sábado, 4 de agosto de 2012

BLOQUE II       DEFINES LAS DIFICULTADES INTERNAS Y EXTERNAS PARA CONSOLIDAR A MÉXICO COMO PAÍS.

1.- Los proyectos de nación: Republicano

Al abdicar Iturbide, el gobierno quedó en manos de tres personas: Nicolás Bravo, Guadalupe Victoria y Celestino Negrete. A este gobierno, que convocaría a un segundo Congreso, se le llamó Supremo Poder Ejecutivo.
Todos los diputados al nuevo Congreso estuvieron acordes en que la República era la forma de gobierno que más convenía al país; pero se formaron dos partidos: uno quería que México fuese república federal, en la que hay Estados libres y soberanos para resolver sus problemas internos, y el otro deseaba que se implantara la república central, en la que no hay Estados, sino provincias o departamentos, y todo lo resuelve el poder central.
En la lucha entre estas dos tendencias, la federalista y la centralista, triunfó la federalista, creándose formalmente el país con el nombre de Estados Unidos Mexicanos y posteriormente se expidió la Constitución de 1824 que rigió a México, ya como nación independiente y que fue formulada, después de varias discusiones, por el Congreso de 1824.

Esta constitución establecía:

A. El país se constituía como una República representativa, popular y federal.
B. Se organizó el país en 19 estados, cuatro territorios y un Distrito Federal.
C. El gobierno quedó dividido en tres poderes: ejecutivo, legislativo y judicial.
D. El poder legislativo quedó dividido en dos cámaras: diputados y senadores.
E. Se realizaría un censo de población cada diez años para saber cuántos diputados le correspondería a cada estado y población.
F. El Congreso se reuniría todos los años el 1° de enero.
G. La religión católica apostólica romana sería la única permitida en el país.
H. El ejecutivo quedaría a cargo de un presidente y un vicepresidente.
I. El presidente sería elegido por el legislativo y permanecería en funciones cuatro años.

Bajo este proceso dictado por la Constitución, fue elegido Guadalupe Victoria, cuyo verdadero nombre era Manuel Félix Fernández, como el primer presidente de México, y Nicolás Bravo como Vicepresidente.
Guadalupe Victoria nació en Tamazula, provincia de la Nueva Vizcaya (hoy Estado de Durango) en 1786.
Abandonó el Colegio de San Ildefonso, de la ciudad de México, donde estudiaba, para ingresar en las filas de Morelos, bajo cuyas órdenes peleó y se distinguió, especialmente en la toma de Oaxaca.
Se mantuvo en la lucha hasta la consumación de la Independencia.

El pueblo lo elevó al alto cargo de Presidente de la República al efectuarse las primeras elecciones dispuestas por la Constitución de 1824. Murió en Perote, Estado de Veracruz, el 21 de marzo de 1843.

Durante su gobierno ocurrieron los siguientes hechos principales:

A. Se hizo efectiva la libertad de los esclavos, decretada por Hidalgo, pero sin realidad hasta entonces.
B. Se conmemoró, por primera vez, el 16 de septiembre de 1825, aniversario de la iniciación de la Independencia.
C. Inglaterra y los Estados Unidos reconocieron la independencia de México.
D. El 23 de octubre de 1825 una flotilla mexicana, al mando del capitán de navío Pedro Sáinz de Baranda, logró que capitulara la guarnición española del castillo de San Juan de Ulúa, la cual, no obstante haberse consumado ya la independencia de México, permanecía en dicha fortaleza situada frente al puerto de Veracruz.
E. El gobierno expulsó a los españoles que creaban problemas al país. Los expulsados se llevaron sus capitales; con ello la economía de México se debilitó más.
F. Su gestión Su gestión como presidente concluye el 21 de marzo de 1829.

Paralelamente, en este periodo se fueron definiendo dos tendencias políticas que habrían de enfrentarse constantemente por obtener el poder del país recién instaurado. Una era de carácter federalista y republicana, de vocación liberal, que fue la que imperó o prevaleció en la confección de la Constitución de 1824 y ocupaba el gobierno. La otra era centralista y monárquica. Ésta propugnaba por el respeto de los antiguos derechos de la élite, particularmente de la Iglesia; no le preocupaba demasiado el bienestar del pueblo y añoraba el orden colonial y sus privilegios.
La división de opiniones y el faccionalismo fueron generados en gran medida por las logias masónicas, también llamadas sociedades secretas. Estos grupos se organizaban sigilosamente y estaban integrados por hombres con claras aspiraciones políticas, los cuales ocupaban puestos dentro de la estructura de gobierno, la milicia, el clero y el comercio.
Estas sociedades se encontraban tanto en la ciudad de México como en diversas provincias del territorio nacional. Pueden ser considerados como un antecedente de los partidos políticos actuales, con la particularidad de que contenían varios elementos de carácter religioso en sus estructuras. Las logias más importantes eran dos: la escocesa y la yorkina, cada una representando un proyecto de nación distinto. La logia escocesa había sido creada en el seno del ejército español y fue aceptada y difundida por la clase acomodada y los grupos de élite, con una vocación conservadora y anti popular. Esta agrupación hallaría su contrapeso en la logia yorkina, la cual mantenía una férrea oposición al orden colonial español, cuya vocación era más bien popular. Las fricciones entre ambas logias lograron vulnerar el ejercicio del gobierno, entorpeciéndolo, pues mientras una lograba hacerse del poder, la otra se encargaba de coartarla, y viceversa Las adversidades económicas y políticas del gobierno que nació en 1824 ocasionarían que éste entrara en crisis nuevamente; la compleja situación de los grupos políticos y sus exigencias llevarían a acotar al sistema de gobierno prematuramente.

2.- Primeros gobiernos independientes
El 1° de septiembre de 1828 se realizaron elecciones para la Presidencia de la República y Vicente Guerrero fue derrotado en la contienda por Manuel Gómez Pedraza. Sin embargo, con el Plan de Perote, Antonio López de Santa Anna desconoció el triunfo de Gómez Pedraza y fue apoyado por la guarnición de La Acordada de la ciudad de México. Pedraza huyó de la capital del país; el 12 de enero de 1829 el Congreso le confirió a Guerrero, importante yorkino, la Presidencia de México, nombrando vicepresidente a Anastasio Bustamante.
Hombre patriota y honrado, el segundo presidente de México asumió sus funciones resuelto a servir a las clases humildes; pero a su lado estaría, con el cargo de Vicepresidente, Anastasio Bustamante, persona de ideas contrarias a las de Guerrero.
Un general español, Isidro Barradas, intentó, con tropas que para ese fin traía bajo su mando, la reconquista de México. Vencido en Tampico el 9 de septiembre de 1829, tuvo que rendirse con armas y banderas. Guerrero, sin embargo, quedó temeroso de que hubiera otra invasión y, para prevenirla, dio tropas al Vicepresidente Bustamante, que con ellas debía permanecer en Jalapa.
Bustamante faltó a sus deberes. Valido de las tropas que se le habían confiado, se sublevó contra el Presidente y obligó al Congreso a decretar que Guerrero estaba incapacitado para ejercer el poder. Derrocado así, Guerrero se refugió en el Sur, donde había sostenido la lucha por la Independencia, y Bustamante se convirtió en Presidente.
Bustamante reorganizó las finanzas del gobierno a través del ordenamiento de la hacienda pública y promovió el desarrollo económico y la industria. Con el ánimo de obtener ayuda económica del exterior, renegoció la deuda que mantenía México con Inglaterra, particularmente; reanudó relaciones con España y el Vaticano, para obtener el reconocimiento en el extranjero tanto de la independencia nacional como de su gestión presidencial.
En enero de 1830, Bustamante incorporó en su administración a Lucas Alamán, quien fungió como ministro de Relaciones. Alamán fue responsable de muchas de las iniciativas más importantes en la administración de Bustamante, quien buscaba sanear la endeble estabilidad económica y política del país.
En este sentido, el Banco de Avío tuvo un papel central para sustentar muchas de estas iniciativas, lo cual se formalizó por decreto de ley del día 16 de octubre de 1830, con el objetivo de fomentar la industria en México, pues ésta había sido marginada por la vertiginosa vida política del México independiente.
El Banco de Avío tenía el propósito de introducir maquinaria y tecnología sofisticada que se generaba en Europa, con la intención de modernizar al país a través de la industria textil; también importó semillas de algodón y ganado caprino. De manera paralela, llevaría la administración de los impuestos aduanales, especialmente de los principales puertos, dinero que hacía posible el funcionamiento de la estructura del gobierno.
Aunque el Banco de Avío logró parcialmente su cometido, Bustamante y Alamán no alcanzaron el éxito esperado en virtud de las adversidades sociales, políticas y económicas y por las deficientes vías de comunicación, que limitaron seriamente el traslado de maquinaria y refacciones.
Sin embargo, la administración de Bustamante logró fortalecer su propio gobierno en detrimento de sus opositores, a quienes encarcelaba o fusilaba.
Una vez en el Sur, Guerrero, en unión de sus adictos, se dedicó a combatir a quienes, destruyendo la legalidad, usurpaban el poder. Bustamante envío tropas que lo atacaran, pero que no lograron vencerlo, y entonces el gobierno usurpador recurrió a la felonía y a un agente capaz de practicarla: el traidor Picaluga.
Francisco Picaluga era un marino genovés cuyo bergantín, el Colombo, estaba anclado en Acapulco. Aprovechando su amistad con guerrero, invitó a éste a comer en el buque, y cuando lo tuvo a bordo, levó anclas y fue a entregarlo, en Huatulco, a un enviado de Bustamante. Por aquella villanía Bustamante pagó a Picaluga cincuenta mil pesos.
Las autoridades usurpadoras juzgaron a Guerrero, acusándolo de conspiración; lo condenaron a muerte, y lo fusilaron en Cuilapan, estado de Oaxaca, el 14 de febrero de 1831.
Al enterarse de la muerte de tan gran patriota, el pueblo se levantó airado y obligó a Bustamante a dejar la Presidencia. El almirantazgo de Génova (Italia) procesó a Picaluga y lo condenó a muerte.

Después que Bustamante se vio obligado a abandonar el poder, se efectuaron nuevas elecciones. Fueron elegidos en abril de 1833: Presidente, Antonio López de Santa Anna, y, Vicepresidente, Valentín Gómez Farías.
Valentín Gómez Farías y José María Luis Mora fueron precursores de la Reforma. Pensaban que era necesario introducir en México cambios importantes para lograr que el país, libre de la presión del clero y del ejército, se desarrollara espiritual y económicamente y estuviese en aptitud de practicar las instituciones democráticas.
Animado por estas ideas, se creó el partido reformista, que deseaba la igualdad social de todos los mexicanos a fin de que fueran unas mismas sus oportunidades en el orden cultural y en el económico. A ese partido, llamado de los liberales, se adhirió el de los federalistas.
El clero y el ejército, que deseaban conservar sus privilegios, formaron el partido de los conservadores, al cual se unieron los centralistas.
José María Luis Mora y Valentín Gómez Farías, partidarios de la Reforma, pertenecían, pues, al partido liberal. Por eso, no es de extrañar que cuando Santa Anna, que en el fondo era enemigo de las ideas liberales, se retiró a su hacienda, Manga de Clavo, situada en el Estado de Veracruz, y dejó el gobierno en manos de Gómez Farías, este haya puesto en práctica las aspiraciones del liberalismo, para lo cual dictó leyes en contra de los privilegios del clero y del ejército. Entre los cambios que en su conjunto constituyen la reforma liberal de 1833 están:

• Supresión del pago obligatorio de los diezmos, para que fuera voluntario.
• Cancelación del cumplimiento forzoso de los votos eclesiásticos.
• Autorización para que monjas y frailes dejaran órdenes religiosas si así lo querían.
• El gobierno designaría a los sacerdotes para ocupar los curatos y los cargos eclesiásticos vacantes.
• Prohibición de transferencia de bienes inmuebles pertenecientes al clero regular para evitar que las vendieran a gente allegada y evadieran la desamortización.
• Supresión de la Universidad Pontificia, institución que servía a la clase privilegiada, para ser sustituida por una educación popular.
• La sustitución de los miembros del Ayuntamiento de la ciudad de México, por otros de acuerdo a su conveniencia.
• Prohibición de libros que criticaran al gobierno.
• Una ley para expulsar a varios enemigos políticos, sin derecho a un juicio.
• Reducir el ejército y el de los jefes de alto mando.
  •  Suplir el ejército por una milicia nacional creada en cada Estado y formado con gente de la misma población para defender dichos gobiernos de los rebeldes y caudillos.
La legislación de Gómez Farías suscitó la protesta de las clases lesionadas en sus intereses y produjo, inspiradas por ellas, sublevaciones militares. De allí resultó que el país se viera envuelto en una intensa lucha: la de los liberales, partidarios de las reformas, contra los conservadores, que se oponían a todo progreso.
Santa Anna, cuyo auxilio pidieron los conservadores, reasumió el poder, derogó las reformas liberales y, desconociendo la Constitución federalista de 1824, optó por el centralismo.

3.- Gobiernos Centralistas

El propósito de cambiar al centralismo era fortalecer al gobierno para que lograra estabilizar al país y controlarlo; así las poblaciones restablecerían su autonomía al ya no estar sujetos al poder estatal, sólo al poder central.
El congreso constituyente elaboró la constitución centralista entre 1835 y 1836, llamada las Siete Leyes Constitucionales.

1ª. Los quince artículos de la primera ley, otorgaban la ciudadanía a aquellos que supieran leer y tuvieran un ingreso anual mínimo de 100 pesos, excepto para los trabajadores domésticos, quienes no tenían derecho a voto.


Está conformada por 15 artículos

a) Establece los derechos de los ciudadanos.
b) Define los conceptos de nacionalidad y ciudadanía estableciendo la obligación de profesar la religión de su patria.
c) La libertad de tránsito.
d) La libertad de imprenta
e) La inviolabilidad de la propiedad privada.
f) La irretroactividad de la ley.

2ª. La segunda ley permitía al presidente el cierre del congreso y la supresión de la Suprema Corte, prohibiendo a los militares tomar este último cargo.

Consta de 23 artículos.

a) Establece el supremo poder conservador, depositado en cinco individuos que se elegirán cada dos años.
b) El supremo poder conservador no es más responsable de sus actos u operaciones que ante dios y la opinión pública.

3ª. Los 58 artículos de la tercera ley establecían un Congreso bicameral (senadores y diputados), electos por órganos gubernamentales. Los diputados ocupaban el cargo por cuatro años, y los senadores por seis.

Consta de 58 artículos.

a) Deposita el poder legislativo en un congreso compuesto por dos cámaras: diputados y senadores. Los diputados se elegirán cada dos años, uno por cada 150 000 habitantes. Los senadores serán electos por juntas departamentales.
b) Establecía la formación de leyes.

4ª. Los 34 artículos de la cuarta ley especificaban el mecanismo de elección presidencial, donde la Suprema Corte, el Senado y la Junta de Ministros nominarían a tres candidatos cada uno, y la cámara baja (diputados) elegiría de entre los nueve candidatos, al presidente y al vicepresidente. El poder ejecutivo se depositaría en un presidente que duraría en el cargo 8 años con opción a reelegirse y con el cargo irrenunciable.

Se crea el despacho de asuntos de gobierno a través de 4 ministerios:

a) Del interior.
b) De relaciones exteriores.
c) De hacienda.
d) De guerra y marina

5ª. La quinta ley especificaba el mecanismo de elección de los once miembros de la Suprema Corte de Justicia, de la misma forma que el mecanismo de elección presidencial.

Consta de 51 artículos.

a) Se refiere a la organización del poder judicial.
b) Está integrado por la suprema corte de justicia, por tribunales superiores, por un tribunal de hacienda y por juzgados de primera instancia.
c) Está integrado por 11 ministros y un fiscal.

6ª. Los 31 artículos de la sexta ley sustituían a los estados federados, por departamentos cuyos gobernadores y legisladores eran seleccionados por el presidente.

Establece la división territorial de la república.

a) Crea los departamentos que se dividen en distritos y estos a su vez en partidos judiciales.
b) Para los departamentos habrá un gobernador que durará en su encargo 8 años y para los distritos un prefecto que durará 4 años.
7ª. La séptima ley prohibía volver al sistema legal anterior por seis años. Otorga al congreso la facultad de resolver todas las controversias constitucionales así como sus reformas. Pero estas no podrán llevarse a cabo en el término de seis años contados a partir de la promulgación de la Constitución.

Cabe destacar que la sexta ley, dividió a la república en departamentos, distritos y partidos, desapareciendo así la república federal y dando paso al triunfo del conservadurismo.

La función principal del Supremo Poder Conservador fue disuadir cualquier idea reformista que contraviniera a la nueva Constitución. Es decir, cualquier posibilidad de cambio sin importar su naturaleza sería cancelada, bajo la base de que se había alcanzado la máxima perfección política y jurídica, pues sus cinco integrantes eran impecables, desapasionados y contaban con sabiduría absoluta. El cuarto poder podría deponer presidentes, suspender congresos, anular leyes y destruir sentencias.

Basadas en la ideología del pensador francés Emmanuel-Joseph Sieyès, las facultades del Supremo Poder Conservador fueron:


a) Guardar y hacer guardar la Constitución
b) Sostener el equilibrio constitucional entre los poderes públicos
c) Mantener o restablecer el orden constitucional cuando fuere turbado, para lo cual contaría con la fuerza y los medios que la Constitución pondría en sus manos.

Al principio el cambio de gobierno y de constitución fue bien recibido. Se eligió como presidente a Anastasio Bustamante, quien gobernó durante los cinco años que duró este sistema (1837-1841); pero al llevarla a la práctica, la constitución fue perdiendo aceptación y este período se convirtió en uno de los más inestables por conflictos políticos e intervenciones extranjeras.

4.- Intervenciones Extranjeras

Separación de Texas.- En 1835, los colonos que habitaban Texas hacían preparativos para su secesión del territorio mexicano; Zacatecas y Coahuila parecían seguir su ejemplo.
Las condiciones políticas y la inoperancia del gobierno encabezado por Santa Anna estimulaban el ansia separatista de los estados que formaban parte de la República. Muchos pensaron que el sistema federalista contribuía a la separación de los estados del resto del país.
Bajo este argumento, y con la intención de volver más eficiente el control de todo el país, el presidente Santa Anna obligó al congreso a definir los principios de una nueva constitución, diferente a la aprobada en 1824. El resultado de esta iniciativa fue la primera constitución centralista, jurada en enero de 1837, denominada Las siete leyes, cuyo primer artículo establecía: “la forma de Gobierno será la República Central.” Las siete leyes consideraban cuatro poderes: al Ejecutivo, Legislativo y Judicial, se agregaba un poder denominado como “poder conservador”, cuyo objetivo era vigilar a los otros poderes.
Entre los atributos del cuarto poder se encontraban la posibilidad de anular leyes, declarar incapacitado al presidente, cambiar a los integrantes de la corte de justicia y paralizar las actividades del congreso cuando lo considerase pertinente. En los hechos, el “poder conservador” volvió más ineficiente a la estructura de gobierno, generando conflictos mayores.
Esta nueva constitución permitió que los estados que integraban a la federación perdieran su soberanía, convirtiéndolos en departamentos, cuyos pobladores no tenían derecho a elegir a sus gobernantes, pues éstos eran designados por el presidente de la República. El periodo presidencial aumentó a ochos años, desapareciendo la figura de la vicepresidencia. El cobro y la administración de los impuestos se centralizaron también, con la intención de robustecer al endeble gobierno nacional; en este tenor, se impuso el pago obligatorio de un impuesto, el cual debían de realizar todos los habitantes del país.
Como los cultivadores de algodón del Sur de los Estados Unidos querían la anexión de Texas a su país, al promulgarse la Constitución centralista de México se tuvo a la mano la ocasión y el pretexto que los colonos tejanos y sus aliados norteamericanos aguardaban para realizar sus designios. Se hizo una gran propaganda contra las nuevas leyes mexicanas; se dijo que con ellas las condiciones de los tejanos iba a ser peor; se hacía hincapié en el inconveniente de que todos los asuntos se resolvieran en la capital de la República, ciudad situada a tan gran distancia; total que, según ellos, convenía la independencia de Tejas.
Aunque la opinión de los colonos se dividió, la mayoría se puso de parte de lo que sostenía la propaganda, y, en 1836, Tejas resolvió separarse de México y se declaró república independiente.
Al enterarse de lo que ocurría, Santa Anna salió de la ciudad de México decidido a someter a los separatistas, para lo que llevaba tropas bastantes; y, en efecto, varias veces logró vencer a los tejanos. Ocurrió, sin embargo, que mientras estaba acampado con una fracción de sus hombres a orillas del río San Jacinto, el pequeño ejército que les quedaba a los tejanos lo sorprendió y lo hizo prisionero.
Preso Santa Anna, la guerra hubiese podido seguir adelante, y, de seguro, con buen éxito. Pero para recobrar su libertad, Santa Anna hizo un infame pacto con Houston, jefe de los tejanos: ordenó a su segundo, el general Filisola, que evacuase con el grueso de las tropas mexicanas el territorio insurrecto –orden que Filisola obedeció indebidamente_, y Santa Anna reconoció la independencia de Tejas (Tratados de Velasco 1836), comprometiéndose a conducir las tropas mexicanas hacia el sur, hasta la margen del Río Bravo, lo que aseguró la pérdida de Texas.

Dificultades entre México y Francia.- A las adversidades intestinas de la República Mexicana se sumarían otras de carácter internacional, que desembocarían violentamente en este periodo, como fue el caso de la “Guerra de los Pasteles”, la cual involucra a Francia y comprende de 1838 a 1839, precisamente cuando Anastasio Bustamante ocupaba nuevamente la Presidencia.
Este conflicto tiene su origen en una serie de reclamos de los ciudadanos franceses como consecuencia de la pérdida económica y de mercancías, que habían sufrido en el marco de las constantes revueltas y levantamientos armados que tuvieron lugar en México, después que logró su independencia de España. El gobierno mexicano se mostró renuente a dar seguimiento a estas demandas, puesto que no se consideraba responsable de las mismas; además, muchas de las impugnaciones de los franceses eran exageradas o parcialmente falsas. Por tanto, el gobierno mexicano temía que; al aceptarlas, otras partes podrían presentar reclamos de ese tipo, lo que no convenía a la débil economía de la nación.
El gobierno francés apoyó los reclamos de sus ciudadanos, de los cuales sobresale un repostero avecindado en Tacubaya que reclamaba el pago de sesenta mil pesos en mercancía que había perdido como consecuencia de un saqueo, situación chusca que la prensa de la época utilizó irónicamente para hacer referencia al conflicto de carácter internacional entre México y Francia: la Guerra de los Pasteles.
La situación entre ambos países era muy tensa, y más cuando en el puerto de Tampico, en 1837, el gobierno mexicano ordenó fusilar a un filibustero de nacionalidad francesa. Para el 6 de febrero desembarcó una escuadrilla de soldados franceses en Antón Lizardo, Veracruz. Posteriormente, este suceso orilló al gobierno mexicano a utilizar la vía diplomática para evitar un enfrentamiento bélico contra Francia, la cual en ese momento era una de las principales potencias mundiales. Días después, el barón Deffaudis, ministro plenipotenciario de Francia, hizo llegar los reclamos de su país al gobierno mexicano en forma de un ultimátum. México respondía argumentando la necesidad de un arbitraje internacional para dar salida al conflicto, en el supuesto de que habría imparcialidad y dando por sentada la disposición de ofrecer alguna remuneración a los afectados. Francia endureció su posición; así, el 16 de abril bloqueó el puerto de Veracruz por cinco meses. No podía entrar ni salir mercancía alguna. Se intentaron hacer negociaciones en la ciudad de Xalapa, Veracruz, pero éstas fracasaron. El 27 de noviembre, la flota de barcos franceses atacó con sus cañones el fuerte de San Juan de Ulúa en Veracruz, causando 227 bajas.
El gobierno mexicano preparó la defensa del puerto de Veracruz. El 5 de diciembre desembarcó una columna de soldados franceses, los cuales volverían a su barco horas después, tras aprenden al general Mariano Arista y rehuyendo el ataque militar de Antonio López de Santa Anna, quien durante la defensa perdió una pierna y un dedo luchando contra los invasores.
El 23 de diciembre de 1838 llega al puerto de Veracruz Richard Pakenham, embajador de Inglaterra en México, quien ofreció su mediación para resolver el conflicto. Posteriormente, habría de llegar una escuadra de barcos ingleses, superior tecnológica y numéricamente a la flota francesa.
La mediación de Inglaterra en el conflicto entre México y Francia permitió agilizar la solución del problema. Tanto mexicanos como franceses tuvieron que flexibilizar sus posiciones en el marco del conflicto. Manuel Eduardo de Gorostiza y Guadalupe Victoria representaron a México en las negociaciones, las cuales finalmente se concluyeron el 7 y 8 de marzo de 1839, dando como resultado un Tratado de Paz y una Convención. Pese a que se normalizaron las relaciones entre ambos países, México finalmente cumplió con las reclamaciones de Francia, a través de un pago de 600 mil pesos, endeudándose aún más las finanzas públicas.

Bases orgánicas de 1843

Con el establecimiento del gobierno centralista, dirigido por Anastacio Bustamante, el país no alcanzó el orden esperado, pues a la inestabilidad política por la falta de acuerdo en el proyecto de nación con los federales inconformes, la crisis internacional por las intervenciones extranjeras, se le sumó la crisis económica que por más que quisieron contener con las medidas tomadas, como el aumento de impuestos, sólo aumentaron el problema.
En 1840, Valentín Gómez Farías junto con otros políticos quisieron restablecer el gobierno federal sin resultados; otros, sugerían volver a la monarquía, ideas que no agradaron a la mayoría y ambas propuestas fueron reprimidas. Hasta que algunos jefes del ejército plantearon un gobierno militar como medida emergente para poder estabilizar al país, lo que contó con el apoyo de varios grupos sociales influyentes como los comerciantes.
Santa Anna, Mariano Paredes, Gabriel Valencia, todos militares de alto rango, se rebelaron contra el presidente, la forma de gobierno y las Siete Leyes en 1841; una vez derrocado Bustamante, un año después Santa Anna es designado presidente de una dictadura militar de manera provisional con apoyo incluso de los federales moderados que tenían la intención de participar mediante el Congreso constitucional.

Efectivamente se convocó al Congreso, pero Nicolás Bravo lo disolvió por falta de resultados concretos; para posteriormente reunir en 1843 una Junta Nacional Legislativa presidida por Gabriel Valencia junto con otros políticos destacados para redactar la nueva constitución, surgiendo la llamada Bases Orgánicas, que fue jurada en junio de 1843, que tenía entre las más importantes las siguientes disposiciones:

 La Nación es independiente, libre y soberana
 La Nación Mexicana adopta un gobierno interior en la forma de República representativa y popular.
 Su territorio comprendía lo que había sido el Virreinato de la Nueva España, Captaría General de Yucatán, las Comandancias de las provincias internas de oriente y Occidente, la Baja y Alta California y los Chiapas, con los terrenos anexos e islas adyacentes en ambos mares.
 Mantiene la división política en departamentos
 Elimina el principio de soberanía popular, en su lugar afirma que “ la suma de todo el poder público reside en la nación”.
 Consolida la división del poder en ejecutivo, legislativo y judicial. No se reunirán dos o mas en una sola corporación o persona, ni el legislativo en un solo individuo.
 Ratifica su profesión católica, apostólica y romana con exclusión de cualquier otra.
 Continua la abolición de la esclavitud, diciendo que “ninguno es esclavo en el territorio de la nación y el que se introduzca, se considerará en la clase libre, quedando bajo la protección de las leyes”
 Se considera mexicanos a los; nacidos en cualquier punto del territorio de la República y a los que nacieran fuera de ella de padre mexicano, extranjeros nacionalizados.
 Mantiene los derechos fundamentales:

1.- De la propiedad;
2.- Libertad de opinión;
3.- Equidad ante la ley;
4.- La inviolabilidad del domicilio
5.- Libre tránsito

 El poder legislativo se deposita en un Congreso dividido en dos Cámaras una de diputados y otra de senadores teniendo dos periodos únicos de sesiones en cada año: cada uno durara tres meses: el primero comenzará el 1 de Enero y el segundo el 1 de Julio.
 Deposita el supremo poder ejecutivo en un magistrado al que denomina Presidente de la República con una duración de cinco años.
 Presenta un avance en materia de seguridad social, al dar al ejecutivo para “dar jubilaciones y retiros, conceder licencias y pensiones, con arreglo a lo que dispongan las leyes” así como cuidar de la salubridad pública y reglamentar la conveniente para conservarla.
 Aumenta de manera notable las atribuciones generales del ejecutivo, particularmente en el campo legislativo.
 Instituye las Asambleas departamentales con un número que no pase de once vocales ni baje de siete
 Persiste en anular a los Congresos locales, preservando a los gobernadores departamentales que serían nombrados por el presidente de la república.
 Se establece que la Corte Suprema de Justicia a de comprenderse de once ministros y un fiscal, se declara por medio de una ley, el número de suplentes, así como facultades, la forma de su elección y su duración.
 Se declara también la implantación de fiscales generales acerca de los tribunales para hacerse cargo de los negocios de Hacienda.

En 1844, Santa Anna fue elegido presidente e intentó disolver el Congreso por tener inclinaciones federalistas y porque pretendían hacerle respetar la Constitución. Pero el Congreso resistió y Mariano Paredes lanzó una proclama en contra de Santa Anna para derrocarlo de la Presidencia. Por la violación de las Bases Orgánicas y por malversación de fondos, que eran destinados para enfrentar el conflicto texano.
San Anna se lanzó a enfrentar el movimiento de Paredes y el Congreso aprovechó para reunir fuerzas apoyándose en el poder judicial, autoridades del ayuntamientos, la milicia y habitantes de la capital, entregando el poder ejecutivo al presidente del Consejo del Gobierno José Joaquín Herrera, como lo disponía la ley.
Herrera se preocupó por formar un gabinete honesto que respetara la legislación; pretendieron llevar a Santa Anna a juicio pues se encontraba preso en Perote, Veracruz, pero al final decidieron condenarlo al exilio en Cuba.

5.- República Federal

LA INTERVENCION NORTEAMERICANA DE 1846-1848.
Durante los primeros años de su vida independiente, México había vivido en condiciones desfavorables para su desarrollo económico y militar, cosa, ésta última, muy necesaria ante los conflictos internacionales a que se hallaba expuesto.
La situación de México en esa época era así:

a) El gobierno de Antonio López de Santa Anna carecía de dinero.
b) No había grandes dirigentes políticos.
c) No se contaba con organización militar, ni con armas.
d) Los generales dotados de habilidad y experiencia no ocupaban los puestos superiores y decisivos.
e) Lo más grave de todo: no había paz ni unión entre los mexicanos, divididos por luchas intestinas, casi siempre nacidas de la ambición y la pasión personales.

Aquejado México por todos estos males, en 1845 ocurrió la anexión de la República de Texas a los Estados Unidos. Es decir, que si México deseaba recuperar ese territorio, su lucha no sería ya con los tejanos, sino con todos los Estados Unidos. Además el asunto se complicaba por diferencias en lo relativo a los límites de Tejas.
Al unirse a los Estados Unidos, Tejas estableció que sus límites territoriales se extendían hasta el río Bravo. Frente a tal pretensión, México sostenía, de acuerdo a documentos incontrovertibles, que los límites de Tejas nunca habían pasado del río Nueces, situado a muchos kilómetros más al norte.
Aunque México tenía razón en lo que afirmaba, las tropas de los Estados unidos avanzaron por el territorio comprendido entre los ríos Nueves y Bravo y bloquearon el puerto de Matamoros. A consecuencia de esto se produjo una escaramuza entre soldados mexicanos y norteamericanos, y ello bastó para que los Estados Unidos, seguros de su capacidad para una invasión armada, y con el argumento de que habíamos violado su suelo, declararan la guerra a nuestro país.
Los Estados Unidos atacaron a México, por el norte, con un ejército al mando del general Zacarías Taylor, y, por Veracruz, con tropas que mandaba el general Winfield Scott.
Durante la primera etapa de la lucha, dirigió la defensa militar del país, el gobierno del general Mariano Paredes y Arrillaga, quien, ya planteado el conflicto militar con los Estados Unidos, se había sublevado contra el Presidente José Joaquín de Herrera para quitarle la presidencia. Ocurrió esto a fines de 1845 y principios de 1846.
Durante la segunda etapa de la guerra, dirigió las operaciones militares el general Santa Anna, que mediante pronunciamientos de sus partidarios quitó la presidencia a Paredes y Arrillaga.
Aunque nuestro ejército no obtuvo triunfos militares, demostró, durante las batallas que se libraros entonces, un gran heroísmo gracias al cual nuestros defensores se han inmortalizado en la Historia y merecen nuestro reconocimiento y nuestro respeto. Recuerda estas batallas:

• La de la Angostura, que se libró en el Norte durante los días 22 y 23 de febrero de 1847. Allí el ejército mexicano demostró una resistencia física apenas creíble, e inmenso valor; pero en parte la impericia de Santa Anna, y, en parte la adversidad, le impidieron obtener una victoria completa y efectiva.
• La de Veracruz, puerto que fue defendido (10 a 29 de marzo de 1847) por la población entera, al mando del general Juan Morales, y cuya guarnición después de capitular, salió de la plaza con todos los honores.
• La de Cerro Gordo, sitio que se perdió (17 y 18 de abril de 1847) por no haber fortificado Santa Anna, contra la opinión de sus ingenieros, el punto clave, al cual, según él, “ni los conejos podían subir”.
• La de Padierna (19 y 20 de agosto), librada allí a causa de que el general Juan Alvarez no estorbó el paso de los norteamericanos por Chalco, y porque el general Valencia no obedeció la orden de retirarse hasta Coyoacán, lo que produjo la pérdida de casi todo su ejército.
• La de Churubusco (20 de agosto de 1847), en la que se inmortalizó el general Pedro María Anaya, quien –la tradición nos lo cuenta- al verse obligado a entregar la plaza y oír que se le requería para que dijese dónde estaban las municiones, dijo a los invasores: “Si tuviéramos parque, no estarían ustedes aquí”.
• La del Molino del Rey y el Castillo de Chapultepec (8 al 13 de septiembre), éste gloriosamente defendido por el general Bravo, el coronel Santiago Felipe Xicoténcatl, que allí murió, y los cadetes del Colegio Militar. Entre los heroicos cadetes que entonces perdieron la vida había unos muy jóvenes, casi niños: Agustín Melgar, Juan de la Barrera, Juan Escutia, Fernando Montes de Oca, Vicente Suárez, Francisco Márquez.

Después de la batalla de Chapultepec, la ciudad de México cayó en poder de los norteamericanos y Santa Anna abandonó el país.
Las negociaciones para dar fin a la guerra condujeron a los Tratados de Guadalupe hidalgo, de 2 de febrero de 1848, por los cuales México perdió a Tejas, con límites hasta el río Bravo, más Nuevo México, Arizona y Alta California, o sea, en total, dos millones doscientos cuarenta mil kilómetros cuadrados, extensión superior a la mitad del territorio que el país tenía entonces.

LEVANTAMIENTOS INDIGENAS (Guerra de castas de Yucatán)
La conocida Guerra de Castas de Yucatán comenzó en 1847 y se prolongó por más de medio siglo, es decir, hasta 1901, aunque continuaron los enfrentamientos todavía en el año 1915 y la pacificación total no se logró sino hasta 1937.
El conflicto se inició en Tepich y los dirigentes fueron Cecilio Chi, Manuel Antonio Ay y Jacinto Pat, los tres de origen indio.
Se sabe que la causa económica principal de esta guerra fue la expropiación de la tierra, el monte y el agua, ocasionada por las grandes plantaciones de caña de azúcar y de henequén, las cuales provocaron también que los indígenas mayas se convirtieran en peones atados al endeudamiento por impuestos excesivos. Cuando apenas conspiraban, preparándose con armamento traído desde Belice, un hacendado se enteró girando la orden de aprehensión que terminaría con la muerte de Ay. Al buscar a Chi en Tepich éste ya había huido, pero los soldados cometieron varios abusos: saquearon, ultrajaron y mataron indígenas. Al regreso Chi decidió vengarse exterminando a los blancos. Esto desencadenó una lucha cruel entre ambos grupos.
El gobierno de Yucatán varias veces quiso negociar, pero para entonces el conflicto se había extendido. A los indígenas les hicieron ofrecimientos para que no continuara la guerra, sin obtener respuesta.
Como los indios superaban en número y en armamento a los blancos, los fueron confinando a la ciudad de Mérida y Campeche, mientras el resto de la península estaba controlada por los indios. Como el conflicto coincidió con la invasión norteamericana y la pérdida de territorio; las autoridades no pudieron enviar al ejército para reprimirlo. Ante la desesperación de las autoridades yucatecas les ofrecieron el territorio a Inglaterra y Estados Unidos, o a quien pudiera ayudarles, recibiendo ayuda de España con armamento.
Finalmente nunca llegaron a Mérida ni a Campeche, comenzaron gradualmente a retirarse y en 1848 Yucatán se incorporó a México. El gobierno fortalecido fue recuperando poblaciones importantes aunque con ayuda de mercenarios estadounidenses y peones. Muchos dirigentes murieron y sus grupos se fragmentaron, reduciéndose la población a la mitad. Para 1853 la distribución poblacional de la península había cambiado y el valor de las tierras se elevaban de acuerdo a la zona donde se encontraran, cuanto más alejados estuvieran de los grupos rebeldes, aumentaban su valor; mientras en la parte sur y noroeste se ubicaron los pueblos pacíficos que trabajaban dentro de las haciendas henequeneras.

DICTADURA DE SANTA ANNA
Después de la guerra de 1847, la desorganización y las luchas internas continuaron en México.
Ni el gobierno del general José Joaquín de Herrera, ni el de Mariano Arista, lograron pacificar al país, lo que hizo posible que el general Santa Anna volviera de Colombia, a donde se había ido, y que una vez más se adueñara del poder.
El gobierno de Santa Anna fue una dictadura despótica, porque no sólo la ejerció con facultades sin límite, sino interpretando éstas a su antojo. Hizo que el Congreso le otorgara el título de Alteza Serenísima; persiguió a todos los militares, políticos y periodistas honrados; cobró impuestos excesivos e irracionales, algunos tan absurdos como los que gravaban las puertas y las ventanas. Sin consultar siquiera al Congreso, celebró el Tratado de la Mesilla, por el cual, a cambio de diez millones de pesos, los Estados Unidos, que para esto ejercieron fuerte presión, compraron a México el territorio de La Mesilla y obtuvieron varios privilegios, como el del libre tránsito por el golfo de California, el río Colorado y el istmo de Tehuantepec. También se les concedía el derecho a proteger, siempre que lo juzgasen conveniente, las obras que se hicieran en el istmo. El territorio de La Mesilla era parte de los Estados de Sonora y Chihuahua y colindaba con los límites meridionales de Nuevo México y Arizona. La extensión total del territorio patrio que entonces (13 de diciembre de 1853) vendió Santa Anna a los Estados Unidos tenía, aproximadamente, una superficie de ciento diez mil kilómetros cuadrados.
Como todo lo anterior provocaba y extendía la indignación del pueblo mexicano contra Santa Anna, para arrojarlo del poder se proclamó (1°de marzo de 1854) el Plan de Ayutla y estalló una gran revolución: la que luego se conocería con el mismo nombre del plan que le dio origen.

EL PLAN DE AYUTLA
Se llamó Plan de Ayutla, porque se firmó y salió a la luz en el pueblo de Ayutla (Estado de Guerrero). En el plan se exigía:

1o. Cesan en el ejercicio del poder público a don Antonio López de Santa Anna y los demás funcionarios que como él, hayan desmerecido la confianza de los pueblos, o se opusieren al presente plan.
2o. Cuando éste haya sido adoptado por la mayoría de la nación, el general en jefe de las fuerzas que lo sostengan, convocará un representante por cada Estado y Territorio, para que reunidos en el lugar que estime conveniente, elijan al presidente interino de la República, y le sirvan de consejo durante el corto periodo de su encargo.
3o. El presidente interino quedará desde luego investido de amplias facultades para atender a la seguridad e independencia nacional, y a los demás ramos de la administración pública.
4o. En los Estados en que fuere secundado este plan político, el jefe principal de las fuerzas adheridas, asociado a siete personas bien conceptuadas, que elegirá él mismo, acordará y promulgará al mes de haberlos reunido, el estatuto provisional que debe regir en su Estado o Territorio, sirviéndose de base indispensable para cada estatuto que la nación es y será siempre, sola indivisible e independiente.
5o. A los quince días de haber entrado en sus funciones el presidente interino, convocará el congreso extraordinario, conforme a las bases de la ley que fue expedida con igual objeto en el año de 1841, el cual se ocupe exclusivamente de constituir a la nación bajo la forma de República representativa popular, y de revisar los actos del ejecutivo provisional de que se habla en el artículo 2o.
6o. Debiendo ser el ejército el apoyo del orden y de las garantías sociales, el gobierno interino cuidará de conservarlo y atenderlo, cual demanda su noble instituto, así como proteger la libertad del comercio interior y exterior, expidiendo a la mayor brevedad posible los aranceles que deben observarse, rigiendo entre tanto para las aduanas marítimas el publicado bajo la administración del Sr. Ceballos.
7o. Cesan desde luego los efectos de las leyes vigentes sobre sorteo y pasaportes, y la gabela impuesta a los pueblos con el nombre de capitación.
8o. Todo lo que se oponga al presente plan o que prestare auxilios directos o indirectos a los poderes que en él se desconocen, será tratado como enemigo de la independencia nacional.
9o. Se invita a los excelentísimos señores generales don Nicolás Bravo, don Juan Álvarez y don Tomás Moreno, para que puestos al frente de las fuerzas libertadoras que proclaman este plan, sostengan y lleven a efecto las reformas administrativas que en él se consignan, pudiendo hacerle las modificaciones que crean convenientes para el bien de la nación.

Aceptado el plan por todo el país, Juan Álvarez, antiguo insurgente, encabezó el movimiento. Santa Anna salió de la ciudad de México para combatir a los rebeldes; pero Ignacio Comonfort, que desde un principio se había adherido al plan, y era quien de hecho lo inspiraba y dirigía, derrotó al dictador en Acapulco. Poco después, Santa Anna, comprendiendo que no podía enfrentarse con aquel movimiento revolucionario verdaderamente nacional, dejó la Presidencia y se expatrió (agosto de 1855).

LA REFORMA LIBERAL (Constitución de 1857)

1.- Gobierno de Juan Álvarez.- Al triunfar la Revolución de Ayutla, Juan Álvarez, que provisionalmente ocupó la presidencia de la República en octubre de 1855, formó su gabinete con hombres de ideas liberales y de gran inteligencia y preparación: Melchor Ocampo, Benito Juárez, Guillermo Prieto e Ignacio Comonfort.
El gobierno de Juan Álvarez, según estaba previsto, convocó un Congreso Constituyente y desde luego puso en vigor la Ley Juárez, llamada así porque Benito Juárez la redactó. Esta ley suprimía los fueros y privilegios del clero y del ejército y declaraba a todos los ciudadanos iguales ante la ley.
Cuando Juan Álvarez, por lo avanzado de su edad, dejo el poder, y se retiró al Sur, en diciembre de 1855, Comonfort ocupó la Presidencia.

2.- Gobierno de Comonfort.- Entre los miembros del gabinete de Comonfort se encontraban José María Lafragua, Ezequiel Montes y Manuel Payno. Cuatro meses después hizo ministro a Miguel Lerdo de Tejada.
Dictó aquel gobierno leyes que desataron la ira de los conservadores. La Ley Lerdo fue una de las más importantes: decretaba la desamortización de los bienes de las corporaciones civiles y eclesiásticas, es decir, que obligaba a éstas a vender sus propiedades (casas y terrenos) a quienes las tenían como arrendatarios, salvo las que dichas corporaciones ocuparan en sus actividades propias. Se deseaba poner en circulación esos bienes, llamados de manos muertas, para dar fin a su estancamiento y porque representaban más o menos, las dos terceras partes de la riqueza del país.
3.- La Constitución de 1857.- El congreso promulgó la nueva Constitución el 5 de febrero de 1857; y como se incluían en ella los preceptos de la Ley Juárez y de la Ley Lerdo, los conservadores, al ver que esas disposiciones quedaban en vigor, provocaron nuevas y violentísimas luchas con los liberales.

La Constitución de 1857 estableció para México la forma de gobierno republicano, representativo y popular; dividió el país en veintitrés Estados, un territorio y un Distrito Federal; estableció la tolerancia de cultos; reconoció la soberanía del pueblo, ejercida por medio del voto, y los derechos del hombre y del ciudadano, indispensables para la vida democrática, que se funda en las garantías de libertad, igualdad, propiedad, seguridad, etc. El gobierno quedó integrado por los poderes ejecutivo, legislativo y judicial.

Los artículos más relevantes consistían en:

2. Abolición de la esclavitud.
3. Enseñanza libre (ninguna limitación en favor del dogma).
5. Nadie puede ser obligado a prestar trabajos personales, sin la justa retribución y sin su pleno consentimiento.
7. Libertad de expresión.
10. Libertad de portar armas.
13. Prohibición de fueros a personas o instituciones, supresión de tribunales especiales (Ley Juárez).
12. No se reconocen títulos nobiliarios.
22. Prohibición de penas por mutilación, azotes, y tormento de cualquier especie.
23. Abolición de pena de muerte, reservada solo al traidor a la patria, salteadores de caminos, incendiarios, parricidas, y homicidas con el agravante de alevosía, premeditación o ventaja. Así como delitos del orden militar o piratería.
27. Ninguna corporación civil o eclesiástica tiene capacidad para adquirir o administrar bienes raíces, a excepción de los edificios al servicio u objeto de la institución (antecedente de la Ley Lerdo).
30. Definición de nacionalidad mexicana.
31. Obligaciones de los mexicanos.
36. Obligaciones de los ciudadanos.
39. La soberanía de la nación dimana del pueblo.
50. División de poderes: Ejecutivo, Legislativo y Judicial.
124. Prohibición de alcabalas y aduanas internas.
128. Inviolabilidad de la Constitución.

Entre otras cosas, incluía un capítulo dedicado a las garantías individuales, y un procedimiento judicial para proteger esos derechos conocido como amparo. También apoyaba la autonomía de los municipios, en que se dividen los estados desde un punto de vista político. También la autonomía de los estados para elegir a sus gobernantes y tener su propio conjunto de leyes.
El artículo 15, que no fue aprobado, permitía la tolerancia de cultos, protegiendo y cuidando a la religión católica, siempre y cuando no se perjudicaran los intereses del pueblo y la soberanía de la nación. Su discusión fue la más controvertida, los moderados defendían la unidad religiosa para así mantener la unidad nacional. Los puros consideraron que el país requería de colonizar el territorio con extranjeros, y por tanto se debía admitir libertad religiosa. El poder Ejecutivo se pronunció en contra del artículo arguyendo que era contrario a la voluntad de la mayoría de la nación. No obstante, la mayor parte las propuestas de los puros fueron aprobadas.
El Arzobispo de México, poniendo en contra de los principios constitucionales de 1857 el poder espiritual de la Iglesia Católica –conducta análoga a la que el alto clero mantuvo contra la Independencia- publicó un edicto en virtud del cual se negarían los sacramentos a todos los católicos que jurases cumplir (ahora diríamos que protestaran cumplir) la Constitución.
Por los motivos anteriores, y otros en que también intervenían los intereses del clero, se produjo una situación política muy difícil; y entonces Ignacio Comonfort varió de pronto en su actitud. Temiendo no poder gobernar dentro de la Constitución que acababa de promulgarse, hizo posible un pronunciamiento militar apoyado en un plan que la desconociera.
En efecto, el 17 de diciembre de 1857, Félix Zuloaga se levantó en armas y lanzó el Plan de Tacubaya. Según éste, quedaba en suspenso la Constitución, se desconocía a los poderes legislativo y judicial y se dejaba como Presidente a Comonfort.
Comonfort se adhirió públicamente al plan el 19 de diciembre; y si bien, arrepentido de su yerro, quiso enmendarlo casi inmediatamente, no le fue posible volver atrás. Abandonado por los liberales, a quienes ya no inspiraba confianza, vio que también los conservadores le volvían la espalda, a la vez que le exigían hacerse enemigo de las libertades por las cuales había él luchado hasta allí. Hombre honrado y de buena fe, Comonfort comprendió que no le quedaba otro camino que renunciar a la Presidencia y expatriarse. Así lo hizo en enero de 1858.
De aquel estado de cosas resultó la Guerra de Reforma o Guerra de Tres años, llamada de este último modo porque se prolongó desde 1858 hasta 1860.

LEYES Y GUERRA DE REFORMA
Guerra por la Reforma.- Cuando Comonfort dejó la presidencia, el general Zuloaga, que contaba con el apoyo de una parte del ejército, con el clero y con los elementos conservadores más poderosos, se hizo cargo del gobierno.
Conforme a la ley, la Presidencia de la República correspondía a Benito Juárez, Presidente de la Suprema Corte de Justicia; pero Zuloaga se adueñó del poder mediante la fuerza de las armas. Esto desató la lucha.
La pugna se libraba entre el partido conservador, resuelto a destruir la constitución de1857 y a mantener a Zuloaga en el gobierno, y el partido liberal, sostenedor de la legalidad, representada por el mantenimiento de las formas constitucionales y por la magistratura presidencial de Benito Juárez.
Los colaboradores más importantes de Zuloaga fueron Miguel Miramón, Leonardo Márquez y Tomás Mejía.
Entre los hombres que apoyaron y ayudaron a Benito Juárez, los más notables fueron Melchor Ocampo, Miguel Lerdo de Tejada, Guillermo Prieto, Santos Degollado, Manuel Doblado y Jesús González Ortega.
Al iniciarse la guerra, los conservadores se adueñaron de la ciudad de México y obtuvieron varios triunfos. Juárez, por la constante persecución que se le hacía, fue a establecer su gobierno en Guanajuato y, después, en Guadalajara. En este último lugar estuvo a punto de morir. Le salvó la vida la elocuencia de Guillermo Prieto, que logró contener a los soldados que intentaban, formados ya frente a todo el gobierno, disparar sobre el Presidente.
Juárez salió entonces para Manzanillo. Allí, el 11 de abril de 1858, se embarcó para Panamá, a fin de trasladarse al Puerto de Veracruz. Llegó a éste el 4 de mayo, habiendo pasado antes por la Habana y Nueva Orleans, y en Veracruz instaló su gobierno.
Mientras aquello sucedía, Santos Degollado siguió combatiendo valerosamente, pese a las derrotas que habían sufrido los liberales. Gracias a su empeño, logró dar nuevo curso a la guerra, y alcanzó importantes triunfos militares sobre los conservadores. Otro tanto hicieron el coronel Juan Zuazua y los generales Jesús González Ortega e Ignacio Zaragoza.
El general Miguel Miramón había sustituido a Zuloaga en el gobierno, y los conservadores lo habían reconocido como Presidente. A cargo de las operaciones militares, Miramón obtuvo varios triunfos, pero fracasó en sus dos intentos (febrero de 1859 y marzo de 1860) de tomar el puerto de Veracruz. Finalmente, el 22 de diciembre de 1860, fue derrotado en San Miguel de Calpulalpan (Estado de México), por González Ortega. Esta derrota de los conservadores puso fin a la Guerra de Tres años.

Las leyes de Reforma.- Las Leyes de Reforma son un conjunto de leyes expedidas entre 1855 y 1860, por el entonces presidente de México, Benito Juárez. Las reformas establecidas en estas leyes fueron más radicales que las de la Constitución de 1857, y según los colaboradores del presidente, completaban la constitución. Este documento, verdaderamente radical, fue realizado totalmente por Benito Juárez al expedir en Veracruz las Leyes de Reforma, parte de las cuales estaba destinada a castigar al clero por su intervención en la política y en la educación, y por haber ayudado con sus bienes al sostenimiento de la guerra, favoreciendo a los conservadores. No estará por demás advertir que esas leyes habían ya sido puestas en práctica por el gobernador de Zacatecas, don Jesús González Ortega, con anterioridad.
Entre las más importantes de esas leyes, se cuentan: la de ocupación de bienes eclesiásticos, de 13 de julio de dicho año; la del 23 del mismo, que declaró que el matrimonio era un contrato civil, suprimiendo la intervención forzosa, en él, de los sacerdotes; la ley del registro civil, el 28 del mismo por la que la prueba del estado civil de las personas, quedaba a cargo de empleados de gobiernos; la del 31 de julio, por la que se secularizaron los cementerios; la del 11 de agosto, que suprimió casi todas las festividades religiosas, y la del 4 de diciembre de 1860, que estableció la libertad de cultos. El objetivo principal de estas leyes era separar a la Iglesia del Gobierno o Estado.

Las leyes de Reforma inicialmente fueron cuatro:
• Ley Juárez: De 1855, suprimía los fueros del clero y del ejército y declaraba a todos los ciudadanos iguales ante la Ley y la sociedad, así como que no debian ser obligados a trabajar excesivamente. Fue promulgada por Benito Juárez.
• Ley Lerdo: De 1856, obligaba a las corporaciones cíviles y eclesiásticas a vender casas y terrenos. Fue creada por Miguel Lerdo de Tejada (hermano de Sebastián Lerdo de Tejada).
• Ley Iglesias: De 1857, prohibió el cobro de derechos y obvenciones parroquiales, el diezmo. Promulgada por José María Iglesias.
• Ley Lafragua: De 1855, permitía la libertad de expresión en los medios impresos.

Al trasladar su gobierno a Veracruz en 1859, Benito Juárez promulgó las siguientes reformas:
 Ley de la nacionalización de los bienes eclesiásticos: Esta ley complementa la Ley Lerdo de desamortización de los bienes de la Iglesia, con un cambio importante: los bienes ya no pasaban a manos de los rentistas (1859).
 Ley del matrimonio civil: Establece que el matrimonio religioso no tiene validez oficial y establece el matrimonio como un contrato civil con el Estado (1859).
 Ley orgánica del registro civil: Se declararon los nacimientos y defunciones como un contrato civil con el Estado (1859).
 Ley de exclaustración de monjas y frailes: Se prohibió la existencia de claustros o conventos, y se decretó la salida de las religiosas y religiosos que ahí vivían.
 Ley de libertad de Cultos: Esta ley permitió que cada persona fuera libre de prácticar y elegir el culto que desee. Esta ley también prohibió la realización de ceremonias fuera de las iglesias o templos.

En resumen, esas leyes contenían las siguientes disposiciones fundamentales:
a) En el orden político. Establecieron la separación de la Iglesia y el Estado; suprimieron el requisito del juramento en los actos oficiales que hasta entonces lo había exigido, y lo sustituyeron por la simple promesa o protesta de proceder bien.
b) En el orden económico. Dispusieron la nacionalización de los bienes eclesiásticos.
c) En el orden social. Crearon el Registro Civil, haciéndolo obligatorio para los nacimientos y defunciones que ocurrieran en la República Mexicana, y para los matrimonios que aquí se efectuasen. Además dieron al matrimonio el carácter de un contrato civil que debía celebrarse con la intervención del Estado. Secularización de los cementerios, poniéndolos bajo autoridades civiles.
d) En el orden religioso. Establecieron la libertad de cultos y suprimieron las órdenes monásticas (es decir, los conventos de varones).

INTERVENCION FRANCESA (Segundo Imperio 1862-1867)
Deudas con el Exterior.- Cuando Juárez empezó a gobernar el país después del triunfo de los liberales en la Guerra de Reforma, la situación del Estado era de gran pobreza: no había dinero ni para lo más urgente de la administración pública. En busca de alivio económico, el Presidente expidió el 17 de julio de 1861 un decreto en virtud del cual se aplazaban por dos años, esperando que las condiciones del erario mejorasen, los pagos relativos a las deudas que México tenía con Inglaterra y España, y el de aquellos que Francia le exigía.

La Triple Alianza.- Al conocerse el decreto, dichos países formaron la Triple Alianza, cuyo fin era hacer a México reclamaciones conjuntas, apoyadas militarmente. Para esto, las tres potencias enviaron flotas de guerra al puerto de Veracruz, del cual, así como de los lugares circundantes, se apoderaron a partir del día 17 de diciembre de 1861.
México debía a Inglaterra setenta millones de pesos y a España nueve millones y medio. A Francia casi no le debía nada. Las dos principales reclamaciones francesas eran: una de dos millones quinientos mil pesos, por daños y perjuicios imaginarios, y otra de unos supuestos doce millones que, según Napoleón III, México debía pagar, a cambio de setecientos mil pesos que un banquero suizo había prestado al gobierno de Miramón.

Las negociaciones.- Manuel Doblado, representante de México, y el general español Juan Prim, representante de la Triple Alianza, entablaron negociaciones tendientes a solucionar el conflicto. Se reunieron primeramente en La Soledad (Estado de Veracruz) y continuaron sus pláticas en Orizaba.
En el puerto de Veracruz, lugar muy malsano entonces, muchos soldados de la Triple Alianza enfermaban, y no pocos morían. Considerando esto, en los Preliminares de La Soledad, o sea, en el convenio hecho allí, se estipuló que mientras se estuviera negociando, México permitiría que las tropas extranjeras se acantonaran en Córdoba, Orizaba y Tehuacán, con una condición: que si no se concertaba algún arreglo, los tres ejércitos retrogradarían hasta la cosa. Así lo firmaron los representantes de España, Inglaterra y Francia.

Resultado de las conversaciones. Convencidos por los razonamientos de Manuel Doblado, los ingleses y los españoles accedieron a retirarse con sus fuerzas; pero los franceses, a quienes animaban en sus designios ocultos los elementos conservadores mexicanos, decidieron invadir con sus tropas nuestro país.
Los conservadores veían con buenos ojos la intromisión de Francia en los asuntos mexicanos porque consideraban que ése era el único modo de arrojar del poder a los liberales que implantar en México la monarquía, forma de gobierno que los más de los conservadores deseaban. Para tal fin, además habían conseguido ya, gracias a las gestiones que sus enviados hacían en Europa, la ayuda de Napoleón III.
Contando, pues, con el apoyo de los generales, directores políticos y dignatarios eclesiásticos del partido conservador, el general Lorencez ordenó que su ejército avanzara sobre Puebla, y esto se hizo posible desde luego porque al fracasar las negociaciones con Francia, ocurrió algo inaudito: Lorencez se negó a retroceder hasta Veracruz, y desde Orizaba dispuso la marcha sobre Puebla.
Procedió de aquel modo el ejército francés por voluntad del principal de sus dos representantes, el ministro Dubois de Saligny, y contra la opinión del otro, el almirante Jurien de la Graviere. Alegaba éste que si Francia había firmado, el convenio debía respetarse, y, hasta donde le fue posible, se empeño en que prevaleciera su caballerosa actitud.

a) BATALLA DEL 5 DE MAYO.
El General Lorencez había ganado mucho prestigio en Europa. Confiado en la organización y disciplina de sus tropas, atacó la ciudad de Puebla el 5 de mayo de 1862. Mandaba allí el general Ignacio Zaragoza.
Puebla estaba defendida por los fuertes de Guadalupe y Loreto, que Zaragoza artilló más. Los franceses atacaron con ejemplar bizarría; pero los mexicanos, igualándolos en valor, y superándolos en pericia, resistieron tres veces el ataque y, al fin, lo desbarataron. Zaragoza había concebido tan claramente el plan de defensa, y tan eficaz fue la ayuda de los generales Miguel Negrete, Porfirio Díaz, Felipe Berriozábal y Francisco Lamadrid, que muy pronto la artillería mexicana dominó a la francesa; y cuando Lorencez recurrió a su infantería, los batallones y regimientos mexicanos la obligaron a retroceder, una vez tras otra, causándole siempre numerosas pérdidas en muertos y heridos. En aquella acción fue brillante el comportamiento de los indios de Zacapoaxtla que formaban parte del ejército mexicano.
En el informe que el general Zaragoza rindió al presidente Juárez, había estas palabras: “Las armas nacionales se han cubierto de gloria”
La batalla de Puebla dio a México, en Europa, fama de pueblo patriota y valiente, y le valió, como nación defensora de su libertad, innumerables simpatizadores. En la misma Francia hubo hombres ilustres que desaprobaron la conducta de Napoleón III hacia la República Mexicana. Entre el partido reaccionario de nuestro país, varias personas importantes expresaron su júbilo por la victoria del 5 de mayo.
En cuanto a Napoleón III, comprendió que su aventura mexicana no era tan fácil como se la habían pintado y se dispuso a mandar a México hasta treinta mil hombres. Además, dio el mando al general Elías Federico Forey, para que éste se encargara de continuar la campaña.

b) EL SITIO DE PUEBLA.
Reforzados con las tropas que desde agosto de 1862 hasta enero de 1863 habían estado llegando a Veracruz, los franceses avanzaron de nuevo sobre Puebla y, a partir del día 17 de marzo, la sitiaron. Esta vez, las tropas mexicanas estaban bajo el mando del general Jesús González Ortega, nombrado jefe del Ejército de Oriente en sustitución de Ignacio Zaragoza, que había caído gravemente enfermo de tifo el 4 de septiembre de 1862 y muerto el día 8 de ese mismo mes.
El sito duró sesenta y dos días. Los mexicanos resistieron valerosamente, defendiendo palmo a palmo la ciudad, en medio de terribles estragos, las municiones y los víveres se les agotaron ante los vanos esfuerzos que el Ejército del Centro, mandado por Ignacio Comonfort, hizo para llevar la ayuda necesaria. Faltos así de todo, o casi todo, los defensores de la plaza recibieron de Forey la proposición de capitular honrosamente, siempre que se comprometieran a no hacer en adelante armas a favor de Benito Juárez, condición que ellos rechazaron. Y entonces, el 17 de mayo, González Ortega hizo destruir o inutilizar las armas, junto con los pocos pertrechos que le quedaban, dispersó su ejército e informó de ello al invasor.
Los franceses entraron en Puebla el día 19; los conservadores los recibieron con gran regocijo –se adornó la catedral, se entonó en ella un cántico de gracias-, y González Ortega y sus generales, libres de todo compromiso, quedaron prisioneros. Sin embargo, la prisión de aquellos bravos defensores de Puebla duró poco; de allí mismo escaparon, el día 21, Felipe Berriozábal, Porfirio Díaz, Florencio Antillón, Juan B. Caamaño, y desde Orizaba, el día 25, Jesús González Ortega y algunos más.
Después de tomar a Puebla, los franceses avanzaron sobre la ciudad de México, que Juárez hubo de abandonar por falta de elementos que le permitieran resistir allí a tan poderoso invasor. El general Forey entró en la capital el 10 de junio de 1863. El gobierno mexicano legítimo se trasladó a San Luis Potosí.

El imperio de Maximiliano.
Dueño de la capital de la República, el general Forey nombró una Junta Superior de Gobierno y una Asamblea de Notables. La Junta eligió para ejercer el poder ejecutivo a Juan N. Almonte, el representante de los conservadores que había traído con fines imperialistas la intervención francesa; a Pelagio Antonio de Labastida y Dávalos, Arzobispo de México, y a José Mariano Salas. Había dos miembros suplentes: Juan B. de Ormaechea, Obispo de Tulancingo, e Ignacio Pavón.
La Asamblea de Notables, diciéndose interprete de la voluntad del país, decidió que México adoptara la monarquía como forma de gobierno; que el soberano tomara el título de Emperador de México; que la corona imperial se ofreciera al Archiduque Maximiliano de Austria, o en caso de que él no pudiese ocupar el trono, a otro príncipe católico que Napoleón III designase.
Una comisión formada por jefes conservadores se trasladó entonces al castillo de Miramar (cerca de Trieste, en Austria), donde Maximiliano vivía, y allí le ofreció el trono de México el 3 de octubre de 1863.
Se firmaron los Tratados de Miramar, según los cuales el imperio mexicano contaría con el apoyo de Napoleón III, y Maximiliano contaría con el apoyo de Napoleón III, y Maximiliano, en compañía de su esposa, la emperatriz Carlota, se embarcó hacia México en la fragata Novara.
Llegaron Maximiliano y Carlota a Veracruz el 28 de mayo de 1864. Se les recibió allí con notable frialdad; pero en la ciudad de México, para donde partieron sin la menor tardanza, aunque haciendo escalas en los principales lugares del tránsito, les fue tributado, el 12 de junio, un gran recibimiento por parte del ejército francés y de los mexicanos adictos al partido conservador.
Ya la noche del 7 de ese mes, para solemnizar el cumpleaños de la emperatriz, que acababa de llegar a Puebla, se había efectuado en la ciudad de México una gran demostración de los conservadores. Detenida la multitud ante el palacio del arzobispo, salió éste al balcón y dijo: “Señores, no olvidemos que a la magnánima y generosa Francia, que nos cubre con su glorioso pabellón, debemos la dicha de tener un gobierno nacional conforme a la voluntad de la mayoría y apropiado a las circunstancias de nuestra patria.”

a) GOBIERNO LIBERAL DE MAXIMILIANO
Los conservadores estaban convencidos de que Maximiliano los llevaría al gobierno en cuanto ocupara el trono. Pero Maximiliano, que era liberal hasta por temperamento, formó su gabinete con hombres liberales y mantuvo en vigor, por creerlas justas, las leyes de Reforma. Esto disgustó mucho a los conservadores y dio origen a las primeras disensiones entre los imperialistas.
El ejército francés se había extendido, y seguía extendiéndose por casi todo el territorio de México, cuyas principales poblaciones ocupaba. Pero aun reducido a los peores extremos, Benito Juárez seguía afirmando la existencia y la legalidad de la República que él encabezaba. El general Bazaine, sustituto de Forey, lo había perseguido sin tregua, y él, mientras más territorio perdía su autoridad, más ganaba en firmeza. De San Luis Potosí había llevado su gobierno a Saltillo (diciembre de 1863), de allí a Monterrey (abril de 1864); luego a Chihuahua (octubre de 1864), y por último (agosto de 1865) a Paso del Norte (hoy Ciudad Juárez), hasta quedar de espaldas contra la frontera de los Estados Unidos. Pero dondequiera, y cerca de él dos grandes republicanos, José María Iglesias y Sebastián Lerdo de Tejada, no flaqueó ni cejó en su actitud de mantener viva la soberanía de México frente a la agresión extranjera, confabulada con la traición de unos cuantos y con la inconsciencia de muchos. En la hora más difícil para la salvación de la República llegó a decir: “Si la desgracia me impele a desesperar de mi causa, si todos me abandonan, iré con mi bandera, con la bandera de la República, a los picachos de la Sierra Madre, y allí moriré; pero aun entonces, no abjuraré de mi deber porque para morir me envolveré en los pliegues de esa bandera, que representa la autonomía de México”.
Aquel inmenso sacrificio no fue necesario. Tampoco resultó estéril el heroísmo de un incalculable número de mexicanos que entonces dieron su vida por la independencia de la Patria: la República no sucumbió. Y sucedió así porque el imperio de Maximiliano, de hecho, sólo estaba sostenido por el ejército de ocupación, cuyos cuarenta mil hombres, franceses, austriacos y belgas, no eran dueños sino del terreno que pisaban. Un ejército imperialista mexicano, numeroso y suficiente, no lo había, no podía haberlo: lo estorbaba el patriotismo predominante en la nación. De suerte que, tarde o temprano, la fe de Benito Juárez en la razón de México daría el triunfo a los ejércitos de Escobedo, de Corona, de Riva Palacio, de Régules, de Díaz, de Berriozábal, y de tantos otros cuyas proezas militares, siempre difíciles, y aun temerarias, cubrían lo más del país, ya rehaciéndose de sus derrotas, ya aprovechando sus buenos éxitos.
Por otra parte, en 1861, cuando Francia resolvió intervenir en México, los Estados Unidos estaban entregados a una guerra civil. Unos Estados querían que la esclavitud de los negros se perpetuara; otros, por el contrario, deseaban que la esclavitud desapareciera del territorio norteamericano; y la lucha era tan grande, que nadie allá, podía pensar más que en eso. Pero en mayo de 1865 la situación cambió. Vencidos los esclavistas, los Estados Unidos, libres de la guerra civil y dueños de un ejército muy poderoso, hicieron saber a Francia lo que pensaban sobre la intervención, y Francia, aunque la advertencia no le pareciera grave, tenía que sopesarla. “Al invadir a México –le decían-, el ejército francés ha atacado a un gobierno republicano, profundamente afín al de los Estados Unidos, elegido por aquella nación, y han tratado de reemplazarlo por una monarquía que, mientras exista, será una amenaza hacia nuestras propias instituciones…”
De ese modo, vista la indomable resistencia de México, con la cual se había demostrado la imposibilidad de que el imperio de Maximiliano se consolidara, y considerados –aunque esto sólo hasta cierto punto- el poderío y la actitud de los Estados Unidos, Napoleón III decidió retirar del territorio mexicano el ejército francés. Al tomar tal medida, además, lo apremiaba otro factor –este sí de implicaciones graves-: el peligro con que, en Europa, amagaban a Francia el creciente militarismo y las ambiciones expansionistas de Prusia.
En cuanto a Maximiliano, estaba ya convencido de que no contaba con la adhesión del pueblo de México, y de que su imperio se derrumbaría tan pronto como le faltara el apoyo de las tropas francesas. Quiso abdicar y volver a Austria; pero la emperatriz lo disuadió, segura de que aún era posible hacer variar la actitud de Napoleón y recobrar la ayuda del clero mexicano resolviendo con el papa Pio IX la cuestión religiosa.
La emperatriz se embarcó para Europa el 13 de julio de 1866. El 11 de agosto habló París con Napoleón III y fracasó en su propósito. El 16 de septiembre celebró en Miramar el aniversario de la independencia mexicana. Los días 27 y 29 de ese mes conferenció en Roma con Pío IX, y también fracasó. El 1° de octubre, después de su segunda visita al Vaticano, se volvió loca.

b) TRIUNFO DE LA SOBERANIA Y DE LA LEGALIDAD.
Con el decidido apoyo de todos los mexicanos patriotas, Juárez había fortalecido el ejército republicano que, a ritmo cada vez mayor, fue recuperando el territorio nacional.
Las tropas francesas evacuaron la ciudad de México el 5 de febrero de 1867 y terminaron de embarcarse, en Veracruz, el 11 de marzo. Maximiliano se vio obligado a retirarse a la ciudad de Querétaro, y vencidas allí sus tropas por las del general Mariano Escobedo, cayó en poder de la República el día 15 de mayo.
Sometido a juicio, fue condenado a muerte conforme a la ley del 25 de enero de 1852, dada por Juárez para castigo de cuantos atentaran contra la independencia y seguridad nacionales, e igual pena le habría correspondido si se le hubiera aplicado la ley del 3 de octubre de 1865, que él dictó contra los defensores de la República. Se le fusiló en el cerro de las Campanas, junto con los generales Miguel Miramón y Tomás Mejía, el 19 de junio de 1867.
Este hecho señaló el fin del Segundo imperio mexicano y el triunfo definitivo de la República.

RESTAURACION DE LA REPUBLICA 1867-1876
Gracias al patriotismo y la firmeza de Benito Juárez, en el orden político, y, en el orden militar, por obra del patriotismo y la perseverancia de los generales Zaragoza, González Ortega, Porfirio Díaz, Mariano Escobedo, Alatorre y otros muchos, se salvó la dignidad y la soberanía de México, despertó en el país la conciencia y se logró la unificación política a del pueblo mexicano.
Juárez mereció el aplauso de todos los pueblos libres. En reconocimiento de sus altas virtudes, fue proclamado Benemérito de las Américas por el Congreso de Colombia, título que le fue reconocido por varios gobiernos hispanoamericanos. Aun en la Francia de Napoleón III tuvo admiradores entusiastas.
Al volver a la capital de la República el 15 de julio de 1867, expidió al pueblo de México un manifiesto en el que aparecían estos párrafos:
“Mexicanos: El gobierno nacional vuelve hoy a establecer su residencia en la ciudad de México, de la que salió hace cuatro años. Llevó entonces la resolución de no abandonar el cumplimiento de sus deberes…
“En nombre de la patria agradecida tributo el más alto reconocimiento a los buenos mexicanos que la han defendido…
“No ha querido el gobierno dejarse inspirar por ningún sentimiento de pasión contra los que lo han combatido. Su deber ha sido pesar las exigencias de la justicia con todas las consideraciones de la benignidad…
“Que el pueblo y el gobierno respeten los derechos de todos. Entre los individuos, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz.”

a) NUEVO GOBIERNO DE JUAREZ.
Días después de haber regresado a la ciudad de México, Benito Juárez completó su gabinete. Además de los tres ministros, Sebastián Lerdo de Tejada, José María Iglesias e Ignacio Mejía, que con él habían estado en Paso del Norte, nombró otros dos: Blas Balcárcel y Antonio Martínez de Castro.
A las tres semanas se publicó el decreto que convocaba a elecciones generales, es decir, para designar a los depositarios de los poderes de la federación. Elegido Juárez, dejó de ser Presidente interino y se convirtió en Presidente Constitucional el 25 de diciembre de 1867, y como su mayor preocupación desde el triunfo de la república había consistido en reorganizar a México, procuró empeñosamente:

 Reducir el ejército, único modo de lograr verdaderas economías en los gastos públicos.
 Pacificar al país, para lo cual dictó disposiciones legales que, sin merma de los derechos de los ciudadanos, dieran fuerza al gobierno.

En la reducción del ejército y en la pacificación militar lo secundaron eficazmente el ministro de la Guerra, Ignacio Mejía y otros generales. Para la acción política necesaria al mantenimiento del orden, contó con la ayuda del gran jurisconsulto Ignacio Luis Vallarta, a quien había nombrado ministro de Gobernación al dividir en dos carteras la de Relaciones Exteriores y Gobernación, desempeñada hasta allí por Lerdo de Tejada.

Quiso también:

• Mejorar la Hacienda Pública revisando los aranceles de aduanas y aplicando otras medidas de carácter análogo.
• Mantener la más completa libertad de prensa y de opinión.
• Completar la legislación que hiciera efectivas, mediante el juicio de amparo, las garantías individuales.
• Poner de acuerdo con dichas garantías las leyes aplicables al castigo de los delitos, para lo cual mandó hacer y puso en vigor el Código Penal.
• Abrir las puertas al restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre México y los países europeos que habían reconocido al imperio de Maximiliano; pero con la condición de que eso se hiciera tomando como base la estricta justicia, el mutuo interés y la debida reciprocidad. Así, México reanudó sus relaciones con Alemania (4 de mayo de 1869), Italia (17 de diciembre de 1869) y España (30 de junio de 1871).
• Impulsar el comercio y la economía general del país impidiendo los llamados derechos de tránsito, es decir, las alcabalas; protegiendo la minería; ensanchando la red telegráfica, hasta entonces pequeñísima, y fomentando la apertura de vías de comunicación modernas y rápidas, como el ferrocarril de Veracruz a la ciudad de México, cuyo tramo entre las ciudades de México y Puebla inauguraron él y todo su gobierno el 16 de septiembre de 1869.
• Sentar las bases de la instrucción pública, para lo cual promulgó la ley de 2 de diciembre de 1867, que daba estructura, bajo la inspiración del célebre educador Gabino Barreda, a toda la enseñanza, desde la primaria hasta la profesional. Puntos esenciales en este orden fueron: hacer obligatoria, gratuita y laica la enseñanza primaria; crear, para la liberación del espíritu de la juventud, la Escuela Nacional Preparatoria, y declarar gratuita toda la enseñanza superior impartida por el Estado.

Por desventura para tan grandes propósitos, a ellos se oponía el estorbo de los alzamientos armados, que al principio fueron de carácter local, es decir, contra algunos gobernadores, y después, contra el gobierno de la República.
Aquellos trastornos tenían por origen:

 El licenciamiento de la mayor parte de ejército, que de 68 000 hombres se redujo a 28 000.
 Las ambiciones de muchos generales y políticos, impacientes por desempeñar el poder público.

La actividad militar de jefes muy aguerridos, o muy aptos, sobre todo la de Ignacio Mejía y Sóstenes Rocha permitió que Juárez dominara siempre a los rebeldes; pero ello no dejó de estorbarlo en su acción gubernativa y de empobrecer las arcas públicas.
Al terminar el período presidencial de 1867 a 1871, el Congreso convocó a nuevas elecciones. Contendieron en ellas tres candidatos: Benito Juárez, Sebastián Lerdo de Tejada y Porfirio Díaz, ninguno de los cuales obtuvo votos en mayoría absoluta. Del total de los 12 266 electores nombrados por el pueblo para que ellos, a su vez eligieran al Primer Magistrado y al Presidente de la Suprema Corte de Justicia (estas elecciones eran entonces así, o sea, indirectas), 5 837 habían votado por Porfirio Díaz y 2 874 por Sebastián Lerdo de Tejada. En vista de ello, y conforme a la ley, el Congreso hubo de hacer la designación y reeligió a Benito Juárez, que era quien más votos había recibido.
Inconforme con la designación del Congreso, proclamada el 12 de octubre de 1871, Porfirio Díaz lanzó el Plan de la Noria y se levantó en armas el día 8 de noviembre. Para esa fecha, varios generales se habían ya sublevado en Tampico, Monterrey, Zacatecas, y hasta en la ciudadela de la capital de la República; pero las tropas del gobierno, organizadas por Mejía y mandadas por Rocha, triunfaron en todas partes.
Errante andaba Porfirio Díaz por las sierras del Noroeste, y otros rebeldes, que se habían internado en Chihuahua, conseguían apenas reparar en algo sus desastres, cuando, de pronto, el 18 de julio de 1872, Benito Juárez murió a consecuencia de ataque al corazón.
Grande hasta el último momento, el paladín de la legalidad y de la Reforma, el defensor de la soberanía nacional, el restaurador de la República, no cayó vencido por quienes, saliéndose de la ley, aspiraban derrocarlo. La muerte lo sorprendió tan animoso, tan resuelto y tan firme como había sido él en toda su vida.

b) GOBIERNO DE SEBASTIAN LERDO DE TEJADA.
Automáticamente, la muerte de Benito Juárez acabó con el resto de las rebeldías, y Sebastián Lerdo de Tejada, Presidente de la Suprema Corte de Justicia, ocupó interinamente la Presidencia de la República, según lo establecido por la Constitución.
Lerdo de Tejada mantuvo en sus puestos a los últimos ministros que había tenido Juárez: José María Lafragua, Ignacio Mejía y Blas Balcárcel, aparte dos oficiales mayores que estaban a cargo de otros ministerios.
Desde luego dictó una ley de amnistía -es decir, de olvido o perdón- para dar paz al país. Con igual fecha -27 de julio de 1872-, la Comisión Permanente del Congreso expidió el decreto que convocaba a elecciones de Presidente de la República, para que el pueblo eligiera al sustituto de Benito Juárez.
Las elecciones primarias -o sea, las de los electores- se llevaron a efecto el 13 de octubre, y las secundarias -es decir, aquellas en que los electores designaban al presidente- el día 27 del mismo mes. Desprestigiado entonces Porfirio Díaz por su Plan de la Noria, y con muy poco apoyo nacional los juaristas que querían hacer presidente a Ignacio Mejía, Lerdo de Tejada apenas tuvo opositor y recibió casi todos los votos.
En medio de un enorme regocijo, pues la nación lo esperaba todo de aquella elección casi unánime y del mucho talento de Sebastián Lerdo de Tejada, éste ocupó constitucionalmente la presidencia el 1° de diciembre de 1872. Contribuyó al beneplácito general un suceso que se consideraba muy importante: la inauguración del ferrocarril de la ciudad de México al puerto de Veracruz, hecha por el Presidente el día 1° de enero de 1873.
Los acontecimientos más notables ocurridos durante el gobierno de Lerdo de Tejada fueron los siguientes:

A. Las Leyes de Reforma pasaron a formar parte de la Constitución. Lerdo de Tejada las mantuvo con todo vigor.
B. Se estableció el Sedado de la República, que hasta entonces no existía, pues el poder legislativo federal creado por la Constitución de 1857 sólo constaba de una cámara: la de diputados.
C. Se hicieron elecciones para Presidente de la Suprema Corte de Justicia, en las cuales lucharon las candidaturas de un licenciado, José María Iglesias; de un licenciado y general, Vicente Riva Palacio y de dos generales, Ignacio Mejía y Porfirio Díaz. Como ser Presidente de la Suprema Corte daba también el carácter de Vicepresidente de la República, había entonces militares que se esforzaban por alcanzar ese puesto. En las elecciones de 1872 triunfó José María Iglesias.
D. Manuel Lozada, el cacique semisalvaje que desde los años de la Intervención se había adueñado de Nayarit, entonces cantón del Estado de Jalisco, amenazó avanzar sobre Guadalajara al frente de 8 000 hombres. Salieron a su encuentro las tropas del general Ramos Corona, y aunque muy inferiores en número –solo eran 2 250 soldados- lo derrotaron, lo persiguieron varios meses y lo capturaron. Sometido a juicio, fue condenado a muerte. Se le fusiló el 19 de julio de 1873. A Manuel Lozada le decían también el Tigre de Álica, porque desde la sierra de Álica ejercía su poder.
E. Lerdo de Tejada llevó adelante el programa educativo de Benito Juárez.
F. Una comisión de sabios mexicanos, presidida por Francisco Díaz Covarrubias, fue al Japón para observar desde allí el paso de Venus por el disco del Sol. Sus estudios merecieron el elogio de todo el mundo.
G. Lo mismo que Benito Juárez, Lerdo de Tejada impulsó la construcción de las vías férreas, la ampliación de las redes telegráficas y del servicio postal.
H. Se encendieron los faros “Benito Juárez”, en el puerto de Veracruz; el de Campeche y el de Xicalango (a la entrada de la laguna de Términos), en el Estado de Campeche, y los de Sisal y Progreso en Yucatán.
I. Se usó por primera vez, en algunas minas, el sistema de perforación mecánica por medio de aire comprimido.
J. En la Exposición Nacional de Filadelfia (Estados Unidos) fue muy notable la exhibición minera de México.

Pese a la satisfacción general con que se había iniciado el gobierno de Lerdo de Tejada, poco a poco la intranquilidad política fue adueñándose del país. Las cosas pasaron como sigue:

a) En las elecciones para diputados y senadores efectuadas en junio y julio de 1873, resultó electo diputado por Oaxaca el general Porfirio Díaz. El modo como fueron aprobadas o rechazadas las credenciales de los presuntos diputados y senadores causó hondo malestar político. Igual descontento se originaba por la elección de los gobernadores de algunos Estados.
b) La expulsión de las Hermanas de la Caridad, medida tomada por aquel gobierno, produjo grandes censuras a Lerdo de Tejada, pues se llevó a cabo derogando la disposición que Juárez había dado para que no se considerase a dichas religiosas como orden monástica.
c) Las elecciones para diputados y senadores efectuadas en junio y julio de 1875 fueron causa de gran descontento político y de reiterados ataques al gobierno.
d) A fines de 1875, Porfirio Díaz vendió sus propiedades y se ausentó del país, lo que hizo pensar a muchos que se aprestaba a levantarse en armas.
e) El 10 de enero de 1876 se rebeló el jefe político de Tuxtepec (Estado de Oaxaca). En su manifiesto, famoso desde entonces bajo el nombre de Plan de Tuxtepec, se desconocía el gobierno de Sebastián Lerdo de Tejada y se declaraba a Porfirio Díaz jefe de la revolución. A este levantamiento siguieron otros en diversas partes de la república.
f) El 21 de marzo de 1876, Porfirio Díaz, que había vuelto al país por Matamoros (Estado de Tamaulipas), aceptó y modificó en Palo Blanco el Plan de Tuxtepec. Por el Plan de Tuxtepec reformado en Palo Blanco se desconocía a Lerdo de Tejeda en su carácter de Presidente, se declaraban leyes fundamentales de la República la Constitución de 1857, las Leyes de Reforma y la no reelección del Presidente de la República y de los gobernadores de los Estados.
g) Lerdo de Tejada, que ya había mandado fuerzas contra los alzados en Oaxaca, hizo otro tanto para enfrentarse con los del Norte. Las tropas del general Ignacio Alatorre, enviadas al Sur, no lograron vencer la resistencia rebelde y tuvieron que replegarse hasta Tehuacán. En el norte, Porfirio Díaz eludió hacer frente a Mariano Escobedo, pero el general Carlos Fuero lo derrotó en Icamole el 20 de mayo de 1876.
Aquel fracaso hizo que Porfirio Díaz se dirigiera a Nueva Orleans, donde, disfrazado, se embarcó hacia Tampico y Veracruz, y después de un viaje lleno de peripecias logró trasladarse a Oaxaca para encabezar desde allí el movimiento contra Lerdo de Tejada. h) Tal era la situación del país cuando en junio y julio de ese año se efectuaron las elecciones para Presidente de la República. Reelegido en ellas Sebastián Lerdo de Tejada, se multiplicaron las protestas y las declaraciones sobre la ilegalidad de todo lo hecho.
i) El presidente de la Suprema Corte de Justicia, José María Iglesias, que conspiraba contra Lerdo y quería sucederlo en la Presidencia de la República, se fugó hacia Guanajuato. Protegido por el gobernador Florencio Antillón, estuvo allá oculto, en compañía del general Felipe Berriozábal, y cuando el Congreso declaró -26 de octubre de 1876- que Lerdo de Tejada había sido reelecto, Iglesias hizo público un documento en que, como Presidente de la Suprema Corte, calificaba de ilegal aquel acto y asumía la Presidencia de la República.
j) Así, Lerdo de Tejada se vio atacado, militarmente, en los Estados del Norte y los del Sur, y, legalmente, en los del Centro que habían reconocido al gobierno de Iglesias.
k) Tanto Porfirio Díaz como José María Iglesias eran partidarios de la no reelección, y aunque los dos aspiraban a ocupar la Presidencia de la República, estaban en tratos para obrar juntos contra Lerdo de Tejada.

En ese estado las cosas, el 16 de noviembre de 1876 las tropas de Porfirio Díaz derrotaron en Tecoac (Estado de Puebla) a las del gobierno, mandadas por Ignacio Alatorre. En vista de aquella derrota, Lerdo de Tejada, pensando que ya no lograría sostenerse en el poder, llamó a los porfiristas; les entregó la capital de la República, y escoltado por 300 dragones se dirigió al puerto de Acapulco el día 20 de noviembre. Entonces Porfirio Díaz, que ya no necesitaba entenderse con Iglesias, salió a combatir a éste desde luego -llevaba 12 000 hombres- y fácilmente lo venció.
Iglesias abandonó el país, por Manzanillo, el 17 de enero de 1877. Lerdo de Tejada lo había hecho, días antes, por Acapulco. Porfirio Días quedaba dueño de la situación.