1955) y Juan N. Frías (1884-1918), y a lo largo del debate el escrito se fue nutriendo hasta obtener el documento final, promulgado el 5 de febrero de 1917, que es la Constitución que nos rige actualmente. Sus fundamentos se encuentran en Los sentimientos de la nación, de José María Morelos y Pavón, en la Constitución española de Cádiz (1812) y en la Constitución de Apatzingán (1814).
En la también denominada Carta Magna se plasman las directrices legales del país; contiene normas y leyes que nos permiten regular nuestra vida nacional, es decir, son una serie de elementos fundamentales para regular los diferentes ámbitos y funciones del Estado mexicano y los derechos y deberes de los ciudadanos. En ella se señala que la nación mexicana es única e indivisible, y se asienta que la soberanía nacional reside en el pueblo.
En este documento se plasman las garantías individuales y los derechos sociales de los mexicanos; además se delimitan las funciones de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial y su relación con los ciudadanos. Establece además, que nuestro país es una república representativa, democrática y federal. Esta ley suprema es llamada así porque su jerarquía la coloca encima de cualquier otra norma jurídica.
Desde su creación, la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos ha sufrido adendas y modificaciones de acuerdo a las exigencias de los tiempos. Este documento es de suma importancia, pues constituye el eje rector y legal de nuestro país y de los mexicanos, producto de largas luchas a lo largo de la historia, como hemos venido exponiendo.
Principales artículos de la constitución de 1917.- Todos estos artículos de la Constitución de 1917 tienen una fundamentación completamente social además de incluyente, sin dejar de mencionar el aspecto “desfanatizante”, marcado naturalmente por esa nueva separación Iglesia-Estado.

Artículo 1º. Estableció el otorgamiento de “garantías” o derechos individuales a toda clase de personas.
Artículo 2: Prohibió la esclavitud.
Artículo 3. Estableció la educación laica para escuelas oficiales y particulares.
Artículo 4. Consagró la libertad de trabajo.
Artículo 5. Prohibió los votos religiosos y el establecimiento de órdenes religiosas.
Artículo 7. Prescribió la libertad de imprenta.
Artículo 24. Estableció la libertad de creencias, pero prohibió todo acto de culto externo fuera de los templos o de las casas particulares.
Artículo 27. Estableció el antiguo principio español del dominio de la nación sobre subsuelo. Consagró el reparto de la tierra; y perpetuó la nacionalización de los bienes eclesiásticos y prohibió la existencia de colegios eclesiásticos, conventos, obispados y demás.
Artículo 39. Consagró el principio de la soberanía nacional.
Artículo 40. Señaló que el régimen del gobierno era el de una república representativa, democrática y federal.
Artículo 49. Dividió el ejercicio del Supremo Poder de la Federación en tres poderes: legislativo, ejecutivo y judicial.
Artículo 50. Indicó que el Poder Legislativo se formaría por un Congreso con dos Cámaras, una cámara alta y otra baja, es decir, una de senadores y otra de diputados.
Artículo 80. Consagró como depositario del Poder Ejecutivo al Presidente de los Estados Unidos Mexicanos.
Artículo 94. Puso las bases del poder Judicial de la Federación.
Artículo 107. Consagró el “Juicio de Amparo”.
Artículo 115. Puso las bases del municipio libre.
Artículo 123. Es la base del derecho social mexicano; estableció un régimen de protección a la clase trabajadora.

La cultura y sociedad durante la Revolución Mexicana y el periodo pos revolucionario.

La Revolución mexicana fue una etapa crucial que marcó la vida del México independiente. Los ideales libertarios y de igualdad que fueron la bandera de la lucha estaban en la mentalidad de los mexicanos. La repartición de tierras, la eliminación de los latifundios, la justicia social, la participación ciudadana en las decisiones del país sin exclusión alguna, las condiciones laborales equitativas, el respeto a la soberanía y la libertad nacionales, todo ello se plasmó en las artes de la época.
Antes de la lucha revolucionaria, la mayoría de los creadores en diferentes disciplinas artísticas se habían centrado en seguir los cánones dictados por Europa; sin embargo esto cambió con el estallido de la Revolución, pues poco a poco los artistas fueron buscando modos de interpretar una realidad nunca antes vista en México.

Corridos.- En este rubro, el sentir popular sobre la Revolución se expresó en los llamados corridos, en los que se narraban las vivencias de los protagonistas de la lucha armada: historias de caudillos, soldados, sobrevivientes a las batallas, adelitas, triunfos y derrotas de los batallones, así como los que mencionan a personajes destacados de la Revolución. Estos corridos se cantaban en diferentes tonos, que iban desde el humorístico hasta el trágico. El valor artístico e histórico de estas piezas musicales radica en que son narraciones cantadas por los testigos presenciales de la época, y por esa razón, son de autores anónimos.

Papel de la mujer en la Revolución Mexicana .- Se habla mucho del papel de la mujer en la Revolución mexicana sin considerar que ha estado presente en casi todas las etapas importantes y de cambio que ha tenido el país; prueba de ello son los papeles de mujeres como la poetisa Sor Juana Inés de la Cruz (1651?-1695), la corregidora Josefa Ortiz de Domínguez (1768-1829), las insurgentes Gertudris Bocanegra (1765-1817) y Leona Vicario Fernández (1789-1842) y la dama de sociedad que influyó en la firma del acta de Independencia María Ignacia Rodríguez de Velasco y Osorio Barba, mejor conocida como “La Güera Rodríguez” (1778-1851), por mencionar algunas.

Sin embargo existe cierta visión excluyente que no permite que dentro de la complejidad de la historia de México las minorías populares y las mujeres tomen el lugar que les corresponde, aunque hayan desempeñado un papel preponderante en los diferentes movimientos de “reorientación” social –como la Revolución mexicana. Generalmente, el fenómeno de la participación de las mujeres en los procesos sociales siempre ha sido visto desde la mirada masculina y con un velo o prejuicio de exotismo y de rareza.

Dentro de la Revolución aparecieron figuras como los guerrilleros, el campesinado, los intelectuales y por supuesto muchísimas mujeres que iban acompañando y luchando con sus esposos, como las “soldaderas”, y otras que también llegaron a tener cargos militares, como las “coronelas”. En las clases económicas altas de México se encontraban las esposas de los ricos hacendados, de mercaderes de almacenes (dueños de tiendas), madres, hijas, esposas de banqueros y fabricantes y de personajes de la política como altos funcionarios del gobierno de Díaz, que influyeron de una u otra manera en la historia de nuestro país. También existió la participación de mujeres acaudaladas que llegaron a guardar armas para la lucha revolucionaria.

Hubo mujeres periodistas: Juana Belén Gutiérrez de Mendoza (1857-1942), que escribía en el periódico Vésper, Emilia Enríquez de Rivera (llamada “Obdulia”, revista Hogar), Julia Sánchez (como “Julia Mata” en El Látigo Justiciero), Dolores Jiménez y Muro (1848-1925) de El Diario del Hogar, y María Hernández Zarco, por mencionar algunas. Las hubo también conspiradoras como doña Carmen Serdán (1873-1948), hermana de Aquiles Serdán (1876-1910), además de su madre doña Carmen Alatriste y Francisca del Valle, esposa de Aquiles; Guadalupe, Rosa y María Narváez –recuperando armas para la Revolución durante la última etapa de Díaz en el poder. Existieron mujeres dentro de asociaciones femeninas y del movimiento sindical, que incluso llegaron a vender todas sus pertenencias en aras de alcanzar el “ideal revolucionario”. También hubo enfermeras cuya participación fue importantísima dada la gran cantidad de enfermos y heridos, sobre todo con el brote de gripe española.

Finalmente, ya durante el cardenismo, reconocieron ampliamente tanto a hombres como a mujeres que participaron en la Revolución mexicana con la “Condecoración del Mérito Revolucionario”. Existe un archivo histórico militar (archivo histórico militar de la Secretaría de la Defensa Nacional), donde se enlistan los nombres de todas las mujeres que participaron en la Revolución.

Pintura.- Entre los artistas plásticos se encuentran figuras como Gerardo Murillo (1875-1964) –mejor conocido como el Dr. Atl–, José Clemente Orozco (1883-1949) y Francisco Goitia (1882-1960), solo por mencionar algunos. La mayor parte de las pinturas y murales que conocemos cuyo tema es la Revolución, se realizaron una vez que ya había pasado el conflicto. Cada artista representó y entendió la lucha de la Revolución mexicana de manera diferente; algunos se sumaron a las causas de las grandes mayorías, otros en cambio, se reservaron y observaron desde el extranjero lo que sucedía.

Gerado Murillo. Se dice que fue el creador del muralismo, pionero en esa técnica que después transmitió a otros pintores en México, y que no ha sido reconocido como tal, solo como un “pintor de volcanes”. Gracias al apoyo de Díaz, Murillo completó sus estudios artísticos en Europa, pero al volver empezó a mirar con ojos críticos los acontecimientos que ocurrían, entonces adoptó el pseudónimo de “Dr. Atl”, proveniente de la lengua náhuatl y cuyo significado es “agua”. En 1914 se adhirió a la lucha contra Victoriano Huerta y en algunos de sus escritos señalaba que la Revolución mexicana era parecida al socialismo bíblico, y esto fue un argumento para tratar de promover el arte, la ciencia y la literatura revolucionaria en nuestro país. En un inicio, Murillo mostró una clara simpatía por Carranza, aunque después tuvieron algunas diferencias. Parte de su obra en murales fue destruida durante los periodos de Calles y Obregón, pues estos regímenes consideraban que sus pinturas eran “propaganda con alto contenido de simbologías marxistas”. Murillo también creó su legendario “Atlcolor”, el cual era una especie de óleo sólido de creación propia y, por tanto, único e inigualable. Su especialidad fue el paisajismo, particularmente los volcanes de México (Popocatépetl e Iztaccíhuatl), además del Paricutín, al que pintó en plena erupción volcánica. Como dato relevante es interesante mencionar que una faceta particular del Dr. Atl es que también llegó a escribir corridos y cuentos. Diego Rivera (1886-1957), José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros (1896-1974) serán los grandes alumnos del Dr. Atl, mismos que después se consagrarían como destacados muralistas y reconocidos a nivel internacional.

José Clemente Orozco. Este artista plasmó su visión del México postrevolucionario en murales diversos. Muchos de sus cuadros reflejan una crítica social muy clara. Participó también como caricaturista en las publicaciones El Hijo del Ahuizote y La Vanguardia en donde reflejaba con sátiras la crudeza de la Revolución.

Francisco Goitia. Fue uno de los pintores que vivió en carne propia la Revolución mexicana. Su obra refleja a los sectores populares y marginados en los que él mismo vivía. Sin armas y tan solo con sus utensilios de trabajo, se unió a los combatientes de Francisco Villa como pintor del General villista Felipe Ángeles (1869-1919). Fue testigo presencial de las batallas que enfrentaban las tropas del Centauro del Norte; el dramatismo, la muerte y desolación que vivía día con día en aquellas luchas se reflejan en sus pinturas de paisajes desiertos y ahorcados. A diferencia de otros artistas, después de la guerra revolucionaria prefirió la vida sencilla del campo y se rehusó a pertenecer a las altas élites intelectuales de su época.

Periodismo.- El periodismo durante el Porfiriato fue, por una parte, un medio de difusión oficial, el cual incluyó la modificación de formatos más modernos como el del periódico El Imparcial, con tirajes muy amplios y, por otra parte, un medio de oposición al régimen porfirista para denunciar las injusticias sociales y para promover las libertades de la ciudadanía. Este tipo de periodismo fue promovido en sectores de las clases medias y populares. Entre los periódicos más importantes destacan: El Socialista (1871), entre cuyos lectores se encontraban los integrantes del Gran Círculo de Obreros de México, El Hijo del Ahuizote (1885) dirigido por Daniel Cabrera, en cuyas páginas se utilizaba la caricatura política. Entre sus colaboradores –en sus últimos años– se identifica a militantes del Partido Liberal Mexicano (PLM), entre ellos a los hermanos Ricardo y Jesús Flores Magón, quienes en 1900 fundan el periódico Regeneración. Este último tuvo diferentes etapas, ya que en sus inicios fue publicado en la ciudad de México, pero dado su carácter crítico revolucionario fue reprimido por el gobierno de Díaz. Éste terminó por encarcelar a los hermanos Magón en diferentes etapas e, incluso, en los últimos años su publicación se realizó en Estados Unidos y llegaba a México a través de empleados del ferrocarril o comerciantes que apoyaban la lucha. Las ideas promovidas por los hermanos Magón estaban ligadas al comunalismo indígena (por ello su identificación con el zapatismo), al anarquismo europeo y al liberalismo mexicano del siglo XIX.

En estos momentos también va a resaltar la figura de José Guadalupe Posada (1852-1913), quien fue un grabador, ilustrador y caricaturista especializado en sátira política. Posada se convirtió en uno de los más férreos críticos de la dictadura de Porfirio Díaz y mediante sus dibujos supo plasmar el sentir del pueblo y su oposición ante un régimen que finalmente sucumbiría precisamente por sus contradicciones y su ansia constante de poder. Posada realizó ilustraciones para varios periódicos de la época: El Ahuizote, El Hijo del Ahuizote, y El Argos, entre otros; todas expresando una severa crítica y un profundo rechazo a la dictadura.

Por otro lado, se distinguió en esta etapa revolucionaria Agustín Casasola (1874-1938), pionero del fotoreportaje y quien captó con su lente la imagen de Zapata, así como algunos de los hechos ocurridos durante la Decena trágica, escenas de las cárceles y burdeles, y de la vida cotidiana de México. En 1912, junto con su hermano Miguel, Agustín Casasola abrió las puertas de su estudio fotográfico con el siguiente eslogan: “Tengo o hago la foto que usted necesite”.

Literatura.- Desde finales del siglo xix, se producen obras literarias relacionadas con las problemáticas sociales durante el régimen de Díaz, entre otras Tomóchic (1892), de Heriberto Frías y La bola, de Emilio Rabasa, consideradas dentro de la corriente del realismo mexicano, pues describen la situación cotidiana del pueblo mexicano.

En las primeras décadas del siglo xx, y desde diferentes perspectivas ideológicas, se desarrolla una literatura con contenido social que incluye las luchas de las clases populares en contra de los grupos en el poder, así como sobre las condiciones de vida de los grupos indígenas y campesinos, entre otros. Entre los representantes de esta corriente se encuentran José Mancisidor, Miguel Ángel Menéndez, Xavier Icaza y José Revueltas.

La novela.- Este género fue desarrollado por diferentes escritores, entre otros, algunos que vivieron durante la Revolución Mexicana o por quienes hicieron investigaciones sobre ella. Entre los más destacados se encuentran Martín Luis Guzmán, Gregorio López y Fuentes, Francisco Rojas González, Mauricio Magdaleno y Jorge Ferretis. Estos autores muestran las condiciones y dificultades vividas por los revolucionarios y sus familias.

Música.- La Revolución Mexicana transformó la percepción de la música acuñada durante el Porfiriato pues concebía como música “culta”, a la estudiada en los conservatorios y que provenía de Europa. A partir de la Revolución, diversos músicos formados en escuelas universitarias tanto en México como en otros países europeos, integraron temas y canciones populares, obteniendo gran aceptación en el público mexicano. Muestra de ello son las obras de Manuel M. Ponce, entre otras: La Valentina, La cucaracha y La Adelita; Carlos Chávez, por su parte, incluyó combinaciones de instrumentos indígenas y de la música popular, asimismo Silvestre Revueltas compuso obras para orquesta como Cuaunáhuac, El tecolote, Colorines, Vámonos con Pancho Villa, La noche de los mayas y Los de abajo. (Hinojosa, 1996: 105- 106).

El nacionalismo cultural.- El escritor Carlos Monsiváis señala que ante la pérdida de los referentes de la cultura europea promovidos por Díaz, acrecentada por la primera Guerra Mundial y ante “las nuevas necesidades adaptativas, surge entre las élites el interés por descubrir la esencia o la naturaleza del país”. De esta manera, se institucionaliza una visión nacionalista, la cual pretende resolver problemas sociales a través de aspectos como la educación. Entre quienes impulsan esta política social se encuentra José Vasconcelos (1882–1959), quien fue rector de la Universidad Nacional y, posteriormente, al reinstaurar la Secretaría de Educación Pública suprimida por Carranza, promueve una política educativa que consistió en:

• Promover en todo el país la educación, principalmente en las zonas rurales.

• Campañas contra el analfabetismo, en las cuales se incluye el fomento de la higiene y elementos de la medicina moderna.

• Difusión de las artes, al promover tanto las obras artísticas clásicas europeas como la difusión de las artesanías locales.

• Incorporación de artistas latinoamericanos y pensadores como Gabriela Mistral.

• Integración de los indígenas a la cultura nacional.







lunes, 8 de octubre de 2012

HISTORIA DE MEXICO II
ACTIVIDADES DE APRENDIZAJE DEL BLOQUE 3
1.- Elaborar un mapa conceptual del bloque.
2.- Investiga las biografías de los siguientes personajes: MANUEL ROMERO RUBIO, RICARDO FLORES MAGON, JOSE MARIA MATA, MANUEL M. DE ZAMACONA, IGNACIO MANUEL ALTAMIRANO, JUSTO SIERRA, JOSE GUADALUPE POSADA, MANUEL M. PONCE, GABINO BARREDA, MANUEL GUTIERREZ NAJERA
3.- De acuerdo a las características que presenta el periodo del Porfiriato, ¿Qué aspectos positivos y negativos presentó el período? Elabora un cuadro.
4.- Realiza una investigación de los siguientes planes: a) De la Noria; b) de Tuxtepec.
5.- De acuerdo con la información proporcionada sobre las huelgas, elabora un cuadro que contenga causas y consecuencias sobre las condiciones y acciones de los obreros durante el Porfiriato. Incluye una conclusión.
6.- Investiga el significado de los siguientes conceptos: GOLPE DE ESTADO, REPRESION SOCIAL, INFRAESTRUCTURA, DINAMO, INFLUYENTISMO, COMPADRAZGO, OLIGARQUIA, TECNOCRATA, GERONTOCRACIA, CENSURAR, LETARGO, SUBVENIR.

viernes, 5 de octubre de 2012

III EXPLICAS LAS CARACTERÍSTICAS DEL RÉGIMEN PORFIRISTA Y LAS CAUSAS DE SU DECADENCIA
Primer gobierno de Porfirio Díaz.
Tras de vencer en Querétaro, Guanajuato y Jalisco la débil resistencia de José María Iglesias, Porfirio Díaz regresó a la ciudad de México, y el 11 de febrero de 1877 asumió, como presidente provisional, el gobierno de la república. Eran sus ministros: Ignacio L. Vallarta, Pedro Ogazón, Vicente Riva Palacio, Ignacio Ramírez, Protasio Tagle y José de Landero y Cos. Después dieron entrada en el gabinete a Matías Romero y Trinidad García y, posteriormente, a otras personas.
En el mes de febrero de ese año se habían efectuado las elecciones para designar nuevo congreso, así como presidente y magistrados de la Suprema Corte de Justicia y Presidente de la República.
Porfirio Díaz abrió las sesiones de la Cámara de Diputados el 2 de abril de 1877, y, triunfante, el 5 de mayo tomó posesión como Presidente Constitucional. El período de su mandato concluiría el 30 de noviembre de 1880.
El 11 de mayo la Cámara de Diputados declaró triunfantes en las elecciones para la Suprema Corte de Justicia a Ignacio L. Vallarta, como presidente, y a otros ocho magistrados.
Por último, el 17 de septiembre, constituido el Senado de la República, empezaron a funcionar regularmente los tres poderes federales y quedó restablecido el orden constitucional.
Aparte lo anterior, los sucesos de mayor importancia acaecidos durante el primer gobierno de Porfirio Díaz fueron éstos:



a) En los meses de junio, julio y agosto de 1877 hubo dificultades con el gobierno de los Estados Unidos, el cual, en forma violenta, decidió que sus tropas invadieran algunas comarcas fronterizas mexicanas en persecución de los indios bárbaros y los abigeos que allí se refugiaban después de sus correrías por territorio norteamericano. Afortunadamente, el conflicto se resolvió gracias a tres factores: 1), la actitud resuelta del gobierno mexicano, que mandó al general Jerónimo Treviño, jefe de las tropas acantonadas en aquella parte de la frontera, “rechazar la fuerza con la fuerza, si la invasión llegaba a producirse”; 2), la actividad que el propio general Treviño desplegó para perseguir y castigar a cuantos malhechores merodeaban por la región fronteriza; 3),las hábiles gestiones diplomáticas que José María Mata y Manuel M. de Zamacona hicieron ante las autoridades de Washington.

b) El 2 de abril de 1878 se inauguró el ferrocarril de México a Cuautitlán.

c) El día 9 de ese mes el gobierno de los Estados Unidos reconoció al de Porfirio Díaz.

d) El 5 de mayo de 1878 el Congreso decretó, de acuerdo con la promesa principal del Plan de Tuxtepec, la reforma constitucional según la cual quedaba prescrita la no reelección del Presidente de la República para el período siguiente al de su encargo, y, en iguales términos, la de los gobernadores de los Estados.

e) En junio de ese año el general Mariano Escobedo se interno en el país, por la frontera del Norte, para encabezar un alzamiento a favor de Sebastián Lerdo de Tejada. Vencido y capturado, se le condujo a la ciudad de México y allí se le dejó en libertad. f) El 4 de septiembre de 1878 efectuó su primera junta preparatoria el nuevo Congreso de la Unión, designado conforme a las elecciones celebradas tres meses antes.

g) A principios de 1879 hubo movimientos sediciosos en Sinaloa y Tepic. Con ese motivo, una gran parte del ejército, casi la mitad, quedó bajo el mando del general Manuel González.

h) El 25 de junio de 1879, el general Luis Mier y Terán fusiló en Veracruz, por orden de Porfirio Díaz, a nueve personas muy conocidas en aquel puerto. Se les suponía complicadas en una extensa conspiración de partidarios de Sebastián Lerdo de Tejada y en connivencia con la sublevación del buque de guerra Libertad, ocurrida entonces en Alvarado. El terrible suceso causó verdadera consternación en todo el país y fue un indicio del rigor implacable con que, en adelante, Porfirio Díaz trataría a cuantos intentaran oponérsele trastornando el orden público.

i) En septiembre de 1880 se otorgaron las concesiones para construir ferrocarriles Central y Nacional, o sea, las líneas (hoy pertenecientes a los Ferrocarriles Nacionales de México) que van, desde la capital de la República, a Ciudad Juárez (Chihuahua), la primera, y a Laredo (Tamaulipas), la segunda. También se otorgó entonces la concesión para el Ferrocarril de Sonora, que uniría a Guaymas con Hermosillo y Nogales.

j) El 29 de noviembre de 1880 restableció México sus relaciones diplomáticas con Francia, interrumpidas desde los años de la Intervención. Meses antes las había reanudado con Portugal y Bélgica, países que también reconocieron al imperio de Maximiliano.

k) Se dio una ley que, por primera vez en México, consideraba delito el contrabando y lo castigaba con pena de cárcel.

l) No obstante, la escasez de sus recursos, México ingresó en la Unión Postal Universal, lo que hizo mejorar notablemente el servicio nacional de correos.

m) Se abrió en Pachuca (Estado de Hidalgo) la Escuela Práctica de Minas y Metalurgia.

n) Se llevó adelante el programa educativo iniciado por Benito Juárez y continuado por Lerdo de Tejada.

o) Se mantuvo sin restricciones la libertad de prensa.

Próximo a terminar el cuatrienio (es decir, los cuatro años) del período presidencial que se completaría con el gobierno de Porfirio Díaz, empezó la campaña para elegir al nuevo presidente.
En Junio y julio de 1880 se efectuaron, en medio de multitud de protestas por irregularidades y fraudes, las elecciones de diputados y senadores, y el Congreso designado entonces inauguró sus sesiones el día 16 de septiembre. Se habían celebrado también las elecciones para Presidente de la República.
Seis candidatos se disputaban el triunfo: Manuel González, Justo Benítez, Trinidad García de la Cadena, Ignacio Mejía, Manuel M. de Zamacona e Ignacio L. Vallarta. Porfirio Díaz quiso dar a entender que no intervendría a favor de ninguno de ellos; pero la verdad era que sí apoyaba resueltamente, aunque en secreto, al general González.
El 25 de septiembre la Cámara de Diputados dictaminó que Manuel González había obtenido la mayoría absoluta de los sufragios y lo declaró presidente electo.

Gobierno de Manuel González

Manuel González tomó posesión de la Presidencia de la República el 1°de diciembre de 1880. Nombró secretarios de Estado, es decir, miembros de su gabinete, a Ignacio Mariscal, Carlos Díez Gutiérrez, Porfirio Díaz, Ezequiel Montes, Francisco de Landero y Cos y Jerónimo Treviño. Pronto, a Ezequiel Montes, Posteriormente hubo otros cambios.
Contó desde luego Manuel González con el apoyo de los partidarios y amigos de Porfirio Díaz y Sebastián Lerdo de Tejada. Sin embargo, su gobierno desaprovechó las condiciones favorables en que parecía encontrarse, y, entre otras razones, por lo imprudente de ciertos gastos y el patrocinio dado a empresas desacertadas, se vio en el caso de aumentar las contribuciones y de recurrir a otros arbitrios que le proporcionaran fondos.

a) En junio de 1881 se inauguró el ferrocarril de México a Cuautla. Pero, a los diez días, la satisfacción por ese suceso se trocó en ira, porque habiéndose hundido un puente bajo el peso de un tren, hubo gran número de muertos y heridos y se supo que los concesionarios, para obtener mayores ganancias, habían construido la línea en pésimas condiciones.

b) En 1882 se acuñó una moneda fraccionaria de níquel destinada al pago de pequeñas cantidades. El público la recibió bien; pero en seguida, por haberse querido que circulara en grandes sumas, esa moneda se depreció (esto es, nadie quiso ya aceptarla por el valor que el gobierno le había fijado), y llegó un momento en que todos la rechazaron. El pueblo de la ciudad de México se amotinó y consiguió que la moneda de níquel desapareciera.

c) En septiembre de 1884, González quiso formalizar un convenio para el pago de la deuda inglesa. Al discutirse la cuestión en la Cámara de Diputados y al comentarse en los periódicos, la oposición fue tal, que, durante varios días, hubo en las calles de la capital manifestaciones tumultuarias, y la Cámara dejó en suspenso el asunto.

Pueden mencionarse, entre los aciertos del gobierno de Manuel González, los siguientes.

a) En marzo de 1881 se inauguró el cable submarino, medio de comunicación telegráfica bajo las aguas del océano. México quedaría unido así con Europa y otras partes del mundo.

b) El 16 de noviembre de 1881, el Congreso aprobó el contrato para la fundación del Banco Nacional Mexicano, al cual se autorizó a emitir billetes. Otro banco abrió sus puertas, el Mercantil Mexicano, el 27 de marzo de 1882, e igualmente empezó a emitir billetes. Por esas fechas iniciaron también sus operaciones el Banco Hipotecario y el Banco de Empleados, que después mudaría de nombre, y al poco tiempo el Banco Nacional Mexicano y el Banco Mercantil se unieron para formar el Banco Nacional de México. La existencia de aquellas instituciones de crédito, más el Banco de Londres y México, que regularizó entonces su situación, avivó los negocios.

c) En 1882 se abrieron en la ciudad de México las primeras escuelas de párvulos, o jardines de niños y se encomendó al gran publicista Ignacio M. Altamirano que hiciera el proyecto para establecer la Escuela Normal.

d) Surgió un conflicto con el presidente de Guatemala, José Rufino Barrios, quien pretendía extender los límites de su país hasta abarcar el departamento de Soconusco más el resto del Estado de Chiapas. Contaba Barrios con el apoyo del secretario de Estado del gobierno de los Estados Unidos, James Blaine, y eso hacía que la cuestión no fuera fácil de resolver. Sin embargo, la multitud de razones incontrovertibles que México adujo por medio de su secretario de Relaciones Exteriores, Ignacio Mariscal, y de su embajador en Washington, Matías Romero, desbarataron la maniobra. El asunto quedó definitivamente liquidado al firmarse entre Guatemala y México, el 2 de agosto de 1882, la convención en que Guatemala desistía de seguir alegando sus supuestos derechos sobre Chiapas y el Soconusco.

e) En 1883 empezó a prestar servicios la Compañía Transatlántica Mexicana, cuyos tres primeros barcos, el México, el Tamaulipas y el Oaxaca harían viajes entre puertos mexicanos y europeos.

f) En 1884 se puso en vigor el Código Civil, esto es, la ley que rige las relaciones entre personas y fija lo relativo a los contratos que hacen y a sus bienes o propiedades. También se promulgó el Código de Comercio, o sea, la ley que se aplica particularmente a las operaciones mercantiles, bancarias, etc.

g) En marzo de 1884 se inauguró el Ferrocarril Central, de 1970 kilómetros de longitud, entre la ciudad de México y Paso del Norte (hoy Ciudad Juárez).

Aparte los anteriores sucesos, bajo el gobierno de Manuel González hubo, de importancia, estos otros:

a) Se reanudaron las relaciones diplomáticas entre México y el Reino Unido de la Gran Bretaña (es decir, Inglaterra), interrumpidas desde la época de la Triple Alianza.

b) Se reformó la Constitución, para que el Presidente de la Suprema Corte de Justicia no fuese ya quien sustituyera al Presidente de la República al faltar éste de modo absoluto o temporal.

c) Fue erigido a Cuauhtémoc el hermoso monumento que embellece una de las glorietas del Paseo de la Reforma de la ciudad de México.

d) Porfirio Díaz fue elegido gobernador de Oaxaca, y durante algún tiempo desempeño ese cargo.

En junio de 1884 se efectuaron las elecciones primarias, y en el siguiente mes de julio las secundarias, para designar a los nuevos diputados y senadores, y al Presidente de la República.

La indiferencia popular ante aquellos comicios fue muy grande. Para Presidente de la República sólo hubo, de hecho un candidato: Porfirio Díaz. A él se le otorgaron 15 776 de los 16 065 votos emitidos.

La dictadura Porfiriana

Porfirio Díaz asumió de nuevo el poder el 1°de diciembre de 1884.

1. Cuatro años antes había dicho al Congreso: “…Jamás admitiré una candidatura de reelección, aún cuanto ésta no fuera prohibida por nuestro Código Político…”

Pero, Presidente otra vez, no sostuvo aquellas palabras, ni justificó el hecho de haber empuñado antes las armas contra la reelección de Benito Juárez y la de Sebastián Lerdo de Tejada. Al contrario, para mantenerse en la Presidencia hizo que tres veces se reformara la Constitución –en 1887, en 1890 y en 1903-, y así fue Presidente, contando su primer período, por más de treinta años. Se hizo reelegir seis veces consecutivas: en 1888, en 1892, en 1896, en 1900, en 1904 y en 1910.

2. Las reelecciones de Porfirio Díaz tuvieron muchas consecuencias contrarias al adelanto político y social de México:

Primero, porque para lograr sus reelecciones, Díaz se convirtió en dictador, esto es, en gobernante sólo sujeto a su voluntad.

Segundo, porque Díaz dio a su dictadura, como fin casi único, y a eso lo subordinó todo, el desarrollo material del país.

Para lo primero se necesitó:

a) Que la voluntad nacional interesada en la gobernación del país dejara de manifestarse y fuera sustituida por la voluntad de Porfirio Díaz.

b) Que la designación de las personas encargadas del ejercicio de los poderes públicos se hiciera tomando en cuenta, no la necesidad de que dichas personas representaran, en su conjunto, los intereses colectivos, sino, principalmente, el interés político del régimen.

c) Que se reprimieran cuantas inquietudes ciudadanas pudieran estorbar la indiscutible autoridad con que Díaz gobernaba.

Para lo segundo, Díaz creyó indispensable:

a) Imponer la paz y el orden a todo trance; es decir, no la paz y el orden que se fundan en el respeto al derecho ajeno, en la aplicación de la ley, en el imperio de la justicia, en la comprensión de las ideas de todos, en la actitud humana ante el dolor de los necesitados, sino la paz y el orden que se obtienen con procedimientos contrarios a todas esas fuentes del verdadero orden y la verdadera paz.

b) Contar con la colaboración de los sectores sociales ricos y con la afluencia de capitales extranjeros, a todos los cuales había que tener satisfechos entregándoles la economía del país y dejándoles que aumentaran su riqueza y ensancharan sus negocios, aunque ello fuera a costa de los pobres, y, muchas veces, mediante el despojo de los débiles.

De esa manera, durante más de un cuarto de siglo, la inmensa mayoría de los mexicanos se vio impedida de usar su voluntad y sus justas aspiraciones en el encauzamiento político y social de su patria. Ni siquiera puedo hacerlo con su disconformidad o sus protestas, pues, sistemáticamente, la dictadura las mantenía acalladas o las atajaba al primer brote. Bajo el dictador no hubo más libertad de prensa, o de palabra, o de reunión, que la que no pudiera dañarlo. A los intelectuales disidentes se les persiguió, se les encarceló, se les obligó a expatriarse. A quienes osaron, en el campo, en las minas, en las fábricas, luchar por sus derechos, se les redujo convirtiéndolos en soldados, deportándolos, o sometiéndolos con toda la violencia de las armas. A los más desheredados se les tuvo quietos y dóciles bajo el poder espiritual del clero católico.

1.- Características del Porfiriato:

Políticas

Aunque Porfirio Díaz obtuvo el poder con el discurso de consolidar el orden político fundado en la Constitución de 1857, así como proclamando la no reelección, entre 1884 y 1888, logró modificar la Carta Magna para ser reelegido y erigirse como presidente, manteniendo su mandato desde 1876 a 1910, con un intermedio de 1880 a 1884, periodo durante el cual gobernó Manuel González, quien mostró un marcado continuismo en la política.

La concentración del poder político, administrativo y militar conformó el sistema dominante del gobierno de Díaz, sometiendo a los poderes locales y regionales mediante alianzas con los caciques y gobernantes, a quienes otorgaba protección legal a cambio de la subordinación política, debilitando de esta manera a los poderes de los estados. Estableció en las diversas regiones del país una fuerza policiaca y militar para el control de la delincuencia, organización que fue utilizada, también, para reprimir a los opositores al régimen. Para evitar el desarrollo de revueltas agrarias, se apoyó en los “rurales”, grupos de guardias creados desde la época colonial para sofocar los continuos levantamientos campesinos.

Durante su gobierno, Díaz favoreció coaliciones políticas vinculadas a intereses económicos y financieros internacionales, fortaleciendo a una clase oligárquica con poder económico y político, de igual modo, consiguió la promulgación de leyes en detrimento de la propiedad comunal de los campesinos e indígenas, acción que provocó conflictos agrarios en diversas regiones del país.

LIBERALISMO CONSERVADOR.- El proyecto liberal de Porfirio Díaz se define como liberalismo conservador o desarrollista, ya que durante su gobierno, aunque su gabinete fue integrado por liberales, hizo coalición con los conservadores, particularmente con el clero. Además, colocó a militares en la élite gobernante, trató de mantener la estabilidad social a través de estrategias represivas y alianzas, impulsó la inversión extranjera, estableciendo un gobierno antidemocrático y centralizado.

CENTRALISMO POLITICO.- La política centralista de Díaz consistía en concentrar en su persona el poder, tomando las decisiones fundamentales respecto a la economía y la política del país; esto lo lograba al incorporar a las facciones opositoras de los propietarios, convirtiéndose en representante de todos los grupos con poder económico, aun de la Iglesia y los conservadores. Mediante un sistema de relaciones políticas tenía injerencia directa en la designación de autoridades como los gobernadores, de quienes recibía su obediencia a cambio.

Este procedimiento ocurrió al principio de manera coyuntural, pero se volvió una práctica común conforme avanzó su gobierno; así afianzó en el mando a hombres leales que tenían el poder por tiempo indefinido. Tal como señala Luis González, la inmovilidad de los funcionarios se puede observar en los gobernantes de larga duración, quienes se mantenían en el poder por el resto de su vida, como fueron los gobernadores de Sinaloa, Veracruz, Michoacán, Querétaro, Puebla, Tlaxcala, San Luis Potosí, Colima, Guanajuato y México. Del mismo modo, Díaz tuvo control sobre el nombramiento de legisladores y jueces federales, además de establecer otras estrategias de vigilancia regional, como fueron las jefaturas políticas de los municipios, cargos constituidos para funcionar como instancia intermedia de control entre los estados y los municipios. Este delicado equilibrio de fuerzas, establecido poco a poco y con dificultades, comenzó a resquebrajarse durante los últimos años del régimen con las fuertes crisis financieras y económicas que se presentaron.

CONTEXTO MUNDIAL.- El conjunto de transformaciones experimentadas por la sociedad mexicana durante el periodo porfirista, está determinado, en gran medida, por las condiciones generales que impone el contexto mundial de la época, dominado por notables cambios en muchos de los campos de la vida económica, cultural, científica, tecnológica, industrial, política y social. Entre los aspectos más notables de este proceso, pueden mencionarse los siguientes: el impacto provocado por la llamada segunda revolución tecnológica (motor de combustión interna e industria química, entre otros) en el aparato productivo, los nuevos esquemas de organización económica (producción en serie, administración racional, monopolios), la reorganización de los territorios y mercados (neocolonialismo e imperialismo), el fortalecimiento del proyecto político del liberalismo, la multiplicación y radicalización de las luchas obreras y campesinas (como la revolución mexicana y la revolución rusa), la multiplicación de los conflictos nacionalistas e intercoloniales europeos (Alemania, Italia, Francia, Inglaterra, etc.), el estallido de la Primera Guerra Mundial, la emergencia del socialismo soviético y la gran crisis económica de 1929.

En el transcurso de este tiempo, el mundo adquiere una fisonomía compleja y diferente que responde en muchos sentidos al impulso del proyecto modernizador, promovido por las fuerzas liberales de Europa, Norteamérica y Latinoamérica, interesadas en difundir nuevas formas de organización económica, acordes con los principios de la producción capitalista y preocupadas por sentar las bases institucionales, para el predominio de un orden político favorable a las libertades cívicas, políticas, culturales y económicas, enarboladas por la burguesía en ascenso.



Inglaterra.- Aparece como la gran potencia económica, política y militar del siglo xix y principios del XX. Desde aquí surgen muchas de las innovaciones tecnológicas y operativas que impactan la estructura productiva, resultado de la vinculación estrecha entre ciencia y tecnología, así mismo, del impulso de nuevos esquemas de organización del trabajo. Es también en este país donde aparecen formas novedosas y creativas de expresión poética, artística y cultural las cuales tendrán una enorme influencia sobre Europa y el resto del mundo, tales como el romanticismo, el modernismo y el racionalismo.

Francia.- Se constituye como uno de los principales países que mantiene una fuerte competencia con el capitalismo inglés, producto de la incorporación temprana de los principios de organización capitalista y de los avances científicos dentro de las actividades económicas relacionadas con los sectores agrícola, industrial, comercial, financiero y de servicios.

Se erige como una importante nación capitalista, capaz de producir numerosas y diversas mercancías, de proyectar su fuerza comercial en diversos mercados del mundo y de imponer sus intereses militares y geoestratégicos en diversas regiones del planeta.

En el plano artístico y cultural, Francia asume un auténtico liderazgo mundial al constituirse en el centro generador de múltiples expresiones creativas, que marcan el rumbo de la escultura, la pintura, la música, la danza, la poesía, la educación y la ciencia, paralelamente, abren el camino a nuevas manifestaciones en los campos arquitectónico, ideológico, político e institucional, reflejo del avance modernizador que invade el espíritu de la época. La influencia mencionada en el anterior párrafo se hace patente de manera notable en México durante todo el gobierno porfirista.

Estados Unidos.- Lleva adelante su propio proyecto capitalista lo que le permite competir de manera creciente con los capitales europeos, hasta conseguir su desplazamiento durante la etapa posterior a la Primera Guerra Mundial, cuando se erige como la principal potencia económica, superando a Inglaterra y Francia.

A nivel continental, los Estados Unidos asumen una actitud política y económica más agresiva e intervencionista hacia los países latinoamericanos, imponiendo sus intereses imperialistas mediante la adopción de la llamada Doctrina Monroe (“América para los americanos”), la cual les garantiza el predominio de los capitales norteamericanos frente a aquellos de las empresas europeas o de los propios grupos latinoamericanos. Se inicia, así, un largo periodo de dominio territorial, económico y político de ese país hacia América Latina. Estados Unidos asegura la hegemonía y el control casi absoluto sobre cualquier intento de crecimiento, de igual manera el desarrollo de tipo empresarial o gubernamental.

*Naciones europeas limitadas en sus posibilidades de competencia con Inglaterra, Francia y Estados Unidos.

Holanda, Suecia, Dinamarca y Bélgica. Buscan el establecimiento de esquemas de liberalización económica y productiva, proyectando el ascenso de una clase liberal burguesa que, sin embargo, se muestra limitada en cuanto a sus posibilidades de competir en contra de los monopolios ingleses, franceses y norteamericanos, y de luchar por la obtención de algunos territorios coloniales fuera del continente. Además mantienen una ideología liberal y/o protestante que los enfrenta regularmente con las fuerzas del catolicismo, limitando su movilidad territorial y política respecto de otras naciones europeas.

*Territorios imperiales y agrarios de la Europa central y oriental

Rusia, Austria, Hungría.- Los grupos aristocráticos y religiosos siguen manteniendo el poder y el control sobre amplios espacios agrarios. Allí, bajo difíciles condiciones de vida, subsisten miles de campesinos, artesanos y trabajadores rurales y urbanos, sometidos por la fuerza de la violencia y dominados por una ideología conservadora (religiosa y elitista) de corte feudal, se opone férreamente a las ideas racionalistas, seculares y positivistas vinculadas con el modelo capitalista modernizador.

En la mayor parte de estos territorios, la efervescencia social y política desde finales del siglo XIX, adquiere mayor relevancia a partir de los primeros años del siglo XX, cuando hacen su aparición importantes movimientos políticos y sociales, algunos de los cuales enarbolan propuestas de tendencia liberal-burguesa. En cambio, otros proponen acciones más radicales orientadas a la eliminación del poder estatal (anarquismo) o al establecimiento de un nuevo orden social, basado en la propiedad pública de los medios de producción (socialismo).

*Países de la región central y mediterránea de Europa.

Alemania e Italia.- Mantienen fuertes luchas para alcanzar su autonomía política, su integración territorial y la promoción de los principios de identidad nacional (lengua, religión, cultura, etc.) que les aseguren su continuidad histórica; este fenómeno adquiere gran relevancia, desembocando en el establecimiento de gobiernos nacionalistas que se debaten entre el impulso de acciones industrializadoras, urbanas y modernizantes, de igual manera al mantenimiento de formas de organización económica y política ligadas a la vida agraria y tradicional.

Grecia, España o Portugal.- Pretendían cambios similares en su interior, pero encontraron fuertes resistencias por parte de fuerzas conservadoras opositoras a cualquier intento de liberalización o de cambio político y económico; sin embargo, la persistencia de diversos procesos y actores políticos que ponen en entredicho el avance del ascendente proyecto liberal burgués, pugnando de manera abierta por el restablecimiento de condiciones económicas y políticas favorables al retorno de los sectores aristocráticos y conservadores de corte feudal. En contrapartida, se gesta un nuevo poder político revolucionario que garantice la superación del sistema capitalista y la institución de un sistema socialista, favorable a los intereses de los trabajadores del campo y la ciudad, tal como lo plantean algunos pensadores anarquistas o socialistas como Bakunin, Kropotkin, Malatesta, Lasalle, Marx, Engels o Lenin.

*Países del continente asiático

China, la India, Camboya, Laos, Vietnam, Filipinas.- Sufren las consecuencias del intervencionismo inglés y japonés, los cuales imponen sus intereses económicos e imperialistas a través del uso de la fuerza militar. Tal situación se traduce en un saqueo constante de los recursos y riquezas de la región, en el establecimiento de un modelo económico que favorece la expansión de las empresas inglesas y japonesas y en el crecimiento del esquema colonial mediante la apropiación de territorios de los pueblos sometidos. La resistencia de China para evitar la pérdida de la región de Manchuria a manos del imperialismo japonés, propicio la invasión de su territorio. Dicho episodio es conocido históricamente como la Guerra del Opio, la cual trajo como resultado la degradación moral y física de la población china, al ser obligada a consumir de manera regular dicha droga, imponiéndole al mismo tiempo condiciones comerciales desfavorables, las cuales sólo benefician a las grandes compañías inglesas

La India vive una situación similar, al quedar sometida al predominio del gobierno y las empresas de Inglaterra, los cuales le imponen un régimen político de protectorado, obligando a los indios a aceptar la imposición de una administración colonial a cargo de una burocracia administrativa y política compuesta por directivos ingleses y algunos miembros de las castas dirigentes de la región. Este esquema de gobierno se mantiene vigente desde finales del siglo XIX, hasta que la resistencia pasiva y la desobediencia civil organizada por Mahatma Gandhi, obligan al gobierno inglés a reconocer en 1931 la independencia política de la India.

*Continente africano

Argelia, Libia, Egipto, Arabia Saudita y Persia.- , entre otros países), las cuales quedan bajo el control del poder militar y político de Francia e Inglaterra, a través del establecimiento de administraciones coloniales o protectorados aseguran el dominio sobre los recursos y poblaciones, asimismo tratan de evitar la emergencia de movimientos sociales contrarios al interés europeo.

Congo, Sierra Leona, Níger, Camerún, Chad, Sudán, Angola, Mozambique.- En su conjunto constituyen la región conocida con la llamada África negra, habitada tradicionalmente por grupos y culturas nómadas que durante siglos mantuvieron su autonomía territorial, económica y política respecto a Europa, permitiéndoles establecer relaciones comerciales de mutua conveniencia, a través del tráfico de esclavos y del intercambio mercantil (armas y ron, fundamentalmente). Esta posición fue modificada dramáticamente a finales del siglo XIX cuando los países citados y otros se convirtieron en foco de atracción para aquellas naciones europeas que habían llegado tarde a la repartición colonial del mundo, como Alemania, Italia, Bélgica, Portugal y Holanda, iniciándose, así, una lucha feroz por su control, la cual abrió el camino al denominado neocolonialismo y a la recomposición de toda esa región a favor del esquema capitalista de economía.

La tercera región está compuesta por los territorios dominados por los grupos extremistas blancos de origen inglés y los de origen neerlandés, llamados bóers, quienes durante varias décadas tuvieron una lucha militar, conocida como la guerra de los bóers, la cual tuvo su origen en el intento de los ingleses por apropiarse de las valiosas tierras de Transvaal y Orange (República Sudafricana), en donde existían importantes yacimientos de minerales preciosos (oro y diamantes), que resultaban sumamente atractivos para los colonos ingleses avecindados en la colonia de El Cabo.

Más allá del conflicto armado con los bóers, los ingleses afianzaron su presencia en Sudáfrica mediante la ocupación de Rhodesia, lo que les permitió contar con un amplio territorio para extraer considerables cantidades de oro, diamantes y otros minerales útiles para algunas actividades industriales en la metrópoli inglesa.

Otro de los países europeos presentes en el sur de África fue Portugal, a pesar de su decaimiento como potencia colonialista en el territorio latinoamericano durante el siglo XIX, logró mantener su presencia en Angola y Mozambique, en donde imponía un fuerte control sobre la población negra para obtener recursos naturales, agrícolas y minerales, los cuales eran incorporados al circuito del comercio internacional.

Económicas

Durante el Porfiriato, que duró más de tres décadas, tres fueron los Ministros de Hacienda: Matías Romero, Manuel Dublán y José Yves Limantour; ellos fueron los encargados de sacar al país de la crisis en que se encontraba. Entre las medidas que iniciaron fue disminuir el gasto público, obtener nuevos impuestos, cancelar las alcabalas, establecer relaciones comerciales equilibradas con Europa y Estados Unidos; establecieron subsidios al transporte, a las construcciones de obra pública y la industria, implantaron gravámenes a productos extranjeros y reestructuraron el pago de la deuda exterior. Es indudable que gran parte de la bonanza económica se dio gracias a las inversiones extranjeras pues, durante esta época se establecieron las bases para la modernización en diversas regiones del país con repercusiones a nivel nacional e internacional, generándose procesos de producción, consumo y organización social que pudieran ser equiparables a los de países considerados más desarrollados. De esta manera, se promovieron nuevas dinámicas socioculturales, en coexistencia con los ritmos y valores regionales tradicionales.

Este sistema impositivo se basaba principalmente en el gravamen al comercio exterior y en los impuestos internos, que recaían en los grupos populares y capas medias en su calidad de consumidores, exentando de este pago al capital como medida de fomento.

El sistema económico capitalista se desarrolló con la participación de grandes capitales y tecnología extranjeros de empresas norteamericanas, inglesas, alemanas y francesas, las cuales invirtieron en la minería, los ferrocarriles, la banca, el comercio, el petróleo y la electricidad, aprovechando la explotación de una diversidad de recursos naturales y de los trabajadores que recibían bajos salarios por largas jornadas de trabajo.

Además de las facilidades y concesiones que el gobierno mexicano otorgaba a los empresarios extranjeros, éstos obtenían grandes ganancias con la producción de bienes de gran valor los mercados nacional y mundial, como los mineros y agropecuarios, los cuales fueron explotados de manera intensiva en las regiones más fértiles y productivas del país, generando un desarrollo socioeconómico regional desigual, dado pues que el impulso tecnológico y la inversión de capitales favorecían económicamente a determinadas zonas geográficas, a determinadas actividades económicas, así como a grupos sociales específicos en detrimento de otros. Es necesario destacar que las regiones naturales más fructíferas eran devastadas y arrebatadas por los terratenientes o por las empresas extranjeras a sus dueños originales.

Por otra parte, se generaron condiciones económicas desiguales para nuestro país, porque mientras los extranjeros se abastecían principalmente de materias primas baratas, México importaba productos industriales, entre los que se encontraban materiales para la construcción y nuevas tecnologías para la industria y las comunicaciones como el teléfono, el telégrafo y el ferrocarril.

Para lograr la industrialización a nivel nacional, durante el Porfiriato se conformó una infraestructura moderna de comunicaciones que facilitó el desarrollo del comercio y la relación entre las regiones, tanto en el interior del país como con el exterior, utilizando las vías terrestres y marítimas.

BANCOS.- El sistema bancario se desarrolló de forma lenta y limitada bajo este régimen político, y con una gestión centralizada, lo cual afectó a la industria mexicana, puesto que se daban préstamos preferenciales solamente a algunas empresas.

El primer banco privado comercial del país fue el Banco de Londres y México, creado en 1864; se conformó como sucursal del banco inglés The London Bank of México. Después, en 1881, el Congreso de la Unión aprobó la creación del Banco Nacional Mexicano, que emitió billetes de uno a mil pesos.

El Banco Nacional de México funcionó como banco de gobierno y como banco comercial con privilegios legales otorgados por el gobierno, mismos que no generaron los efectos positivos que esta política tuvo en varios países europeos –como ha señalado Noel Maurer–, por lo cual era un sistema vulnerable a las crisis económicas, como se observó en el año de 1907.

FERROCARRIL.- En esta etapa de la vida nacional, se constituyó una amplia red ferroviaria interestatal que añadiría veinticuatro mil kilómetros de vías a las ya existentes, estableciendo una línea que enlazó a México con Nuevo Laredo, conocida como Ferrocarril Nacional. Por último, se echó a andar el Ferrocarril del Pacífico, cuyo propósito era brindar una infraestructura de comunicación directa entre México y Nogales.

La construcción de los ferrocarriles, así como la industrialización, fue uno de los procesos más importantes en el impulso del capitalismo en nuestro país y se llevó a cabo principalmente por compañías norteamericanas que controlaban en su totalidad algunas regiones, aunque también contó con la participación de capital francés e inglés. De esta forma, se fue creando una infraestructura que permitía condiciones más adecuadas para las relaciones comerciales entre México y Estados Unidos.

ELECTRICIDAD.- Los inicios de la energía eléctrica tuvieron lugar durante el régimen de Díaz y su crecimiento se vinculó con el desarrollo industrial, textil y minero, así como con el crecimiento de las ciudades. En 1877 se inauguró el alumbrado eléctrico en la ciudad de San Luis Potosí y, en 1879, se utilizó en Guanajuato una planta termoeléctrica para una fábrica textil. En el año de 1880 se introdujo luz eléctrica en las calles de la ciudad de México, ampliándose este servicio para 1883 al comercio y las zonas residenciales. En 1889, en la población de Batopilas, estado de Chihuahua, cerca de Estados Unidos, se instaló la primera planta hidroeléctrica.

El otorgamiento de condiciones favorables por parte de Díaz a los intereses extranjeros para la producción de electricidad, hizo posible en pocos años la instalación de una empresa canadiense que obtuvo en un principio las concesiones de las caídas de aguas de ríos como Tenango, Necaxa y Xaltepuxtla, y, posteriormente, amplió su dominio a diferentes estados del país como Puebla, Hidalgo, México y Michoacán, siendo la transnacional con mayor capital y relevancia en el control de la energía eléctrica a nivel nacional.

TELEFONO.- La instalación del teléfono en nuestro país fue muy cercana a la fecha en que

Alexander Graham Bell patentó su invento en Filadelfia, Estados Unidos. Dos años después de este evento, la compañía American Bell Telephone construyó una red telefónica en diferentes ciudades de Estados Unidos y formó la empresa American Telephone and Telegraph Company para el sistema de larga distancia, con el fin de ampliar su ámbito de acción a países como México y Canadá.

En México fueron diferentes compañías norteamericanas las que explotaron el sistema telefónico, y, en un principio, el contrato con Alfredo Westrup y Compañía fue utilizado primordialmente para el servicio policiaco y el ministerio de Gobernación.

A mediados del siglo XIX, se introdujo el telégrafo en México y se otorgó la concesión a un empresario extranjero. Con este otro medio, se extendió también la comunicación entre diferentes regiones del país, para lo cual el gobierno creó la Dirección General de Telégrafos y contrató a una empresa norteamericana para tener interconexión con los Estados Unidos.

AGRICULTURA Y GANADERIA.- La reactivación de la actividad agropecuaria no fue igual en todo el territorio: en los estados del norte se inició una tendencia creciente a la ganadería y al cultivo de productos diferentes a los sembrados en el centro del país, como el trigo; en la zona central convivieron haciendas tradicionales, pero también aparecieron otras que producían para el mercado interno; en los estados del sur-sureste, la hacienda también mantuvo condiciones casi de esclavitud para algunos trabajadores, sobre todo entre las orientadas a monocultivos específicos, como el henequén y el café. No obstante los contrastes evidentes en las distintas regiones mexicanas, pues a pesar de la modernización, al interior del país, al permanecer algunos elementos tradicionales como la hacienda y un régimen de explotación que consistía en pagar a los trabajadores un salario que no les alcanzaba ocasionando que se endeudaran en la tiendas de raya, con montos impagables, quedando ligados a la hacienda de por vida, la economía agroexportadora, estaba fuertemente vinculada al mercado mundial; Inglaterra, Francia y Estados Unidos eran las principales potencias del momento, y los productos mexicanos eran requeridos por ellas.

Sociales

Durante el Porfiriato, la riqueza obtenida por inversionistas extranjeros y empresarios o gobernantes nacionales contrastaba con las difíciles condiciones económicas, políticas y sociales de la población, la cual era excluida de estos beneficios, no obstante que con su trabajo se generaba la riqueza.

Ante el despojo de tierras, la desigual distribución de los ingresos, los tratos inhumanos e injustos por parte de caciques y patrones, los privilegios otorgados siempre a las clases altas y la represión en respuesta a las inconformidades y al descontento de los grupos sociales, este periodo se caracterizó por la lucha social emprendida por indígenas, campesinos, obreros, mineros, artesanos y profesionistas, que se traduciría en una de las revoluciones sociales más profundas que conoció América Latina.

Luchas sociales

A finales del siglo XIX, se desarrollaron rebeliones agrarias de campesinos e indígenas a lo largo del territorio nacional. Desde los inicios de su gestión, Díaz fue inmisericorde con los grupos indígenas, como en el caso de los indios yaquis en el norte del país, quienes durante siglos habían sido despojados de sus tierras y por siglos también las habían defendido.

En Tamazunchale, donde los campesinos, después de gestionar y solicitar de manera legal que les devolvieran las tierras sustraídas por hacendados, se sublevaron al no ser atendidas sus peticiones, siendo reprimidos.

De igual manera, la represión se aplicó como forma de respuesta a las demandas sociales en el estado de Chihuahua, al norte del país. En 1893, el ejército masacró con más de mil soldados a campesinos de la población de Tomóchic, quienes se sublevaron para exigir justicia y libertad, fortalecidos por la fe religiosa.

Entre 1879 y 1885, en la región del Totonacapan, en el estado de Veracruz, se generaron numerosos movimientos sociales y campesinos con objeto de evitar la expropiación de las tierras comunales y lograr el reconocimiento de algunos derechos políticos.

Al sur del estado de Veracruz también hubo luchas sociales. Juan Carlos Báez y Manuel Ballesteros (1997), señalan que los indígenas popolucas y nahuas enfrentaron el despojo de amplios terrenos, adquiridos por empresas inglesas y norteamericanas y por propietarios nacionales ligados al régimen, devastando bosques y selvas de esta región y otros territorios, como el de los mixes y zoques en Oaxaca, para el desarrollo de puertos y la construcción del ferrocarril de Tehuantepec.

Al sureste del país, los mayas en Yucatán, como se señaló en el apartado anterior, tuvieron una larga historia de luchas sociales entre las que se encuentra, a finales del siglo XIX y principios del XX, la “Guerra de castas”.

Entre los años de 1904 y 1906, se fortaleció la organización en esta región con la presencia de luchadores sociales ligados al Partido Liberal Mexicano (PLM), quienes defendían causas populares y estaban en contra del régimen porfirista. Estos activistas formaron clubes liberales como el de Chinameca, encabezado por Cándido Donato Padua y Enrique Novoa, y el de Puerto México, conformado principalmente por trabajadores del Ferrocarril Nacional de Tehuantepec. Hubo victorias y derrotas de ambos lados; finalmente, el levantamiento fue reprimido, enviándose a cuatrocientos insurrectos a la prisión de San Juan de Ulúa. Otros grupos continuaron la lucha de manera legal o clandestina.

Educación y cultura

Las transformaciones propiciadas por el desarrollo capitalista no sólo implicaron cambios en la producción y tecnología de nuestro país durante el Porfiriato, sino también se manifestaron en las formas de vida, las relaciones sociales, la educación y la cultura. Las políticas culturales generadas por el Estado en este periodo se centraron en la promoción de modelos de la cultura europea que influyeron en la educación, la ciencia y la creación artística.

De esta manera, cobraron auge diversas corrientes como el modernismo, el romanticismo y el positivismo, entre otras, originadas principalmente en Francia, Alemania e Inglaterra, que posibilitaron incorporar ideas universalistas y nacionalistas provenientes de esos países al desarrollo del pensamiento en México.

El fomento del nacionalismo en nuestro país se desarrolló desde diversas expresiones artísticas, como la música, la pintura, la literatura y el cine, impulsadas por distintos grupos e intereses. La vida cultural durante el Porfiriato fue sumamente diversa, creativa y propositiva, desarrollándose desde diferentes perspectivas. Por una parte, Porfirio Díaz era un admirador de la cultura europea y por ello en su administración se edificaron obras monumentales. Se generaron cambios en los modos de vida de la clase dominante que imitaban las formas, principalmente francesas, de vivir, de vestir, de diversión y los estilos arquitectónicos de construcción de las viviendas, entre otros.

Se generó, una amplia producción artística, dándole mayor difusión a las expresiones de las clases altas y medias. Entre las características de algunas de éstas, se encuentra la combinación de la influencia europea en obras con temas de interés nacionalista o que representan la vida y los episodios populares, transmitidos por medios modernos como el libro, el grabado, el mapa o el museo. Muestra de ello son las obras del pintor Saturnino Herrán (1877-1918), realizadas con influencia modernista y motivos nacionalistas, o la obra del grabador José Guadalupe Posada (1852-1913), quien mediante su caricatura política muestra acontecimientos tanto trágicos como festivos en la vida de los grupos populares que enfrentaban a la modernización. En la literatura se distinguen obras como Tomóchic (1892) de Heriberto Frías, en la cual mostró la respuesta represiva del régimen de Díaz ante un movimiento social.

A principios del siglo XX, una colectividad de intelectuales y artistas destacó por su interés en la filosofía, la cultura y la ciencia, grupo denominado en 1909 El ateneo de la juventud. Este grupo cambió su nombre en 1912 por El ateneo de México. Las actividades de esta agrupación consistían, básicamente, en reuniones públicas que permitían a sus participantes la comunicación y reflexión sobre temas relacionados con el arte y el conocimiento. Entre sus integrantes más destacados figuran José Vasconcelos, Antonio Caso, Pedro Henríquez Ureña (de nacionalidad dominicana), Alfonso Reyes, Martín Luis Guzmán, Manuel M. Ponce y Diego Rivera. Sus miembros eran principalmente profesionistas y artistas, tanto nacionales como latinoamericanos; abogados, arquitectos, médicos y pintores, entre otros, provenían de diferentes lugares, de ciudades como la de México, La Habana y Bogotá y de diversos estados de la República Mexicana como Guanajuato, Guadalajara, Chiapas, Guerrero y Veracruz. De este último participaron Alberto Argüelles Bringas y Enrique Jiménez Domínguez, oriundos de Orizaba, y María Enriqueta Camarillo, de Coatepec.

El Ateneo tuvo diversas etapas y sus miembros asumían diferentes concepciones ideológicas. La primera generación tenía, en su mayor parte, una formación positivista de origen francés, promovida por un grupo de intelectuales de la clase dominante conocido como los “Científicos”, quienes justificaban al régimen porfirista. Otros ateneístas, por el contrario, criticaban el sistema político y coincidían con revolucionarios como Ricardo Flores Magón y Manuel M. Diéguez, entre otros.

El positivismo

Se le denomina positivismo a una corriente filosófica y de pensamiento científico. Tiene sus orígenes en Francia. Fue iniciada por Claude Henri de Rouvroy, conde de Saint-Simon, y posteriormente, desarrollada por Auguste Comte (1798-1857). Estos autores planteaban la necesidad de que la sociedad se rigiera por los principios y valores de la razón científica y del progreso técnico industrial, con el fin de poder instaurar una civilización universal bajo el modelo y la dirección de las sociedades europeas.

En México se considera introductor del positivismo a Gabino Barreda, quien fue alumno de Comte en París. En 1867 formó parte de la comisión para reorientar la educación pública. Fundó la Escuela Nacional Preparatoria y fue director de la misma en 1878, cuando integró estas concepciones dentro del plan de estudios. Los católicos conservadores y los liberales de la escuela rousoniana ofrecieron oposición a las ideas de Barreda. Esta corriente de pensamiento se convirtió en doctrina oficial de la educación y del Estado en el Porfiriato. De igual manera, sus seguidores formaron el Partido Científico.

El positivismo fue utilizado como justificación del sistema social, al considerar necesaria una dictadura conformada por una clase social que tenía los conocimientos científicos necesarios para gobernar a un pueblo principalmente analfabeto. Figura 3.12 Gabino Barreda.

2.- Crisis política y económica del Porfiriato.

Durante la primera década del siglo XX, la estructura económica del país lejos de beneficiar a la población, generó marcadas desigualdades que, agregadas a las crisis financieras producidas a nivel internacional, pusieron en duda el modelo económico implantado por Díaz y devinieron en conflictos para los diferentes grupos de la sociedad.

La terrible inequidad en la distribución de la riqueza provocaba un evidente descontento social entre indígenas, campesinos, trabajadores y gente que no tenía empleo. Además, la dictadura no permitió la disidencia, y castigó duramente a los transgresores. Los opositores al régimen eran encerrados en cárceles en donde, como en la de San Juan de Ulúa, las posibilidades de sobrevivencia eran mínimas.

Las principales muestras de descontento hacia la dictadura de Díaz se iniciaron utilizando periódicos como Regeneración, El hijo del Ahuizote, Diario del Hogar y Tilín Tilín; entre los articulistas destacaron por su activismo Filomeno Mata, Antonio Díaz Soto y Gama, Antonio I. Villareal, Camilo Arriaga, Luis Cabrera y los hermanos Flores Magón.

Incuestionablemente la crisis política fue profundizada por el Partido Liberal, encabezado por los hermanos Flores Magón, fundado en 1902 por un grupo de intelectuales de fuerte tendencia anarcosindicalista.

El Partido Liberal se pronunció por el derrocamiento de Díaz y desempeñó un papel importante en la organización de huelgas y de varios malogrados levantamientos contra el régimen. Llegó a tener cierta influencia entre los intelectuales, miembros de la clase media y obreros. Aunque estaba prohibida la circulación de su periódico Regeneración, éste tenía más de 25 000 lectores.

En 1° de julio de 1906 se expidió el Programa del Partido Liberal y Manifiesto a la Nación. Al decir de algunos investigadores, ese documento ha sido el legado más importante para imprimir el rumbo de la nación de acuerdo con la visión de miles de mexicanos que conforman las clases trabajadoras y populares en el país. Sin embargo, según Cockroft (1976:1123), la Constitución de 1917 no alcanzó a contemplar en su totalidad el avance de los planteamientos del Programa del PLM, el cual fue redactado por los miembros de la Junta Organizadora del PLM y revisado por Camilo Arriaga. Así, puede observarse en el documento, por una parte, la voz de los sectores populares; por otra, la perspectiva que se denomina floresmagonista y también la visión moderada de Arriaga.

El documento abordó múltiples temáticas. Éstas mostraron una preocupación por los problemas de diversos sectores de la población. Principalmente, se ocupó de los trabajadores del campo, de la ciudad y del servicio doméstico, pero no dejó fuera los intereses de los hacendados; se dirigió también a los empresarios mexicanos y consideró algunos de los problemas que generaba la población extranjera al adquirir bienes raíces, proponiéndose una manera de atenuarlos. Trató sobre las tierras, su reparto a quien pudiera trabajarlas sin necesidad de otra condición, así como su restitución a los dueños originarios, con especial énfasis en los indígenas, además de otros aspectos relativos a la situación agraria, como la necesidad de una banca que ayudara a los campesinos en el financiamiento.

Se ocupó también de los derechos de los trabajadores, la instrucción pública, propuestas en torno a los militares y de la vigilancia de las autoridades que llevarían adelante el programa para evitar la tiranía. Además, señaló la necesidad de favorecer el retorno de la población que había tenido que emigrar a Estados Unidos dotándoles de tierras, así como de exigir la devolución de tierras o riquezas robadas a todas aquellas autoridades que se habían enriquecido gracias a sus puestos.

CRISIS DE 1907. Al iniciarse el siglo XX el desarrollo económico del porfirismo perdió impulso, la tasa de crecimiento de la producción industrial disminuyó, los productos agrícolas como el maíz y el frijol aumentaron de precio, lo que redujo el consumo interno de la mayoría de la población hasta en un 57%. Naturalmente el mayor peso de la crisis lo resistieron los trabajadores.

Para 1905 el gobierno realizó una reforma monetaria, adoptando como respaldo de la moneda mexicana el patrón oro, antes había sido la plata, fijando la paridad en dos pesos plata por dólar, lo que equivalía a una devaluación del 50%, medida que provocó inflación, deterioro de los salarios y aumento de la deuda externa. Situación que aprovecharon los extranjeros para adquirir empresas y bienes raíces a muy bajos precios.

Sin embargo fue la crisis económica mundial de 1907 la que frenó el desarrollo del país. Iniciada en Nueva York, Estados Unidos, fue la primera crisis financiera del capitalismo moderno, las causas que la originaron fueron la ambición de los capitalistas, la especulación con las acciones de bancos, minas y ferrocarriles y la falta de regulación financiera, situación que provocó la reducción de los precios internacionales de las materias primas impactando las economías de los países menos desarrollados como México. En nuestro país, la crisis provocó aumento de los precios de los productos alimenticios y las materias primas, desempleo y miseria.

La situación económica afectó a las clases altas y medias (hacendados, comerciantes, rancheros e industriales), pero principalmente a las clases bajas, que como siempre, resistieron la crisis, agravándose los problemas sociales y políticos. Hacia 1907 muchas minas y fábricas textiles cerraron y despidieron a sus trabajadores. En el campo los conflictos se generaron por el deslinde de terrenos baldíos, la colonización, la desamortización de las tierras y el sistema de peonaje. En las zonas urbanas, aumentó el desempleo, la prolongación forzada de la jornada de trabajo, los despidos injustificados, la represión de los capataces.

Para empeorar la situación coincidieron una serie de fenómenos naturales como la sequía, heladas, exceso de lluvia y temblores, ocasionando el encarecimiento en la producción de alimentos, aumentando los precios, empeorando la situación. No hubo grupo social que no fuera afectado, Ante la difícil situación financiera, el gobierno porfirista no hizo nada por ayudar a solucionar o amortiguar la crisis económica, pues no disminuyó los impuestos, aumentaron los intereses de los préstamos, disminuyeron los créditos y aumentó el precio de los productos, lo que irremediablemente generó descontento social.

LATIFUNDISMO.- En esta época, pueden distinguirse varias formas de tenencia de la tierra. Por una parte, se encontraba el latifundio, conformado por grandes extensiones de terreno, donde los propietarios, generalmente ligados al gobierno de Díaz, fueron introduciendo tecnología e infraestructura modernas con capitales que obtenían gracias al apoyo bancario. Benítez, Rodríguez y Hernández (2005) señalan que las haciendas modernas integraron complejos agroindustriales. Tal fue el caso de las haciendas ganaderas algodoneras y de cereales de Sonora, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas; de las pulqueras y maiceras de Hidalgo, Puebla y Tlaxcala; de las cafetaleras de Veracruz y Chiapas (Soconusco); de las tabacaleras de Veracruz y Oaxaca; de las lecheras del valle de México, y de las henequeneras de Yucatán y Campeche. Por otra parte, se encuentran las haciendas denominadas tradicionales, ubicadas principalmente en el centro y sur del país, cuya producción estaba asociada al crecimiento económico regional y nacional. Existían, también, las pequeñas propiedades, los ranchos y las tierras comunales que pertenecían de manera colectiva a los campesinos, quienes establecían relaciones solidarias entre ellos.

El proceso capitalista en el agro mexicano durante el Porfiriato, caracterizado por la propiedad latifundista de grandes extensiones de tierra concentradas en un reducido número de propietarios, se vio favorecido por la Ley Lerdo y la Ley de Nacionalización de Manos Muertas, promovidas durante la Reforma. Tales instrumentos obligaban a los propietarios y a la Iglesia a vender construcciones y terrenos que no estuvieran ocupando o explotando desde la lógica capitalista, implicando la reducción de lotes en propiedad de la Iglesia y el despojo de amplias extensiones de tierras comunales, las cuales eran patrimonio ancestral de las comunidades indígenas; algunas de éstas no se utilizaban directamente para el cultivo, pero representaban lugares para la obtención de leña, alimento para animales y otros recursos naturales necesarios para ellos. Este proceso se fortaleció con el gobierno de Díaz, luego de aprobarse nuevas leyes entre 1889 y 1890, mismas que obligaron a los indígenas a dividir sus tierras y establecer títulos de propiedad privada. Dichas tareas fueron acaparadas por los latifundistas o adquiridas por compañías nacionales y, principalmente, extranjeras.

Posteriormente, en 1893, las tierras de las comunidades indígenas que no contaban con títulos de propiedad, fueron también deslindadas, quedando en este año más de 10 millones de hectáreas en propiedad de los latifundistas. En el periodo de 1889 a 1906, se afirma que más de 16 millones de hectáreas quedaron en manos de las compañías deslindadoras como pago por sus tareas. En los estados de Chiapas y Tabasco, se registró hasta 50% del territorio deslindado. En 1910, 40% de las comunidades consiguieron sobrevivir a la ofensiva de los deslindes, debido a que se encontraban en regiones montañosas y aisladas. Las comunidades de Morelos conservaron un 60% de sus tierras, gracias a las constantes luchas realizadas por su defensa.

A lo largo de este régimen político, se incrementó la producción de bienes para la exportación, como señala Eduardo Ruiz, pues, aun cuando “hacia principios de la primera década del siglo, México era uno de los principales exportadores de fibra de henequén, durante el mismo periodo, la producción de algodón y azúcar se duplicó. Veracruz producía tabaco para el consumo nacional y para la exportación. Compradores norteamericanos adquirían guayule de Coahuila, Durango, Zacatecas y Chihuahua y vendían sus reses en el mercado de Texas”.

Sin embargo, la política agraria de esta magnitud en el Porfiriato sólo beneficiaba a cientos de hacendados, en comparación con los millones de campesinos que hacían producir las tierras y que generalmente carecían de ellas, pues como señala Ruiz, aun cuando 3 de cada 4 mexicanos vivían en el campo, sólo 2% de la población total trabajaba tierras propias. Con el desarrollo de la agricultura para el comercio, se desprotegió a los productos básicos de autoconsumo popular, que fue necesario importar, como en el caso del maíz.

SERVIDUMBRE AGRARIA.- Mediante la hacienda, los latifundistas explotaban económicamente a los trabajadores rurales y, además, ejercían un dominio político y social a través de diversas estrategias de control. Una relación social de origen colonial, prevaleciente durante el Porfiriato, era la de los llamados peones acasillados. Estos trabajadores vivían en la hacienda y laboraban bajo el dominio del dueño de las tierras, con una libertad de movimiento restringido y un pago que se efectuaba en dinero o en productos, generalmente maíz. En ciertos casos, contaban con una parcela en terrenos poco productivos.

Las condiciones de estos peones eran diferentes, dependiendo de la región, el tipo de producción y el tiempo que tenían de trabajar en las haciendas. Algunos contaban con una cierta seguridad por el hecho de tener un pedazo de terreno, en comparación con la mayoría de campesinos que carecían de tierras para producir sus alimentos. Otros, por el contrario, eran prácticamente prisioneros, tratados a golpes y obligados a trabajar de sol a sol, como el caso de los agricultores enviados por el Estado al sur y sureste del país, quienes eran vigilados constantemente por capataces y morían en pocos meses por las condiciones inhumanas en que vivían. Estos trabajadores estaban aislados y no podían huir porque existía un control gubernamental y regional, el cual, mediante la policía rural y los jueces, los hacían regresar a las haciendas. En este grupo se encontraban indígenas.

El endeudamiento de los trabajadores de las haciendas, era un mecanismo que presentó diferentes características dependiendo del lugar y el tipo de propiedad. Según esta práctica, el dueño otorgaba un préstamo en dinero o en especie, ya sea dando semilla o productos a los campesinos a través de tiendas que formaban parte de la hacienda, conocidas como tiendas de raya. Los trabajadores también contraían deudas por servicios otorgados por la hacienda, ya fuera administrativos o con fines religiosos, como casamientos o bautizos. Como generalmente no les alcanzaba el dinero que les pagaban para liquidar sus deudas, éstas se incrementaban continuamente, creándose así una relación de dependencia forzosa y sumisión a los hacendados. Este sistema era muy generalizado en el norte del país, como es el caso del estado de Coahuila.

En la región de la meseta central, la destrucción de la propiedad colectiva obligó a los campesinos a trabajar en haciendas de estados como Guanajuato, Jalisco, México, Hidalgo, Tlaxcala, Puebla, Morelos y el Distrito Federal. En consecuencia, en estas zonas no existían muchos peones acasillados, debido a la gran cantidad de mano de obra que generó esta condición, la cual produjo mayoritariamente el empleo de trabajadores eventuales, cuyas condiciones de vida eran precarias. Se encontraban los pueblos indígenas y campesinos que no contaban con tierras o, cuando éstas no eran suficientes para su subsistencia, se veían obligados a recurrir a la renta de terrenos de los hacendados pagando su uso en dinero, en especie o con trabajo en la hacienda durante una parte del año.

Los trabajadores eventuales laboraban por temporadas y podían hacerlo en diferentes haciendas. En el norte del país, cuando no había condiciones para el trabajo agrícola, este tipo de población trabajaba en las minas o cruzaba la frontera. Sin embargo, en 1909 además de condiciones naturales adversas para la producción agrícola, Estados Unidos tuvo una crisis económica que dejó sin trabajo a miles de mineros. Friedrich Katz (2004) señala que esta situación generó la participación de algunos de estos trabajadores en la revolución.

En el sureste del país, una de las regiones con menor población, ante la demanda de productos agrícolas como el henequén para el mercado de exportación, los hacendados buscaron mecanismos a fin de seguir y retener agricultores, apoyándose en el Estado. Entre estos mecanismos, se encuentran las deportaciones de indígenas y otros pobladores, quienes eran arrancados de sus lugares de origen con el fin de sofocar las rebeliones producidas a causa de despojos de tierras. Existían también los llamados “enganchadores”, personas encargadas de proveer de trabajadores a la hacienda convenciéndolos mediante engaños, de manera que como señala Katz (2004), “la creciente demanda de los productos agrícolas para el mercado, unida a la cuantiosa inversión extranjera, generó un aumento en el peonaje por endeudamiento con modalidades semejantes a la esclavitud.” Esta situación se vivía también en la región noreste del estado de Oaxaca.

3.- Decadencia del Porfiriato y movimientos sociales de finales del régimen.

La parte de la sociedad mexicana menos favorecida por el mandato de Díaz (las grandes mayorías) era una bomba de tiempo a punto de explotar. Acallar estas voces que se levantaban exigiendo justicia y respeto a los más elementales derechos era una tarea casi imposible para el Estado porfirista. Se perseguía a periodistas y escritores que no estuvieran acreditados por Díaz y se censuraban sus publicaciones. Los movimientos sociales estallaban incesantemente: eran muestras palpables del hartazgo y la irritabilidad. La sangre derramada en diversos puntos del país producto de los atropellos a la justicia social fue el emblema y el leitmotiv de las ideas de quienes empezaron a prepararse para levantarse en armas y contraatacar con mayor fuerza, como veremos en este tema.

PERIODISMO CRÍTICO.- Podemos decir que el periodismo crítico surgió a partir de la mano dura que Díaz impuso a los círculos de intelectuales y de escritores que se oponían a su dictadura. El General no tenía ningún reparo en reprimir la libertad de opinión (hoy día le llamamos libertad de expresión) en México. Es por esto que nació una crítica social sin precedentes cuyos pronunciadores tuvieron que refugiarse en los Estados Unidos –casi al finalizar la dictadura–, para desde ese país, pugnar por la libertad, la igualdad y el derrocamiento de Díaz.

Se presenció entonces el nacimiento de publicaciones independientes que tenían dentro de sí toda la intención de despertar a los mexicanos de su letargo, así como motivar la movilidad y la expresión de una sociedad cada vez más golpeada y manipulada por los grandes intereses del régimen dictatorial.

El periodista Ricardo Flores Magón fundó en 1900 el periódico Regeneración, en él vertía opiniones que atacaban al régimen porfirista, y defendía sus ideales de justicia social, por lo que fue encarcelado. Más tarde, dirigió El hijo del Ahuizote, una publicación antirreeleccionista, por la que también fue perseguido y tuvo que emigrar a California. En 1903 volvió a publicar Regeneración al lado de su hermano Enrique, pero ya desde el vecino país del norte.

Díaz aumentó las cuotas económicas a las empresas periodísticas de su momento e incluso a los mismos periodistas, con la intención de controlar cualquier opinión negativa hacia su régimen. En poco tiempo, estas condiciones económicas generadas desde el Estado represor hicieron que las condiciones para trabajar en “la prensa mexicana” fueran de un completo control de expresión dictado desde el Estado, aunque sobrevivieron a esta censura muchas publicaciones periodísticas de carácter crítico e independiente. Con Díaz también vivimos una burocratización de esta prensa crítica, a la que se trataba de controlar por una amenaza constante de “callar y ajusticiar” a cualquiera que se atreviera a contradecir, calumniar o criticar de manera poco constructiva al régimen. En el Porfiriato existieron más de 30 periódicos en la Ciudad de México, los cuales se subvinieron con aproximadamente 40 mil pesos al mes, además de otros 27 periódicos que estaban en provincia.

Un periódico importantísimo que fundó Rafael Reyes Spínola durante el Porfiriato fue El Imparcial (1896). Esta publicación, que estuvo financiada en un primer momento por Limantour, permaneció hasta el año de 1914 y es considerada como el antecedente de la prensa actual.

MASACRE DE TOMOCHIC

Como antecedente de la masacre de Tomóchic está la campaña de exterminio contra los indígenas yaquis de Sonora, quienes se rebelaron contra Díaz debido a las tierras que se

les habían despojado y terminaron siendo vendidas a hacendados yucatecos para que las utilizaran en la siembra y cosecha del henequén.

Díaz reprimió cualquier rebelión en contra de su gobierno, un ejemplo de esto fue el telegrama que envío al gobernador militar de Veracruz Luis Mier y Terán (1835-1894) con la frase “mátalos en caliente”, refiriéndose a un pequeño grupo de lerdistas que se lanzaban a la aventura de la revuelta social para derrocar su régimen.

Los hechos de Tomóchic pasaron a la historia también como una masacre más cometida contra los indígenas de la sierra de Chihuahua, porque se levantaron contra el gobierno porfirista debido a que estaban cansados de las disposiciones cada vez más tiránicas, que sólo favorecía a unos cuantos, dejando desvalida a la población indígena. En este conflicto también influyeron cuestiones religiosas.

Los pobladores de Temóchic comenzaron a tener enfrentamientos con el cacique del pueblo, así que éste pidió la intervención del gobierno estatal. En 1891 fue el primer enfrentamiento entre las fuerzas estatales y los indios de Tomóchic lidereados por Cruz Chávez, saliendo victoriosos éstos últimos.

Posteriormente el gobernador Miguel Ahumada decidió poner fin a la subversión. Durante siete días las fuerzas federales trataron, sin éxito, que los indios se rindieran; hasta el 27 del mismo mes los pocos indios que quedaban se encontraban replegados en la Iglesia y en la casa de Cruz Chávez. Les pidieron que se rindieran, pero se rehusaron; en respuesta las fuerzas militares se acercaron a la iglesia incendiándola, en consecuencia murieron calcinados muchas mujeres y niños, y los que lograron salir por el atrio, fueron recibidos a balazos. El 29 de octubre sólo quedaba la casa de Cruz Chávez, en donde se encontraban muchas mujeres y niños, igualmente se negaron a rendirse y fueron emboscados. Ellos, –los indígenas-, defendían su dignidad y etnia, y por eso fueron asesinados por el ejército de Díaz. Podemos decir que esta masacre preparó física, espiritual e ideológicamente a la revuelta que sucedió 20 años después (Revolución mexicana). Díaz fue feroz contra aquellos que cuestionaban su régimen. Utilizó el destierro, la cárcel y hasta el asesinato para lograr que no lo derrocaran.

HUELGAS

 DE CANANEA.- A principios del siglo XX, cuando los procesos de industrialización acelerada trastocaban también el ámbito laboral, se produjo el estallido de algunas importantes huelgas obreras que marcaron el inicio de las luchas laborales en nuestro país.

Bajo el régimen de Díaz, caracterizado por una dura represión contra las distintas formas de expresión “crítica” hacia su sistema, se castigaba duramente a las organizaciones obreras, pues no existía una ley laboral que protegiera al trabajador. Dicha represión podía incluir hasta la cárcel para aquellos que quisieran ir contra el orden.

En Cananea, población de Sonora, un grupo de minas fueron compradas y explotadas en beneficio de norteamericanos. Las condiciones laborales para los mineros mexicanos eran sumamente pesadas, mientras que los empleados extranjeros disponían de mejores puestos y salarios en extremo superiores.

La situación en que se encontraban los mineros fue terreno fértil para que en 1905, como señala Salvador Hernández, los luchadores sociales José López, Enrique Bermúdez y Antonio Araujo, militantes magonistas, dieran a conocer a los mineros los contenidos del periódico Regeneración, el cual proponía un cambio político y social en el país, mismo que era leído por los que sabían hacerlo a los analfabetas. Aunque estos activistas tuvieron que huir de Cananea, los trabajadores continuaron con la organización y en 1906 conformaron la Unión Liberal Humanidad, vinculada al PLM. En este mismo año, los trabajadores se declararon en huelga.

Al estallar la huelga se produjeron varios intercambios de balas que provocaron bajas y heridos en ambos bandos. Cabe resaltar que Díaz utilizó incluso a los rangers estadounidenses, que eran una fuerza militar, para controlar la huelga y lograr sus propósitos.

El movimiento huelguista se dirigió contra una compañía extranjera, de la cual era gerente un coronel estadounidense retirado de nombre William C. Greene. Las peticiones que reclamaban los trabajadores eran las siguientes:

 Que el mínimo de salario del obrero promedio debía ser de $5 por 8 horas de trabajo.

 Que la Consolidated Cooper Co., fuera ocupada por 75% de mexicanos, y el 25% restante por extranjeros, y que los primeros tuvieran las mismas aptitudes que los segundos.

 Que existiera igualdad en todos los sentidos y que además las oportunidades de ascenso fueran según lo permitieran las aptitudes.

La huelga finalizó cuando el gobernador de Sonora, Rafael Izábal, al frente de una tropa de 2 mil hombres, los amenazó con mandarlos a pelear contra los yaquis.

• DE RIO BLANCO.- La represión de Díaz logró calmar los reclamos pero no del todo, pues al siguiente año, 1907, en Río Blanco, Veracruz, estalló otra huelga, esta vez textilera.

En Río Blanco, Veracruz, se encontraba la mayor fábrica textil del país, con 2300 obreros. Allí se desarrolló un movimiento social que tuvo sus orígenes en el área industrial textil Orizaba-Puebla hacia 1890, cuando el estado de Puebla vivió la primera huelga general de México.

Los trabajadores emplazaron a huelga a los empresarios, reclamando salarios más justos, reducción de la jornada laboral y abolición de los reglamentos patronales o instrumentos atentatorios contra el personal asalariado.

Deshechadas estas peticiones al ser juzgadas como absurdas, los obreros textiles de Tlaxcala y Veracruz, se unieron al movimiento y poco después, participaban también los estados de Jalisco, Oaxaca, Querétaro y Distrito Federal. Esta capacidad de movilización intranquilizó a los empresarios y presionaron lo suficiente hasta lograr que el presidente dispusiera, el 7 de enero de 1907, que todos los trabajadores retornaran a sus labores.

Tal como era evidente que sucedería, en Río Blanco estalló el malestar de los obreros contra la compañía que, por supuesto, hostigaba a los trabajadores. Las acciones fueron violentas, pues la respuesta fue saquear e incendiar la tienda de raya y apedrear las fábricas. La fuerza pública actuó. Disparó contra la multitud, incluida la población indefensa. Fueron muchos los muertos, no sólo trabajadores sino mujeres que se habían sumado al motín y más pobladores que quisieron apoyar a los insurrectos.

FERROCARRILERA DE SAN LUIS POTOSI.- En San Luis Potosí, lugar donde la actividad sindical fue especialmente intensa, se encontraba la más importante agrupación ferrocarrilera, conformada por mexicanos: la Gran Liga Mexicana de Empleados de Ferrocarril, con aproximadamente diez mil miembros.

En 1908 estalló la huelga de los ferrocarrileros. En esta huelga se notó un marcado hostigamiento de parte de los líderes de los diferentes gremios de ferrocarrileros contra los obreros sindicalizados que pugnaban por mejores condiciones laborales.

En el año 1908 y después de varias negociaciones infructíferas, cerca de tres mil trabajadores fueron a la huelga y paralizaron la ruta del ferrocarril mexicano desde la Ciudad de México a Texas. Esto permaneció así por seis días consecutivos hasta que el gerente de la empresa ferrocarrilera, de apellido Clark, negoció con Díaz que de alguna u otra forma parara la huelga. Así, el gobierno de Díaz se puso en contacto con el líder ideológico del movimiento de huelga, Félix C. Vera, y lo amenazó con que si los trabajadores no regresaban a laborar se les marcaría como agresores y conspiradores al régimen de Díaz, además de que serían asesinados como en las huelgas de Río Blanco y Cananea. Finalmente la huelga fue levantada con sus respectivos costos sociales y económicos para ambas partes.

TEXTIL DE TIZAPAN.- La huelga textil de Tizapán fue una lucha perdida desde un inicio, pues cuando se presionó a los obreros, estos terminaron desistiendo, a pesar de las jornadas de más de 14 horas de trabajo y pagos miserables. Los trabajadores que encabezaron esta huelga se sumaron a la de Río Blanco, Veracruz, quienes contaban también con el apoyo de los obreros textiles de Tlaxcala, Querétaro. Es importante aclarar que esta huelga estalló en Tizapán, en San Ángel, México, DF, ya que se tiende a confundir con Atizapán de Zaragoza. Después del conflicto, la fábrica abrió de nuevo sus puertas sin problemas, lo que demuestra que la mano de obra barata abundaba.

CLUBES Y PARTIDOS POLITICOS.- Después de la sexta reelección de Díaz (1904) parte de la clase obrera y de la intelectualidad del país (libre pensadores), comenzaron a organizarse en círculos, grupos y “clubes” de corte liberal. Uno de los clubes de más renombre fue el Club Ponciano Arriaga (1899), nombre del abogado liberal y federalista de abolengo, que apoyó rotundamente la gestión y obra de Juárez, y que también combatió contra el dictador Santa Anna.

Este tipo de clubes posteriormente se transformaron en partidos políticos con una marcada influencia de las ideologías socialistas de Europa y del anarquismo ruso (sinarquismo). Ricardo (1874-1922) y Jesús Flores Magón (1871-1930), Juan Sarabia (1882-1920) y Antonio Díaz Soto y Gama (1880-1967) fueron los principales dirigentes políticos e ideológicos del Club Ponciano Arriaga y trataron, mediante la “nostalgia política”, de convocar a un congreso de corte liberal para, principalmente, restablecer el ideario y la obra de Juárez.

El movimiento maderista contaba también con un club en el que se promovía la idea del sufragio efectivo y la no reelección, eslogan de directo enfrentamiento contra la dictadura de Díaz, este fue el Club Redención, fundado en 1903.

Debido a las desigualdades sociales, políticas económicas y hasta culturales en el Porfiriato, surgió la necesidad evidente de un cambio de tipo ideológico. Para esto era necesaria una política que diera mayor oportunidad al debate y a la desmonopolización de la política nacional, concentrada en un solo grupo de personas y con la figura de Díaz a la cabeza.

Finalmente, la sexta reelección de Díaz enardeció a más de uno y provocó un gran cuestionamiento no solo hacia el régimen, sino hacia la orientación que el país (campesinos, obreros, intelectuales), debía seguir debido a las ultrajadas de Díaz en el poder. Es por ello que nació la idea de crear un partido político verdaderamente nacionalista y se gestó el PLM (Partido Liberal Mexicano).

ENTREVISTA DIAZ CREELMAN.- Esta entrevista entre James Creelman, periodista del Pearson´s Magazine y Porfirio Díaz en marzo de 1808, dejó ver las ideas del presidente, que si no alimentaba, por lo menos sí contemplaba como toda persona realista, que al final, la historia sería su juez o su examinadora final.

Esta entrevista en un inicio fue publicada en inglés y posteriormente traducida al castellano por el periódico mexicano El Imparcial, que tenía una distribución a todo lo largo y ancho del país. La entrevista generó mucha polémica y, por qué no decirlo, hasta entusiasmo entre los mexicanos. Se podía ver cómo se empezaba a jugar con la idea de que algún “conocido” o “conocida” tuviera tal o cual cargo cerca del que fuera el nuevo presidente.

También se pensaba que Díaz ya había anunciado muchas veces antes que se retiraría del cargo y que no se reelegiría (por lo menos en los primeros seis periodos sucedió así).

Por otro lado, en esta importantísima entrevista para todos los mexicanos de esa época, Porfirio revelaba su edad de 80 años, que evidenciaba lo anacrónico y decadente de su régimen (dictadura); esto sin duda es clave para muchos estudiosos de la historia y las ciencias sociales en general, pues significó el primer acercamiento hacia ese sueño de libertad y de justicia que posteriormente estallaría con la Revolución mexicana.

Díaz afirmó:

• Puedo decir con toda sinceridad que el ejercicio del poder no ha corrompido mis ideales políticos y creo que la democracia es el único principio de gobierno justo y verdadero, aunque en la práctica sólo sea posible para los pueblos suficientemente desarrollados.

• Puedo abandonar la presidencia de México sin el menor temor.

• Yo recibí el gobierno de las manos de un ejército victorioso, en un tiempo en el que el pueblo estaba dividido y poco preparado para el ejercicio de los extremos principios del gobierno democrático.

• Haber arrojado sobre las masas desde el principio toda la responsabilidad del gobierno, habría producido condiciones que hubieran quizá desacreditado las causas de las instituciones libres.

• Hemos conservado la forma republicana y democrática de gobierno.

• Hemos adoptado una política patriarcal en la actual administración de los negocios de la nación, guiando y restringiendo las tendencias populares con una fe completa en que una paz forzada permitiría la educación, y a la industria y al comercio desarrollar elementos de estabilidad y unidad en un pueblo que es por naturaleza inteligente y sensible.

• El futuro de México está asegurado. Los principios democráticos temo que no se hayan enraizado aún en nuestro pueblo, pero la nación se ha desarrollado y ama la libertad. La dificultad consiste en que el pueblo no se preocupa lo suficiente acerca de los asuntos públicos relativos a una democracia.

• He esperado pacientemente el día en que el pueblo de la República Mexicana estuviera preparado para escoger y cambiar sus gobernantes en cada elección, sin peligro de revoluciones armadas y sin daño para el crédito y el progreso nacionales. ¡Creo que ese día ha llegado ya!.